Los derrumbes en la capital cubana, no por habituales, dejan de impactar la vida de los habaneros. Uno de los últimos ocurrió el 27 de mayo, en la noche, cuando el desplome de una escalera en un edificio en la avenida Malecón 55, entre Genio y Cárcel, muy cerca del lujoso Hotel del Prado, le provocó una lesión a un niño de seis años, al caerle fragmentos de la escalera del inmueble y perder dos dientes.
Desde ese día, Gabriela Vega Ortega, la madre del menor, junto a su otra hija de apenas diez meses de nacida, no han podido regresar a la vivienda en que vivían porque su hijo tiene temor de que ocurra otro derrumbe.
"El día del derrumbe estuve en shock al ver a mi hijo debajo de los escombros, mi vista se nubló y lo único por lo que me dio fue por llevarlo enseguida al hospital. Tuvieron que reconstruirle la boca y todavía camina con cierta dificultad", explica Gabriela Vega Ortega, de 22 años.
"Después que salimos del hospital estuve tres días durmiendo en la calle con mis dos hijos, hasta que una amistad me vio en esa situación y me acogió en su casa, ya que en la calle no puedo estar. Pero no hemos podido regresar a donde vivo por temor a otro derrumbe y las malas condiciones de mi apartamento", señala esta joven madre.
Al no poder trabajar, por ser madre soltera, la situación económica de Vega Ortega es de extrema precariedad en un país golpeado por la inflación y la escasez de productos básicos.
"Nunca he recibido ninguna ayuda del Gobierno, a pesar de que la he solicitado en más de una ocasión. La última vez que les pedí ayuda lo que me dijeron fue que me iban a quitar a mis hijos por no tener capacidad económica para mantenerlos, pero no estoy dispuesto a aceptar eso y no pienso pedirles más ayuda", subraya Vega Ortega.
Esta joven madre se queja de que su niña, que no llega al año de nacida, presenta una lesión en la parte superior de su cabeza y se pasa meses sin poder conseguir el medicamento que necesita para curárselo.
"El medicamento, ya sea prednisona o loratadina, debo comprarlo en la calle y muchas veces no lo encuentro en ningún lado, cuando aparece está muy caro y no puedo comprarlo", concluye Vega Ortega.
Los derrumbes parciales o totales son muy frecuentes en la capital cubana, donde una buena parte del fondo habitacional presenta un alto grado de deterioro, especialmente en los municipios de La Habana Vieja, Centro Habana y El Cerro.
En febrero de este año, DIARIO DE CUBA reportó cómo varias mujeres residentes en La Habana Vieja estuvieron varios días durmiendo en la calle, después que la vivienda en la que residían sufriera un derrumbe parcial. Dicho inmueble se encuentra en la calle Suárez 111, entre Gloria y Apodaca.
Según cálculos oficiales, en Cuba hay un déficit de 800.000 viviendas y, de las existentes, unas 853.000 están en regular o mal estado y son un peligro para la vida de sus habitantes.
