La crisis que golpea a los cubanos y obliga a muchos a emigrar parece ensañarse con algunas personas. Es el caso de Marta Vázquez, cuya hija menor está presa por las protestas del 11 de julio de 2021. Ahora, además, podría haber perdido a su hija mayor, que se encuentra desaparecida tras el naufragio de la embarcación en la que intentaba abandonar el país de manera ilegal.
"Ellos salieron el lunes a las 8:30 de la noche de Cárdenas, de la playa La Sierrita. Iban 31 personas. Se hundieron el martes por la noche, a 25 millas de la playa", consiguió relatar Marta, ahogada por las lágrimas, a DIARIO DE CUBA.
A bordo de la embarcación viajaban sus hijas Yamily Triana Vázquez, de 35 años, y Yailín Mesa Vázquez, de 27.
"Se fueron buscando una mejor vida para sus hijos; a ellos los dejaron aquí conmigo. Ellas se fueron por el sistema tan malo que hay aquí, que no hay comida en ninguna parte. Ellas se fueron para ayudar a sus hijos y para ayudarme a mí a comprar comida para su hermana, que está presa".
Según el relato de Marta, a Yailín la encontraron unos pescadores que iban en un barco y llamaron a los guardafronteras. Eran las 11 de la mañana. Cuando los guardafronteras la recogieron estaba deshidratada y tenía el cuerpo quemado por el sol.
"Había estado a la deriva muchas horas; tenía heridas y quemaduras en todo el cuerpo por el sol. Los guardafronteras la interrogaron y ella les respondió todo. Pero llegó el momento que les dijo que no iba a responder más nada y que salieran a buscar a su hermana", dijo Marta, quien está segura de que si en ese momento los guardafronteras hubieran salido habrían encontrado a su otra hija, Yamily.
"Después suspendieron la búsqueda, porque dicen que de noche ellos no buscan. Si hubieran seguido buscando, habrían encontrado a mi hija", denunció.
Yamily es madre de dos hijos, uno de 11 años y otra que está a punto de cumplir 15. Al igual que su abuela, no tienen consuelo. "Esa niña no duerme, se pasa llorando toda la noche. No sé qué voy a hacer", dijo Marta.
De las 31 personas que salieron de Cuba en la embarcación, diez fueron rescatadas con vida, además de Yailín. Otras cuatro aparecieron ahogadas. "Una de ellas era una muchacha de 19 años", lamentó Marta. Los balseros restantes continúan desaparecidos.
Los diez sobrevivientes están presos en Santa Marta, "a pesar de que están achicharrados; mi hija dice que están en carne viva", explicó Marta. Cree que a Yailín la liberaron porque ella se desmayó.
"Yo me puse muy mal, me desmayé, me subió la presión. Creo que por eso fue que la soltaron, pero los demás siguen presos. Uno de ellos es el marido de una vecina, que se fue con el hijo. A ella no la han dejado verlo".
"Yailín dice que su hermana se le ahogó entre las manos, pero yo creo que estaba alucinando, estuvo mucho tiempo en el agua, estaba delirando", dijo Marta, quien necesita aferrarse a una pequeña esperanza de que Yamily aparezca con vida.
"Llamé al hijo de una amiga que vive en Estados Unidos para que lo digan allá a ver si los guardacostas de allá también salen a buscarla".
"Mi hija no quiere contar nada porque tiene mucho miedo; tiene miedo de que tomen represalias con ella. Tu sabes cómo se maneja todo aquí, todo son represalias. Pero a mí ya no me importa que me maten o que me lleven presa", dijo Marta, una mujer a la que la vida no deja de darle golpes.
Su hija menor, Yarelys Mesa Vázquez, participó en las protestas del 11J y fue condenada a siete años de prisión, uno menos que su esposo.
"La condenaron por robo con fuerza, aunque el abogado dejó bien claro que ese no era el delito que le tocaba a ella. Ella estaba gritando libertad delante de la casa de gobierno como todo el mundo. Después, alguien dijo que fueran a las tiendas en MLC (Moneda Libremente Convertible) y las rompieron y se llevaron cosas. Ella no rompió nada. Cuando llegó, casi no quedaba nada y lo que cogió fueron algunas cosas de comer, porque aquí no hay nada".
"La Policía llegó aquí con armas largas, como si aquí hubiera criminales. Llegaron los boinas negras en camiones. Esto parecía un infierno", describió Marta.
Ahora, además de tener una hija presa y haber perdido, probablemente, a otra, se ha quedado a cargo de sus dos nietos menores de edad.
"No sé qué voy a hacer. No sé cómo voy a ocuparme de esos niños y de mi hijita presa. Aquí no hay comida, no hay nada".