Luego de un año de la misteriosa desaparición de la joven Beysi Moraima Pedroso Ramírez, las autoridades han dicho a su familia que se han agotado todas las posibilidades de esclarecer el caso.
"Aún recuerdo a la primera instructora policial de la unidad del Capri (Arroyo Naranjo, La Habana) hace un año", dice angustiada la madre de Beysi, Yesabel Moraima Ramírez. "Cuando acudimos desesperados a la Policía, nos dijo a su padre y a mí que nosotros veíamos muchas novelas, que en Cuba no había desaparecidos".
El Departamento Técnico de Investigaciones ha realizado varios operativos relacionados con el caso, pero clasifican a Beysi como "ausente de su domicilio", no como una persona desaparecida.
Su madre y su abuela, María Elena Ruiz Miranda, con quienes convivía, ya no saben qué hacer o a dónde acudir para conocer qué pudo haberle ocurrido a la joven de 21 años.
"Ya no sé qué pensar, es como una pesadilla. Aún sigo sobresaltada cuando suena el teléfono. Escucho su voz en las noches, creo que va a llegar, pero en ocasiones pienso lo peor. Vivo en total agonía", confiesa Yesabel entre el llanto.
Yesabel, de 40 años y María, de 62, están bajo medicación desde que desapareciera Beysi, el 30 de mayo de 2017. En ese momento, testigos dijeron a las autoridades que la vieron subir a un auto cerca de su casa. Aún sus parientes tienen esperanzas de que Beysi esté viva.
"He ido varias veces a Atención a la Ciudadanía en el Consejo de Estado, pero allí solo me han dicho que es un caso priorizado y que las autoridades pertinentes están trabajando. Pero al decirles que si fuera familia de ellos ya habría aparecido, el trato ha sido frío y diferente".
"Recorrimos las calles con fotos de ella de día y noche, he puesto carteles en terminales de ómnibus y tren, he ido a Medicina Legal, a hospitales", explica Yesabel. "Ahora le pasé el caso a la ONG Cubalex, radicada en Estados Unidos, para ver qué puede hacer. Sigo desesperada y haré todo lo que esté en mis manos para que me digan dónde está o qué le pasó a mi nena".
Vecinos y amigos de Beysi, residentes de la barriada de Mantilla, aún comentan la desaparición de la joven. La recuerdan como una chica alegre y divertida, que siempre andaba de fiestas con sus amigas.