Un contingente movilizado por la Dirección de Comunales de Caibarién, Villa Clara emprendió la tarea de higienizar calles y repartos, empleando para la recogida de basura y escombros equipos pesados "prestados" por otros organismos, como la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, además del "apoyo solidario" del consorcio inmobiliario Almest (perteneciente a GAESA) y la Constructora Militar.
Como todo el país, Caibarién está afectado por los focos de Aedes aegypti, mosquito transmisor del dengue. Además, hay en el municipio casos de hepatitis A, y diarreas en menores y ancianos, mayoritariamente.
La limpieza preparaba el terreno para otra "visita gubernamental de inspección, acompañada por la Dirección Provincial de Salud Pública", según dijo uno de los operarios del rojiazul tractor con pala hidráulica encargado de recoger los desechos sólidos que por semanas permanecieron intocados en el Reparto Vantroi 1, debido seguramente a la conocida escasez de combustibles.
La pala, sin embargo, arrasaba todo a su paso, incluidos los supiaderos, como se le llama a los contenedores de basura hechos de ladrillo y hormigón que datan desde la construcción del reparto en la década de los años 70. Esos depósitos se habían conservado en bastante buen estado por más de medio siglo, justo hasta que el apremio por terminar la faena partidista, más la premura para dar una imagen falsa de limpieza profunda ante el paso de los inspectores, los arrancó de cuajo.
Una vez concluido el barrido literal de la zona, casi inmediatamente comenzaron a rellenarse los antiguos espacios cercenados, pero con la diferencia de que ahora los residentes tiran sus desechos directamente y sin contemplaciones sobre la calle, ante la ausencia de los antiguos depósitos.
A modo de justificación, el responsable de la brigada comentó a vecinos que alarmados preguntaron sobre la destrucción de los colectores: "No se preocupen, ahora el mosquito no tendrá donde poner más huevos. Le hemos tumbado el hotelito".
La falta de sensatez dejó a los vecinos perplejos. Un veterano obrero de la recogida de basura, empleado nuevamente por Comunales tras su jubilación, por falta de fuerza joven reemplazante, y quien lleva más de una década "metido de lleno" en la suciedad, confesó: "nos pusimos a mirar desde la otra acera cómo arrasaban los de la brigada esa con malanga y el puesto de las viandas", un dicho que en lenguaje callejero significa no dejar yerba cortable tras paso tan victorioso.
El resultado es un reguero de basura que, en medio de la inestable recogida, atraerá a todo tipo de vectores.
¡La revolución venció de nuevo!
Ahora ya sólo queda organizar excursiones para los turistas de los hoteles de lujo a ese imponente vertedero llamado Cuba. Seguro que se encuentran en "su salsa" revolcándose en la inmundicia.