Back to top
Historia

'Con las UMAP Cuba se convirtió en una plantación socialista', dice el ensayista cubano Abel Sierra Madero

El historiador habla en DIARIO DE CUBA sobre su nuevo libro, en el que cuenta, a través de testimonios, 'uno de los eventos más traumáticos' de la Historia de la Isla.

Madrid
El ensayista, historiador y crítico cubano Abel Sierra Madero. DDC TV
Abel Sierra Madero.
Abel Sierra Madero.

El ensayista, historiador y crítico cubano Abel Sierra Madero, conocido por publicaciones como Fidel Castro: El comandante Playboy, ha publicado un libro sobre las llamadas Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP), "uno de los eventos más traumáticos de la Historia cubana de los últimos 60 años". Sierra cuenta en entrevista con DIARIO DE CUBA qué podemos encontrar en El cuerpo nunca olvida: Trabajo forzado, hombre nuevo y memoria en Cuba (1959-1980).  

"Este es un libro que utiliza los campos de concentración a donde fueron enviados miles de cubanos para reconstruir la historia de la Revolución", explica.

¿Cómo describir las UMAP?

Estos campos de concentración que existieron entre 1965 y 1968 (...) fueron el modelo implementado por el régimen cubano para el castigo, control y diseño de toda la sociedad.

Cuba entera se convirtió en una plantación socialista. La caña era el principal producto de ingresos del Estado y había poca mecanización para su producción.  Con las UMAP, el Gobierno se apropiaba de la fuerza de trabajo de miles de personas sin retribuirles económicamente. 

¿Fueron las UMAP un evento circunstancial?

Hay un mal entendido en la esfera intelectual de que las UMAP fueron un error. Los campos de trabajo forzados en Cuba fueron un ejercicio sistémico y sistemático, no un evento circunstancial.  El Gobierno creó modelos durante los años 60 y 70, que incluyen, por ejemplo, los campamentos para apátridas. Tener un pasaporte en Cuba en ese momento era considerado un delito.

A partir de 1966, todas las personas que habían solicitado la salida del país fueron despedidos de sus trabajos y enviados a campos de trabajos forzados hasta que les llegara el salvoconducto, la salida del país, que en algunos casos tardaba hasta tres años.

Yo llamo a las UMAP campos de trabajo forzado porque es una experiencia más abarcadora y genera narrativas más generales. Las UMAP fueron, efectivamente, un campo de concentración, pero ese término no representa el carácter híbrido y complejo de esa institución.

Las UMAP fueron un sistema de control y homogenización ideológica que formaban parte del proyecto de hombre nuevo, que está conectado con el Fascismo como ideología. Los nazis también diseñaron a un hombre nuevo. No asistir a las UMAP no era una opción pues lo legitimaron con la ley del Servicio Militar. 

¿Qué pasó después del 1968?

Ante la crítica internacional, se construyó una política de control de daños para desconectar a Fidel Castro de las UMAP, y que pasara al lenguaje público como un error temporal. Se sabe que, al tiempo que desmantelaban a las UMAP, esos mismos campamentos eran ocupados por otros modelos de trabajo forzado, como los Campamentos Juveniles del Ministerio del Interior, diseñados para jóvenes que no estaban vinculados al sistema educativo o a los trabajos estatales. Ellos reciclaban las instalaciones

En ese momento, Fidel Castro estaba obsesionado con la producción de 10 millones de toneladas de azúcar y no podía prescindir de esa infraestructura ya creada.

"Los investigadores somos como testigos de segundo orden que también cargamos un trauma"

El cuerpo nunca olvida: Trabajo forzado, hombre nuevo y memoria en Cuba (1959-1980) ya se puede adquirir en Amazon y librerías físicas de varios países.

Según su autor, los testimonios sobre castigos, las imágenes del alambre de púas, como si estuvieran tratando con ganado, y el hecho de convertir a las personas en números sin nombre, le generó un gran trauma.

"Los investigadores somos como testigos de segundo orden que también cargamos un trauma. Terminé este libro bastante cargado emocionalmente", asegura Sierra.

Más información

3 comentarios

Necesita crear una cuenta de usuario o iniciar sesión para comentar.

Este libro de Abel Sierra (El Cuerpo Nunca Olvida) lo compré en Amazon, y celebro a su autor por su excelente trabajo. No estuve en las UMAP pero tuve que pagar el precio debido a ellas. Fui al SMO en 1965, entonces eran tres años. Soy del segundo "llamado especial". Los mejores expedientes de Secundaria Básica fueron escogidos y alrededor de quinientos terminamos en la "Escuela Formadora de Maestros de las FAR Capitán Silverio Blanco" en Loma del Fine, en las afueras de Cárdenas. Cada día "desaparecían" reclutas que eran enviados a las UMAP por sospechas de homosexualismo o religiosos. Tuve "suerte" de que al jefe del lugar le gusté y me convertí en su "pareja" bajo amenaza de enviarme a las UMAP. En 1968 fui aceptado en la Escuela de Letras por oposición y expulsado en 1972 por disidente y homosexual que soy. Quien decidió mi futuro fue Noemí Madero (madre del autor del libro) y Gladys Rodríguez Izquierdo. Me pregunto si Noemí Madero es feliz con su repugnante historia.

Tuve un primo hippie a rajatabla, que fue enviado a esa " institución " de la UMAP,mi vieja lo quería mucho.El me hiso es escuchar por primera vez los Beatles y volverme un fan .Me dejó sus discos c y ando marchó por el Mariel .Murió de overdosis en San Francisco 10 años después de su llegada,estaba de sonidista de una famosa banda de rock...

Magnífico que los jóvenes historiadores cubanos asuman la tarea de explorar el episodio más oprobioso obsequiado por la dictadura en aquellos tiempos. Los guardias armados con fusiles, perros pastores alemanes, reflectores sobre las altas garitas y las alambradas de púas, confirman estéticamente que se trató de campos de concentración en toda regla. Por cierto fue la revista Paris Match quien dió la primera voz de alarma.

Más allá de los diez millones de toneladas de azúcar, Castro estaba obsesionado con la idea de liberarse del yugo ruso que lo consideraba inapropiado como secretario de un partido comunista del bloque soviético por su indisciplina, coqueteo con el modelo yugoeslavo y otros pecados capitales. Por esas fechas Moscú intentó en su contra un golpe de Estado que falló y le permitió al gobernante cubano eliminar política y físicamente a los viejos comunistas comprometidos, si bien debió arrodillarse al Kremlin.

Deseamos suerte al autor y buenas ventas para su libro.