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Agua

La capital cubana del agua se muere de sed

Tener la segunda represa más grande del país, un manto freático privilegiado y varios ríos de buen cauce no ha servido de nada a sus habitantes.

Mayarí
Pipas de la ECOI16 que abastecen de agua a sus trabajadores.
Pipas de la ECOI16 que abastecen de agua a sus trabajadores. Emilio Rodriguez Pupo/Facebook

Tener la segunda represa más grande del país, un manto freático privilegiado y numerosos ríos de buen cauce le ha dado a Mayarí el sobrenombre de "la capital del agua" en Cuba. Sin embargo, lo que debería ser un halago resulta una burla para un municipio de 100.000 habitantes, que sufre la mayor crisis de abastecimiento de su historia.

Las promesas de transformar esta región de Holguín en un gran polo agrícola para paliar la escasez y las importaciones de alimentos, y de construir una potabilizadora que la abasteciera de agua son un sueño lejano. Más de una década después de construido el embalse, no hay ni comida ni hay agua para la gente.

"Siempre ha habido problemas con el agua; en este país los problemas son normales, si no es con una cosa, es con otra, pero ahora es demasiado. No es por tres días o una semana, es un mes entero y luego una semana con agua para volverla a perder por otro mes", comenta airado Yosbany, maestro y padre de dos hijos pequeños. "El domingo, en vez de descansar, me lo paso cargando agua en la bicicleta para poder lavar y las demás cosas de la casa", explica.

"No parece haber solución. Dicen por la radio que las bombas están rotas y que el país no tiene dinero ni para comprar nuevas ni para repararlas cuando se descomponen, que hay que esperar. ¿Pero quién puede esperar por el agua? El agua hace falta todos los días, la que llegue el mes que viene no resuelve la necesidad de hoy, no se puede esperar. Lo más triste es que estamos rodeados de agua. ¿Quién entiende esta locura?".

Virgen María tiene 78 años y vive sola cuidando a su hija postrada. Es un caso crítico, supuestamente atendido por la Seguridad Social, pero tampoco tiene agua. "Ni se sabe desde cuándo no llega, ya no hallo cómo hacer para seguir viviendo así. Busco un pomo para cocinar y beber cuando tenemos sed, pero para lavar o limpiar hace falta bastante, y las fuerzas no me dan para eso", contó afectada, mientras señalaba el piso sucio y la ropa acumulada para lavar.

En lo que va de año, las afectaciones en el abasto de agua han sido muy superiores a las consideradas "normales". En "la capital del agua" el abasto nunca ha sido permanente, con ciclos variables para los diferentes ramales, desde varias horas por día a dos veces por semana apenas cuatro horas.

Semejante frecuencia ya sería un problema, pero cuando se alarga por los apagones y las roturas se llega al punto de crisis de supervivencia. "Es un pueblo entero cargando pomitos de agua, molestando al que tiene una cisterna más grande y paga para que se la llenen, trasladándose hasta lugares lejanos en el campo para cargar el agua. La vida así es un desastre", comenta Ernesto, quien tiene un niño pequeño. "El problema del agua me tiene loco, estoy esclavizado cargando agua y nunca alcanza".

La misma tragedia la tienen Luis Manuel y Leticia, un matrimonio con un hijo que además cuida a dos ancianos postrados. "Sin agua y sin corriente. Así no se puede ni cocinar con los equipos eléctricos, ni bañarse cómodo, todo lleva un sacrificio terrible", dijo él.

"Cargando agua y leña desde lejos parecemos primitivos, como si fueran pocos los demás problemas, con los precios por las nubes, el salario que no alcanza, sin transporte. Es una agonía insoportable lo que se vive".

"Todos los días necesitamos en la casa como mínimo tres pomos de 20 litros para bañarnos todos y tres más para cocinar, lavar y limpiar. Eso, ahorrando al máximo. Son seis viajes todos los días después que llego por la tarde, a un pozo de un compañero de trabajo que está a tres kilómetros de distancia. Ya esto es un trabajo adicional que tengo, y con el sol y el calor que hace no puedo descansar ni de día ni de noche. La vida del cubano es de perros".

Algunas empresas con recursos, que tienen disponibilidad de camiones cisterna y combustible, están prestando servicio de abasto a las casas de sus trabajadores para que puedan concentrarse en sus tareas sin preocuparse por las familias. Y la empresa de Acueducto trata de llegar igualmente, con pipas, a los centros de salud y de educación.

A menos de diez kilómetros de la ciudad de Mayarí se encuentra la presa homónima, con una capacidad de 354 millones de metros cúbicos, situada a más de 300 metros sobre el nivel de la extensa zona agrícola y de las poblaciones del municipio y las aledañas, excelente posición para el abasto por gravedad para todos los usos. Paradójicamente, es la carencia de agua uno de los problemas más graves de los habitantes de esta región.

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1 comentario

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Lo hicieron a dedo porque la planeción de ese trasvase hecha desde 1900 era para Santiago de Cuba. Toma ahí