En 1993, una amiga que llevaba varios meses viviendo en Madrid tuvo oportunidad de hablar con Carlos Alberto Montaner. En un momento de la conversación ella le dijo: "Conozco a una periodista cubana que ha leído artículos tuyos, dice que comparte tus puntos de vista, pero que cuando se vive afuera es fácil escribir sobre Cuba".
Lejos de molestarle, al prestigioso periodista, escritor e intelectual que acaba de fallecer en España, le gustó aquella espontánea sinceridad. Le preguntó el nombre de la periodista, si tenía teléfono y podía llamarla a La Habana. Así empezó mi amistad con Carlos Alberto. Con una llamada, en 1993, cuando yo todavía era periodista oficial, dos años antes de que Raúl Rivero leyera mi nombre entre los fundadores de la agencia de prensa independiente Cuba Press, el 23 de septiembre de 1995.
En marzo de 2002, sonó el teléfono de nuestro apartamento en la barriada habanera de La Víbora. Mi mamá, de 86 años, lo cogió y, sin preguntar quién era, dijo que yo había ido a casa de una vecina a buscar un pomo de agua fría, porque teníamos el refrigerador roto. La persona no dejó ningún recado ni volvió a llamar. Dos meses después, el periodista independiente Ricardo González Alfonso me llamó para que pasara por su casa. Por suerte, en la avenida Santa Catalina podía coger la ruta 69 o la 79, que me dejaban a una cuadra del domicilio de Ricardo, en Miramar. Carlos Alberto había enviado 500 dólares para que compráramos un refrigerador nuevo. Pero mi madre no llegó a verlo: falleció el 15 de abril de 2002.
El 9 de abril de 2003, el entonces canciller Felipe Pérez Roque presentó en una rueda de prensa ante corresponsales extranjeros, documentos para justificar la oleada represiva desatada por Fidel Castro en marzo y abril de 2003 y que ha quedado conocida como Primavera Negra. Ante las cámaras de la televisión nacional, Pérez Roque leyó dos veces, pausadamente, esta nota fechada el 22 de marzo de 2001 y dirigida al disidente Osvaldo Alfonso: "Muy pronto te llamarán unos amigos españoles de alto nivel para hablar del Proyecto Varela. Sugerí cinco nombres: Payá, Alfonso, Arcos, Raúl Rivero y Tania Quintero. Va un fuerte abrazo y una revista Encuentro. Carlos Alberto Montaner".
Tras las continuas amenazas de cárcel recibidas en mayo de 2003 por el agente Jesús Águila, de la Seguridad del Estado, decidí pedir asilo político en Suiza. Debido a la feroz vigilancia y persecución, no pude decírselo a Carlos. Cuando en diciembre de 2003 él se enteró de que estaba con mi hija y mi nieta mayor en un centro de solicitantes de asilo en Lucerna, a una persona que hablaba alemán le pidió que nos localizara para saber de nuestra situación. A partir de 2004, Carlos y yo nos comunicamos por email.
El 29 de enero de 2007 recibí un inesperado correo: "Querida Tania, voy a reeditar Viaje al corazón de Cuba. La primera edición es de 1999. No tengo tiempo de revisar el libro (además de que odio releer mis papeles). En esta nueva versión le cambié el epílogo. El anterior era "El día que murió Fidel Castro". En esta he puesto "Conversación en los funerales de Fidel Castro". Pero necesito un ojo cubano e inteligente, bien enterado de la historia, que me ayude a actualizar el libro, capturar gazapos, y que me proponga cosas o reformas imprescindibles dado el tiempo transcurrido. Firmas Press le pagaría a Tania Press por esa ayuda. No me propongas hacerlo gratis porque cuando aparezca una editorial que quiera publicarlo yo le voy a cobrar. Este lío, sin duda, te tomará unas cuantas horas de trabajo y aburrimiento, así que lo menos que puedes hacer es cobrar esa exigua cantidad. Te adjunto el mamotreto. Un abrazo, Carlos Alberto".
Por supuesto, no acepté que me pagara. Hice dos revisiones: la primera, seis correos con el título de "Notas", que fui enumerando; y la segunda, otros seis correos titulados "2da. revisión", que también enumeré. Once años más tarde, el 27 de mayo de 2018: "Querida Tania, escribo mis memorias —hay que irse preparando para el final— y no recuerdo el nombre del abogado del PSP que me interrogó en el G-2 a fines de diciembre de 1960. Era un alto oficial del aparato. Pero sé que en algún momento lo mencionaste. El personaje debe haber muerto hace unos años y la conversación tuvo un momento interesante. Si te recuerdas, te ruego me lo digas. Un abrazo, Carlos Alberto". Ese mismo día le respondí:
"Querido Carlos, al abogado del PSP que conocí personalmente, porque antes del 59 iba a su casa en Luyanó cuando a mi padre lo detenían y no sabíamos dónde estaba, para que presentara un Habeas Corpus, fue al Dr. Aramís Taboada. Pero no creo que Aramís haya sido un alto oficial del G-2. Pensé que se había ido de Cuba y habría muerto en el exilio, pero rastreando en internet descubro que falleció en La Habana en 1985. Vinculado a la fundación del G-2 estuvieron los hermanos Escalona, que si mal no recuerdo eran dos, los dos militantes del PSP. De los dos, el más conocido era Arnaldo Escalona, a quien le decían Escalonita. En el 68, cuando la Microfracción, él y su mujer, Hilda, fueron condenados a prisión. Cuando los excarcelaron se fueron del país, tal vez a Miami y no sé si aún viven. El que te interrogó en 1960 en el G-2 debe haber sido Arnaldo, que era abogado".
Al poco rato me contestaría: "Gracias, querida Tania. No fueron los Escalona (conocí hace años a Arnaldo y a su mujer, Hilda, en Mimi). Fue un tipo que me mencionaste alguna vez por email. Raúl Rivero lo recuerda, pero no su nombre. Era alto, blanco (blanco cubano, o sea que en la vieja Sudáfrica lo fusilaban al amanecer), y entonces debía tener 50 años. Si de pronto un fogonazo de la memoria te sorprende, escríbeme, por favor. Mientras, dejo puntos suspensivos en el manuscrito y sigo con las memorias. Un abrazo, Carlos Alberto". (Sin ir más lejos, su libro de memorias fue publicado en octubre de 2019).
En los 80 años que ya cumplí, no he conocido a nadie que con tanto empeño leyera todo lo que sobre su país le caía en sus manos, como hacía Carlos Alberto. Disfrutaba mucho las crónicas de los periodistas independientes cubanos.
Cuando en octubre de 2008, en mi blog leyó "Yandy y Niurkita", me escribió: "Querida Tania, si te mando un poco de plata, ¿puedes hacérsela llegar a esos niños? Pobre gente, carajo. Un beso. CA". En enero de 2011, a mi hijo, el periodista independiente Iván García Quintero, le diría: "Querido Iván, tu blog 90 Millas en el periódico El Mundo, ha sido una extraordinaria ventana para poder ver y entender la realidad cubana. Quienes somos tus asiduos lectores buscamos esos escritos ávidamente. Ojalá pronto las cosas cambien en Cuba, que puedas publicar tus textos en una prensa libre dentro de la Isla. Un gran abrazo, Carlos Alberto Montaner".
El 5 de diciembre de 2021, una amiga de Carlos Alberto fotocopió y le envió "Historia de una foto cubana", publicada el día anterior en DIARIO DE CUBA. Ella había escrito: "Esta historia es muy instructiva sobre el desastre cubano. Sencillamente brutal. La sencillez de la narración me fascinó". Carlos Alberto me la reenvió con este comentario al margen: "Querida Tania, la sencillez de la narración también me fascinó. CA".
Ése fue el Carlos Alberto Montaner que yo conocí y al que siempre recordaré. Un hombre extraordinariamente sensible. Que nunca perdió su caballerosidad y sentido del humor. Capaz de dialogar y de opinar sobre cualquier tema y persona.
Un bonito recuerdo por parte de Tania, persona a la que admiro y respeto.
Que es paz descanse este gran cubano que luchó por la libertad de Cuba, una pena que se haya ido justo ahora cuando Francia arde por las cuatro puntas, el que tanto defendió el globalismo y el multiculturalismo, me hubiera gustado saber que piensa de esto, Montaner se pierde lo mejor que dios lo tenga en la gloria.
Gracias Tania , lindo escrito, saludos
A los editores:
Favor en el cuarto párrafo, en la séptima línea, quitar el nombre de Sebastián, una errata mía. En el original, Carlos Alberto escribió: Payá, Alfonso, Arcos, Raúl Rivero y Tania Quintero. Ese Arcos era Gustavo Arcos Bergnes, no su hermano Sebastián, fallecido en 1997.
Aprovecho para darle las gracias por su comentario a mi amigo José Prats Sariol y enviarle un abrazo a él y su familia, que conocí en su casa de la barriada habanera de Santos Suárez y pasé agradables momentos, como la boda de su hija Ariadna, a la que asistí con mi nieta Yania, entonces de 7 años.
Tania mantiene su extraordinaria capacidad para elegir recuerdos significativos, de valor simbólico, como aquí, en esta tan profesional evocación del amigo Carlos Alberto Montaner. Un abrazo desde Aventura.