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Obituario

El periodista francés Pierre Golendorf, quien pasó 38 meses encarcelado en Cuba, murió a los 102 años

'Todo el mundo conoce los ataques de ira de Fidel Castro. Eso ocurrió conmigo y con otros intelectuales', contó el ex comunista francés al escritor cubano exiliado Jacobo Machover.

París
El periodista y ex comunista francés Pierre Golendorf.
El periodista y ex comunista francés Pierre Golendorf. Midi Libre

El periodista y ex militante comunista francés Pierre Golendof falleció a los 102 años, publica en su página de Facebook el escritor cubano exiliado en Francia Jacobo Machover.

"Me entero por mi amigo Enrique del Risco de que murió Pierre Golendorf. Tenía 102 años y vivía en el sur de Francia. Había pasado 38 meses en las cárceles de Castro", escribe Machover.

"No fue defendido por la izquierda francesa, a la que pertenecía. Al contrario, fue calumniado por los funcionarios cubanos de la Embajada en Francia, particularmente por el escritor Alejo Carpentier", afirma el escritor cubano, quien, a modo de homenaje, reproduce en su post una entrevista que le hizo, en su casa, a Golendorf, 1999. 

Las palabras del periodista francés fueron publicadas diez años más tarde en francés en Cuba, mémoires d’un naufrage, Éditions Buchet-Chastel, y en español en El libro negro del castrismo, Ediciones Universal.

"Ex militante comunista, Pierre Golendorf había estado en Cuba para solidarizarse activamente con lo que él creía que era una revolución en libertad. Muy pronto, sin embargo, empezó a frecuentar a los intelectuales críticos, sobre todo a Heberto Padilla, quien resultó ser en aquella época la voz de oposición más fuerte contra el régimen. Todos los que habían estado en contacto con el poeta fueron objeto de la hostilidad abierta de Fidel Castro", explica Machover en la introducción de la entrevista al francés.

Pierre Golendorf había sacado de Cuba uno de los manuscritos de Padilla con el objetivo de darlo a publicar en Francia. Por ello se convirtió en una de las "víctimas expiatorias" de Fidel Castro, quien, a raíz del caso Padilla, se sintió traicionado "por los intelectuales extranjeros que se habían atrevido imprudentemente a tomar la defensa del poeta". En 1971, arremetió contra ellos durante su discurso de clausura del primer Congreso de Educación y Cultura, cuenta el escritor cubano.

El periodista francés fue acusado de ser un agente de la CIA y condenado a diez años de prisión. Logró salir de la cárcel y de Cuba tres años y dos meses después.

"Golendorf no pudo contar con la solidaridad de sus colegas franceses. Las autoridades tampoco se movilizaron mucho a su favor. Ironía suprema: mientras se encontraba encarcelado, fue excluido del Partido comunista francés", dice Machover.

En la entrevista que concedió al escritor cubano hace más de 20 años, el periodista francés relató que su condición de fotógrafo, escritor y traductor lo hacía sospechoso ante las autoridades cubanas.

"Esa gente vive en la desconfianza más absoluta. Sólo ven enemigos alrededor suyo. Por mi naturaleza libertaria, tuve que enfrentar muy rápidamente toda una serie de problemas dictados por puro burocratismo y por un sistema policial latente", describió.

Uno de esos problemas fue que le impedían sacar fotos de una terraza desde la que se podía ver La Habana. "Estaba prohibido, sin ningún tipo de argumentación válida".

A Golendorf el Minsterio de Comunicación lo había contratado para realizar un trabajo sobre pintores cubanos y le dio un sueldo que a él le pareció “enorme, comparado con lo que ganaba la gente”. Como le pareció demasiado, fue a ver a las personas que le servían de contacto para protestar. La respuesta que recibió fue así podría viajar por el interior de Cuba.

"Aparentemente, yo tenía cierta libertad de movimiento, pero, en realidad, era para guiarme y espiarme, con el objetivo de observar mis reacciones. Copiaban y archivaban lo que había escrito en mis cuadernos", explicó a Machover.

Sobre su detención, estaba seguro de que era infundada y sin embargo sus captores lograron introducirle tantas dudas en la mente que llegó a pensar que había sido utilizado sin darse cuenta. 

"Cuando me detuvieron, ellos me dieron a conocer un expediente importante, implicándome en actividades contrarrevolucionarias, pero aquello no se basaba en nada”, sostuvo.

"En relación con Heberto Padilla, la única acusación real contra mí era que yo había enviado uno de sus manuscritos a la Editorial du Seuil. Conversábamos juntos bastante a menudo. Es algo bastante banal, pero no en Cuba".

En cuanto a los artículos que enviaba a Francia, contó que la izquierda se mostraba reticente a publicarlos porque "hablaba demasiado de los aspectos negativos del régimen castrista y no de sus realizaciones positivas".

"A raíz de mi detención, yo me pregunté si no había sido utilizado sin que yo me diera cuenta. Ellos lograron introducirme dudas en la mente, afirmándome que tenían todas las pruebas y que no se encarcela a un francés así no más".

Respecto a su estancia en la cárcel, el francés afirmó haber visto bayonetazos repartidos "a diestra y siniestra". Otros reclusos le comentaron que había habido numerosas ejecuciones. 

"Dos jóvenes, que habían intentado secuestrar un avión, fueron fusilados durante ese periodo. En la prisión de La Cabaña, hubo varios suicidios", contó.

Golendorf también confirmó que al líder estudiantil anticomunista Pedro Luis Boitel, quien permaneció durante 53 días en huelga de hambre en la Fortaleza del Príncipe, donde se encontraba preso él, "los carceleros lo dejaron morirse de hambre".

El francés describió la comida de la prisión como "espantosa y escasa" y aseguró que los presos tenían hambre "todo el día". De las condiciones de trabajo dijo que eran terribles. "Los presos tenían que trabajar dieciséis o dieciocho horas al día". 

La atención médica que recibían los médicos era prácticamente nula, según el relato de Golendorf. 

"Si alguien estaba enfermo, podíaquedarse esperando indefinidamente para que lo curaran. Muchos presos murieron por problemas de corazón. La ambulancia llegaba después. No había casi nada en el botiquín de la farmacia. Algo de alcohol para las heridas, y aspirina. Nada más…".

El ex comunista estaba convencido de la intervención directa de Fidel en su caso, porque "la detención de un ciudadano francés no podía producirse sin ser aprobada y ordenada por él".

"Le tradujeron las notas de mis cuadernos y de mi diario que los agentes de la Seguridad del Estado habían incautado en mi cuarto del Hotel Riviera, en La Habana. Le hicieron un resumen", añadió.

"Todo el mundo conoce los ataques de ira de Fidel Castro. Eso ocurrió conmigo y con otros intelectuales. Al leer mis apuntes, él consideró que yo lo estaba atacando personalmente. Nunca soportó la contradicción", sostuvo sobre el difunto dictador.

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3 comentarios

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El izquierdismo, y definitivamente el comunismo, es una suerte de religión atea, y sus verdaderos creyentes padecen de una suerte de fanatismo. No pueden contemplar, y mucho menos aceptar, nada que contradiga o cuestione seriamente su fe, y son perfectamente capaces de hipocresía flagrante.

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Esa negativa de la izquierda francesa a publicar los escritos desde Cuba de este hombre, salvando el tiempo transcurrido e incluso los temas, se repite hoy. Internacionalmente, el régimen logró crear la duda sobre muchos de sus desmanes. Se vio en la crítica que hizo el chileno Boric sobre las violaciones de ddhh en América Latina sin mencionar Cuba.

Prueba inequívoca que las noticias de Cuba de "medios empresariales" en el extranjero son "noticias fabricadas" por el capitolio.
Así es normal que "los extranjeros" en general, no conocedores por otros medios, crean que Cuba sigue siendo un paraiso en medio del Caribe.