Una larga cola para comprar arroz se formó este jueves en el mercado conocido como "El Grocery de la Caridad", en el municipio cabecera de Camagüey, una provincia productora del cereal.
"Estoy marcando desde las 4:30 de la mañana para poder comprar. Hace como tres días que el arroz se acabó en la casa", comentó a DIARIO DE CUBA Elena, de 75 años. "No puedo darme el lujo de pagar 150 y 160 pesos en la calle por una libra".
Según varios presentes en la cola, el Estado anunció la venta "por la libre", pero de acuerdo a los funcionarios del gobierno encargados de controlar el expendio, se venderían diez libras de arroz por persona, a 72 pesos cada una.
María tiene dos hijos pequeños en casa y, tras ocho horas de cola, la posibilidad de comprar arroz le parecía lejana. "Llegué a las 6:00 de la mañana y son casi las 2:00 de la tarde y no venden nada aún. Tengo a mis hijos solos en la casa y sin nada que darles de comer", se quejó.
Algunas fuentes que prefirieron mantener el anonimato dijeron que preguntaron a los funcionarios que controlaban la cola por qué no lo distribuían en las tiendas de víveres, como se hace con los mandados de la canasta básica. La respuesta fue que no alcanzaba para toda la población.
"Eso es para después decir en la televisión que en Camagüey 'repartimos arroz'. Triunfalismo barato", criticó una de las fuentes.
La producción de arroa ha caído drásticamente Camagüey, como en todo el país, en los últimos años, por falta de fertilizantes, productos químicos y otros insumos.
En una nota publicada por el periódico oficialista Granma, Oslando Linares Morell, director de la División Tecnológica de Arroz del Grupo Empresarial Agrícola, adscrito al Ministerio de la Agricultura, dijo que "los planes montados para 2023 todavía son bastante bajos, con alrededor del 40% de cuanto estaba previsto a esta altura en el programa de desarrollo. Esto significa que debíamos sembrar 140.000 hectáreas, y solo lograremos plantar en este calendario 68.000 hectáreas, cifra realmente pobre".
Según Linares Morell, el "Programa integral de desarrollo del arroz" de 2012 a 2030, preveía la siembra de unas 200.000 hectáreas, un rendimiento de seis toneladas por hectárea, y una producción del cereal húmedo de 1.200.000 toneladas, que permitiría obtener más de 600.000 toneladas de arroz consumo al año, lo cual no se ha logrado 11 años después.
La principal justificación de Linares Morell para el incumplimiento del plan previsto es la misma que utiliza el régimen cubano para casi todo: el embargo estadounidense. Sin embargo, la realidad de los productores de arroz dice otra cosa.
Varios campesinos de Camagüey expresaron a DIARIO DE CUBA que el Gobierno cubano le subió el precio a todos los recursos necesarios para la siembra de arroz, como el combustible, el alquiler de la avioneta para fumigar, los fertilizantes y otros insumos.
"Todo lo tenemos que conseguir carísimo y lo que te paga el Estado cubre la inversión, pero no da ganancias. Cuando el arroz está maduro en el campo, es de ellos (el Estado ), pero cuando aún no lo has sembrado, ni se interesan ni te resuelven nada", dijo uno de ellos.
Para los camagüeyanos, lo que queda es el desespero y la incertidumbre en medio de la escasez de productos alimenticios y la incapacidad de las autoridades para buscar soluciones.
Viene una convulsion silenciosa; por ahora. ¿Tenemos los ciudadanos herramientas para mitigar un shock?
Un ciclo peligroso. No hay suficiente energía para las piernas en las colas, poco arroz para distribuir, poca gasolina para distribuir el poco arroz, y poca voluntad política para buscar soluciones.