¿Cuándo convocará el castrismo a una Conferencia La Nación y el Exilio?

En días pasados la Cancillería cubana lanzó la convocatoria para la celebración de la IV Conferencia La Nación y la Emigración, que tendrá lugar los días 18 y 19 del venidero mes de noviembre. El evento, que transcurrirá bajo el eslógan "Debatir y  trabajar juntos por la Patria", está dirigido en gran medida a los hijos y nietos de cubanos, nacidos allende los mares, a quienes se insta a acercarse a sus raíces.

Sin embargo, el propio calificativo de emigración que el castrismo emplea para denominar a los integrantes de la diáspora que han abandonado la Isla por motivos económicos, pero que políticamente no se cuestionan el mantenimiento del actual Gobierno que rige los destinos del país,  es una señal de la falta de seriedad con que se convoca a esta conferencia.

Porque, si de veras se quisiera debatir o conversar para resolver a fondo los problemas que afronta el país, con todo el universo de cubanos regados por el mundo, muchos con criterios disímiles a los que sostiene la maquinaria castrista del poder, no hay dudas de que la convocatoria debería de ser más amplia, e incluir también a aquellos que hoy clasifican como exiliados.    

La actual convocatoria de la Cancillería castrista menciona como antecedente del proceso que se reanuda con la IV Conferencia aquel que califica como un momento muy importante en el acercamiento entre el Gobierno de la Isla y la comunidad cubana en el exterior. Se trata del "Diálogo del 78", una serie de contactos, según la propaganda oficialista, alentados por Fidel Castro, y en cuyo contexto el exgobernante expresó que "a la comunidad cubana en el exterior hay que respetarla. La comunidad es una fuerza, y a la comunidad se le toma en cuenta".

Sin embargo, la convocatoria a la próxima Conferencia la Nación y la Emigración nada dice acerca de otro momento muy significativo en que se vieron envueltos, apenas dos años después del Diálogo del 78, miles de nacionales que iban a formar parte de la diáspora cubana. Hechos que, evidentemente, desmentían las pomposas palabras del señor Castro.

Por supuesto que nos referimos a los maltratos que recibieron las personas que emigraron de Cuba en 1980 por el puerto de Mariel. Por el solo hecho de solicitar la salida del país por aquellos días, los futuros emigrantes recibían mítines de repudio por turbas progubernamentales, que incluían golpes, insultos —eran calificados como escoria— y agresiones contra sus casas.

La propaganda castrista apuesta a que el tiempo lo borre todo. En Cuba el oficialismo no habla de aquellos atropellos. Por tal motivo, solo las personas que se acerquen a los 60 años de vida recuerdan con claridad aquel fascismo permitido y alentado por las autoridades de la nación.

Ahora el castrismo convoca a muchos jóvenes de la diáspora, que no vivieron aquellos hechos deleznables, a que colaboren con el régimen, e incluso a que inviertan en la Isla. Pero esos jóvenes deben de preguntarles a sus padres y abuelos, muchos de los cuales, de seguro, fueron víctimas de las acciones de un régimen que, contrario a lo que afirma, ha politizado en gran medida el tema migratorio.

En ese contexto se impone que el castrismo ofrezca una disculpa pública a la diáspora cubana por aquellos mítines de repudio a personas cuyo único "delito" era querer emigrar del país.

Únicamente con la emisión de esa disculpa pública, además de una mayor apertura al horizonte de invitados a esta IV Conferencia, los gobernantes cubanos estarán dando muestras de una real voluntad para encarar los agobiantes problemas que hoy padece la nación.