Unas 60 familias de migrantes de la Isla crearon lo que se conoce como "el barrio cubano" a las afueras de Montevideo, Uruguay, reportó el medio local El País.
Silvia, lleva casi diez años en Uruguay y es como la matriarca del grupo, por el respeto y cariño con que la miran todos. Ella remarca que ninguno de los cubanos habría salido de la Isla si no fuera por necesidad. "Tengo una casa preciosa allá, grande, cómoda. Pero si no puedo acceder a las cosas básicas, ¿de qué me sirve?", aclaró Silvia.
"Es difícil, porque una extraña hasta las calles. Uno oía a los viejos decir que el alma dolía, y pensaba: ¿cómo va a doler el alma si está adentro? Pero sí, ahora sé que duele. Los primeros seis meses yo lloraba por las calles, me corrían las lágrimas por la cara", dijo Dayamí, quien tiene 53 años y hace cinco llegó a Uruguay. Vive con su hijo, de 21 años, que cuando emigró tenía 16. Sus hijas mayores y su nieto de dos años siguen en Cuba. Salió de Camagüey para vivir mejor. "Uno tiene que salir porque desgraciadamente no es porque no tenga casa en Cuba, sino es por darle un futuro mejor a tu hijo. Yo tenía un menor de edad. Tienes buena casa, pero a veces no tienes para comprarle un par de zapatos", explicó.
"Fíjate que la libra de arroz está a unos 250 pesos uruguayos. Ni qué hablar del aceite… Una botellita te puede salir al cambio 1.500 pesos. El cartón de huevos está a 1.400. Cuando un sueldo promedio ronda eso. Es imposible", dijo Milady, una cubana de 40 años que llevaba cinco sin ver a sus hijos de 12 y 13 años.
Los cubanos asentados en Ciudad de la Costa, localidad contigua a Montevideo, provienen de Pinar del Río, Guantánamo, Santiago de Cuba, Cienfuegos, Las Tunas y Camagüey. Javier (26 años) y su esposa Liani (23) son los que llegaron hace menos tiempo. "Estamos aquí desde noviembre de 2022. Yo le dije a los viejos míos: 'cuando tenga la oportunidad, me voy; me va a doler, pero me voy'. Desde que tenía uso de razón quería irme, no tenía vida", señaló el joven.
La travesía de Javier y Liani fue por una de las rutas más frecuentes que realizan los cubanos para llegar a Uruguay: de Santiago de Cuba a Surinam, de Surinam a Guyana, de Guyana a Brasil y de Brasil a Uruguay.
"En Surinam estuvimos dos días, desde Cuba habíamos conversado con dos amigos que estaban allí y nos dijeron que se querían ir. Así que coordinamos para que nos recibieran y nos íbamos todos juntos. A los dos días agarramos un bus hacia la frontera con Guyana francesa y esperamos a la madrugada para tomar un bote", relató Javier con la voz entrecortada.
"Estaba oscuro, húmedo —continuó Javier—. Tomamos el bote y cruzamos la frontera. Nos dieron un papel que nos daba permiso para estar cuatro días, el tiempo que nos llevó recorrer toda Guyana hasta cruzar la frontera con Brasil. Ahí agarramos un ferry de 24 horas por el río Amazonas y llegamos a Belém, en el estado de Pará, a unos 4.100 kilómetros de Rivera. De ahí hasta Uruguay toda la travesía fue en bus, parando a comer y bañarnos. En total fueron 15 días de viaje hasta cruzar en Rivera el 6 de noviembre".
El costo del viaje completo para una persona ronda entre los 3.500 y 5.000 dólares. La mayoría pide un préstamo a familiares que están en EEUU; otros optan por venderlo todo. Y aunque, como detalló Javier, "siempre se conoce a alguien que se dedique a los viajes", son cientos los cubanos que caen presa de "coyotes" (traficantes de personas) que les cobran por adelantado y no cumplen con el acuerdo.
Silvia y su esposo fueron los primeros que se instalaron en el barrio. Ahí fueron pasando la voz y ayudando a construir cada casa. Uno conoce a otro, que quiere traer a su hijo, su sobrino, un amigo. Y así, en cuestión de cinco años se convirtió en "el barrio de los cubanos". Filas y filas de casas, una pegada a la otra, con colores chispeantes y perros en cada rincón. Unas cuatro manzanas improvisadas, con finos pasajes entre una vivienda y la otra y calles de tierra que bordean el predio. Las casitas son modestas, algunas de bloques, otras son de madera.
"Lo de que es 'un pedacito de Cuba' va más allá del cambio de acento. Por la calle todos, sin excepción, se saludan sonrientes", dice Dayamí. Al final de la tercera manzana de casas, la calle no tiene salida y, lejos de ser el lugar más peligroso, es el punto de encuentro de los niños que se juntan todos los días a jugar.
Christian, el taxista que trasladó a la periodista de El País hacia el barrio, dijo: "No es por prejuzgar, pero honestamente esa zona estaba llena de malandros. Los cubanos son trabajadores, buena gente, limpiaron todo, no sabés lo que era esto. La lástima es que hay gente de afuera que sigue viniendo para acá a tirar basura. Pero ellos no, ellos cuidan. Están felices, pueden tener su lugar".
"En 2019 se quedaron a vivir en Uruguay 12.589 cubanos. En 2020 y 2021, debido al Covid-19, llegó a haber un saldo migratorio negativo. Entre julio y noviembre de 2022 se concedieron 769 residencias a personas de Cuba, superando a las residencias concedidas a nacionales argentinos (309) y siendo la nacionalidad con más residencias concedidas en ese período", dijo Martina Gómez, encargada de comunicaciones para el cono sur de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de las Naciones Unidas.
Ojalá y así sea! ¡ Santa palabra!
CUBA SERÁ LA ENVIDIA DEL MUNDO---La presencia de cubanos es sinónimo de progreso. Los cubanos son como los judíos, llegan a un lugar y lo hacen progresar. Cuba era el país más próspero de Hispanoamérica hasta que llegó esa maldición llamada comunismo. Cuando Cuba sea libre volverán a Cuba todo los cubanos dispersos por todo el mundo y Cuba será la envidia del mundo.