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Sucesos

Retrato de una joven desaparecida en Cuba

Siete años después, la familia de Beysi Moraima Pedroso Ramírez sigue sin saber qué le pasó.

La Habana
La joven cubana Beysi Moraima Pedroso Ramírez, desaparecida desde hace siete años.
La joven cubana Beysi Moraima Pedroso Ramírez, desaparecida desde hace siete años.

El martes 30 de mayo de 2017 la vida marcó con fuego el corazón de Yesabel Moraima Ramírez Ruiz, vecina de Mantilla, Arroyo Naranjo. Aquel fue el último día que vio a Beysi Moraima Pedroso Ramírez, la mayor de sus tres hijos, de apenas 21 años de edad.

Considerada una de las peores tragedias para cualquier persona, la desaparición de un familiar en Cuba adquiere matices mucho más dolorosos, pues el régimen niega la ocurrencia de tales hechos —cataloga a los desaparecidos como "ausentes de casa"— y, por regla general, hostiga y amenaza hasta con penas de prisión a los familiares que se atreven a denunciar los casos ante la prensa u observatorios independientes.

Centenares de familias cubanas están condenadas a la crueldad del silencio y a padecer la impotencia de la espera, la falta de voluntad y la desidia, tanto política como de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR).

En ese contexto, en el que además la prensa oficial da la espalda a las familias que buscan a uno de sus miembros, no es extraño que pocos estén dispuestos a pagar el precio de relatar la situación en que se encuentran.

Pero Yesabel Ramírez Ruiz, una madre que en siete largos años no se ha rendido en la búsqueda de su hija, "sin importar las consecuencias y las represalias", accedió a conversar con DIARIO DE CUBA.

La última llamada de Beysi Moraima se interrumpe abrúptamente

"Ese día, el 30 de mayo, Beysi salió de casa vestida de blanco. Me dijo que iba a conectarse a la wifi. Recuerdo que le había encargado recoger el cake para el cumpleaños de su hermana, que era al día siguiente. Al llegar de mi trabajo, Beysi no había regresado. Al día siguiente hicimos la fiestecita, pero Beysi tampoco llegó, cosa muy extraña y que me encendió los temores, ya que por cualquier motivo o ante cualquier problema Beysi siempre me llamaba. Lo mismo para decirme que la habían detenido por 'jinetear', o que se quedaría en casa de alguna amiga del barrio", recuerda Ramírez Ruiz.

"Varios vecinos aseguraron haberla visto aquel día rumbo a casa de Anita, quien posteriormente fue interrogada por la Policía. Pero esta me aseguró que Beysi nunca llegó a su casa. Pregunté también a otras amistades de los alrededores y todos me aseguraron que tampoco la habían visto".

Horas después, la familia de Beysi Moraima recibió una llamada. Fue su abuela quien atendió al teléfono. La comunicación apenas duró segundos. Fue la última vez que alguien de la familia escuchó la voz de la joven, y lo que dijo provocó el pánico entre sus allegados.

"Era Beysi, quien solo alcanzó a decir 'por culpa del singao este, me llevan'. No mencionó nombres, ni quién se la llevaba. Yo escuché a su abuela gritar 'Beysi, dime qué pasó, qué te pasó'. Pero la llamada se cortó, como si alguien le hubiese arrebatado el teléfono. Su abuela se quedó gritando 'Beysi, Beysi, qué pasa, Beysi'".

"De inmediato salí nuevamente a preguntar a Anita y a Raulito, porque los vecinos me volvieron a asegurar que Beysi andaba con ellos el día 30 de mayo. Insistieron en que no, que ellos no habían visto a mi hija. Me personé también en casa de Ramsés, un enamorado ocasional de Beysi que a mí nunca me había caído bien. Pero este me dijo que tampoco sabía nada de mi hija. Ramsés fue a mi casa al día siguiente y discutimos, pues él me dijo que cómo yo iba a ir a su casa a preguntar por Beysi delante de su esposa".

"Otra de sus amigas me dijo que fuera a casa de El Samurái, que era la pareja de Beysi. Este me aseguró que precisamente desde el 30 de mayo no la veía, y que había llamado varias veces a la casa para saber de Beysi".

El tiempo pasa y la Policía se lava las manos

"De ahí fui directo al Capri [novena estación de la PNR] a realizar la denuncia. Allí expliqué mi desesperación, pero me indicaron que tenía que esperar a las 72 horas para proceder con la denuncia. Regresé a la mañana siguiente. Luego de esperar largas horas me atendió una instructora quien, luego de expresarle mis temores de que algo pudo haberle sucedido a Beysi, y que incluso teníamos fuertes sospechas de que Beysi estaba consumiendo drogas, me dijo: 'Ay, mamá, usted está mirando muchas telenovelas; ya su hija es mayor de edad, ella debe estar con algún novio, con algún maridito, o en la playa. No han pasado ni cuatro días, ¿cómo usted va a creer que le haya pasado algo? Venga mañana'".

"Esa fue la atención, en líneas generales, que nos ofrecieron durante los 15 días siguientes en la estación del Capri. Todos los días íbamos familiares y hasta vecinos, y todos esos días nos peloteaban, haciéndonos esperar, muchas veces bajo el sol, hasta ocho y diez horas. Hasta que armamos tremendo lío y mandaron a llamar a los instructores del técnico de Acosta [Unidad Territorial de Investigación Criminal número tres de La Habana]. Hubo incluso un altercado entre los instructores del Capri con los instructores de Acosta. Estos últimos alegaron que cómo iban a tener a los familiares en ese peloteo durante 15 días, más cuando se trataba de una persona que estaba desaparecida en unas circunstancias delicadas".

"Por lo menos los instructores de Acosta me llamaban o me citaban para mantenerme al tanto de la evolución de la investigación. Fue a partir de ese momento que interrogaron, hasta donde me tuvieron informada, a Ramsés, a El Samurái, a Anita y a Raulito, que son las personas que frecuentemente andaban con Beysi. Todos me decían que ellos no tenían nada que ver con la desaparición de mi hija".

Muchos registros y operativos, ninguna pista y un cabo suelto

Ramírez Ruiz lamenta no haberse dado cuenta de los cambios bruscos en Beysi Moraima. Eso le lacera profundamente el corazón. Se siente culpable de la desaparición de la mayor de sus tres hijos, por no estar atenta a las señales y creer que Beysi Moraima tenía la confianza para contarle absolutamente todo. Al mismo tiempo, sabe que esos no son motivos para que una joven desaparezca y que la Policía prácticamente se cruce brazos durante los valiosos primeros días.

Cuando la Policía decidió tomar cartas en el asunto, "hubo varios operativos policiales en algunas zonas de estos barrios en relación con la desaparición de Beysi y el tráfico y consumo de drogas. Pero ningún resultado, ninguna pista, ningún rastro".

"Jamás encontraron ni interrogaron al Chino, un hombre que visitaba a su hijo, que vive justo frente a nuestra casa. Este hombre, justo unos días antes del 30 de mayo, amenazó a Beysi con que, si no le devolvía su dinero, la iba a desaparecer. Ese hombre jamás volvió a visitar a su hijo, ni nadie más lo volvió a ver. Y nunca, nunca ninguno de los instructores me informó de que lo hayan localizado o interrogado".

"Me aseguraron que investigaron en aeropuertos y terminales la posibilidad de que Beysi haya abandonado el país. Incluso esa remota posibilidad fue descartada. Beysi fue buena estudiante, de notas altas hasta el pre. Luego hubo un cambio en ella: se puso a 'jinetear' y a nadie voy a culpar por ello. Pero jamás imaginé que estuviera consumiendo drogas".

La familia de Yesabel Ramírez Ruiz tiene antecedentes de familiares desaparecidos. En el año 2000, su hermano Israel Ruiz Miranda, de 38 años de edad, desapareció. Las autoridades policiales tampoco resolvieron el caso.

"En siete años no han dado con una sola pista relacionada con la desaparición de Beysi. En una ocasión me dijeron que lo sentían, que habían hecho lo posible, que habían encontrado 'de todo', pero no han podido dar con mi hija. Aquello me devastó. Su padre, su abuela, sus hermanos y yo estamos afectados psicológicamente".

Más que pistas, despistes

¿Qué podría haber sabido Beysi Moraima para que, a pesar de tantas personas implicadas y sospechas familiares, no existan ni pistas ni rastros en siete años? No son pocos los vecinos de la barriada que se hacen tales interrogantes.

"En una ocasión, como a los dos años, fui a la Plaza de la Revolución con una foto de Beysi. Al momento me rodearon tres patrulleros. Les dije que hasta que no me dijeran qué pasó con mi hija no me iba a mover de ahí. Se ofrecieron para llevarme a una oficina de Atención a la Ciudadanía del Ministerio del Interior (MININT). Todo para decirme lo mismo: que estaban trabajando en el caso de mi hija, y para persuadirme de que no hiciera más acciones públicas. En esa ocasión me dijeron que era mentira, que en Cuba nadie desaparece, que esas personas están ausentes de sus casas".

"He sido visitada y citada por los tribunales municipal y provincial, para informarme de que Beysi estaba circulada, o por las publicaciones que hago. En una ocasión me enseñaron una oficina llena de fotos de niños, adolescentes y jóvenes desaparecidos. Les dije que sí, que entonces en Cuba sí se desaparecen las personas".

"En otra ocasión un oficial del DTI, Ledesma, me dio el contacto de su oficina. Cuando llamé, la persona que atendió la llamada no dejó que terminara de presentarme: 'Ah, usted es la mamá de Fulanita, de Menganita', y mencionó como cuatro nombres más. Cuando le dije que era la mamá de Beysi Moraima se quedó frío. Otra prueba más de que sí, los casos de desaparecidos no son pocos".

"La última vez que me citaron fue cuando el Covid-19, a 100 y Aldabó, para enseñarme fotos y documentos en relación con el caso de Beysi. Fotos incluso del carro donde, supuestamente, se vio montarse a mi hija por última vez. También me citaban cada vez que yo publicaba algo en las redes sociales".

"Hace un año se personaron oficiales de la Policía preguntando por Beysi Moraima. Les pregunté si a estas alturas, luego de seis años, no sabían que mi hija estaba desaparecida".

"Yo quiero saber qué paso con Beysi. Alguien tiene que saber".

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1 comentario

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Profile picture for user cubano libre

Pobre Muchacha........Muy Bella.