Los medios oficiales cubanos no publican crónica roja desde hace décadas. Tampoco son habituales los reportes de crímenes o sucesos de sangre ocurridos en el país, aunque no es rara la aparición allí de hechos de ese carácter producidos en el extranjero. De ahí lo singular de la cobertura noticiosa del asesinato del profesor Santiago Morgado en Sancti Spíritus.
De 62 años, Morgado fue reportado como desaparecido el viernes 1 de julio a través de las redes sociales, y su cuerpo sin vida apareció dos días después en un pozo en la zona rural de Cacahual-Planta Cantú. El hallazgo del cadáver fue gracias a la búsqueda intensa emprendida por allegados y pobladores, que se habrían ocupado de esa tarea ante la lentitud habitual del aparato policial.
Esta semana, el Ministerio de Interior (MININT) de Sancti Spíritus informó que el individuo fue asesinado para robarle la moto Suzuki que manejaba, y que tiene detenidos y bajo proceso a cinco implicados, todos bajo medida cautelar de prisión provisional impuesta por la Fiscalía.
La información, divulgada por el periódico oficial Escambray, resalta por los detalles que ofrece en torno a lo ocurrido, después que en las redes sociales se divulgaran múltiples opiniones al respecto.
Según el reporte, los autores directos de la muerte violenta de Morgado son dos individuos, uno de los cuales conocía a la víctima y le hizo ir a un lugar apartado mediante engaño. Allí, lo mataron a golpes valiéndose de "un palo y una piedra, así como de dos piezas de un vehículo agrícola que luego atarían al cuello y a las piernas del occiso, con la finalidad de hundirlo en un pozo con agua de más de tres metros de profundidad".
El reporte de Escambray viene ilustrado por fotos de los presuntos objetos contundentes usados en el crimen, ocurrido en la localidad El Capitolio, del Consejo Popular Banao, al mediodía del viernes 1 de julio de 2022.
Según la Policía, otro de los implicados llevó la moto Suzuki hasta el municipio camagüeyano de Vertientes, donde la vendió por 200.000 pesos cubanos, aunque inicialmente habrían planeado pedir 800.000.
Un quinto individuo, también detenido, ejerció como intermediario en la venta. Según el MININT, el vehículo fue recuperado.
El Órgano de Investigación Criminal aseguró que el hallazgo del casco, entre otras pistas, los condujo hasta el pozo, y la posterior identificación de las piezas metálicas que sirvieron para sumergir el cuerpo sin vida fueron determinantes para esclarecer el caso.
Agrega el reporte que tres de los cinco implicados, con edades entre 28 y 45 años, residen en Banao, y los otros dos en Vertientes, Camagüey.
Si bien Escambray asegura que la Policía "reconoció la participación activa de familiares, amigos y factores de la comunidad en la búsqueda del cuerpo de Santiago", agrega que el pueblo "confió en los órganos del MININT para el rápido esclarecimiento de los hechos".
Tantos detalles apuntan a justificación. Desde el hallazgo del cuerpo sin vida, el MININT había informado sobre la creación de un grupo de trabajo provincial para la investigación directa del hecho, cuya naturaleza violenta habría mantenido en alerta a los espirituanos y encendido su ira.
De acuerdo con el activista Néstor Estévez, residente en EEUU y administrador del grupo de Facebook "Movimiento SiudadanoS", que comparte información sobre Sancti Spíritus, "al final la Policía también tuvo que confesar. La presión social de las últimas jornadas ha obligado a Escambray a dar detalles inéditos de un caso estremecedor".
"Ya ven, espirituanos, la única vía de defensa que tenemos es la denuncia permanente para que así algunos hagan su trabajo como es. Ahora atentos, y asegúrense que el juicio sea público, no con personal previamente autorizado.
Muy triste leer lo que le pasó a Santiago, pero quizás al saber 'la verdad' pueda uno cerrar el capítulo de la especulación. Descanse en paz, profesor", indicó en una publicación.
La abundancia de información sobre el caso, que ha llegado a ser replicada incluso por el sitio oficial Cubadebate, contrasta con la nula atención dedicada por los medios oficiales a decenas de asesinatos —en su mayoría feminicidios— ocurridos en distintas provincias de Cuba y reportados por activistas en los últimos años.
Tampoco hubo reportes o coberturas especiales cuando a fines de 2021 se disparó una oleada de asaltos, robos de motos en similares circunstancias a lo ocurrido con Morgado, y hurtos, profusamente denunciados por los cubanos en redes sociales. Hasta la fecha se desconoce si hubo casos esclarecidos.
A todas luces, la prensa oficial no quiere empañar ese otro mito que vende el Gobierno: que Cuba es un país seguro y que ello justifica que la crónica roja no exista en esos medios.
Son muchos asesinatos en poco tiempo; sabiendo que ellos esconden las estadísticas. Lo que indica una pérdida de control gubernamental sobre los hechos violentos contra los ciudadanos. La isla desciende en un caos que representa en parte la anarquía.