Un grupo de generales cubanos en retiro recibió la medalla "Por el valor en batalla", que otorga la Asociación de Combatientes Veteranos "Hermandad de Combate", de Rusia, en acto solemne efectuado en La Habana.
"Cuando miraba a los ojos de estos generales cubanos sentía que, a pesar de su edad, tenía delante a soldados, y no dudaría estar junto a ellos en la misma trinchera. Sentí que tenemos, rusos y cubanos, el mismo espíritu, ese espíritu que nos lleva a combatir por la libertad real y por la que ellos han estado dispuestos a superar cualquier obstáculo", comentó a la agencia Sputnik el primer vicepresidente de la asociación rusa, Dimitri Sablin.
Según la organización rusa, el reconocimiento se otorga "por el reforzamiento de la amistad entre veteranos, cooperación, y ayuda mutua, por el valor personal y la valentía mostrada al defender la patria en condiciones peligrosas para la vida, por la contribución a la educación espiritual, moral y patriótica de las nuevas generaciones".
Recibieron la condecoración los generales de División José Carrillo Gómez, presidente de la oficialista Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, Ermio Hernández Rodríguez, Samuel Rodiles Planas, Ramón Pardo Guerra, y Manuel Pérez Hernández.
También resultaron condecorados los generales de Brigada Delsa Esther Puebla, Harold Ferrer, Miguel Ángel Lorente, Roberto Ruiz Brito, Wilfredo Rosales Aleaga y Guillermo Peña.
"Me da mucha alegría recibir esta condecoración de Rusia, un país que visité tres veces cuando era Unión Soviética, donde visitamos un grupo de guerrilleros de varios países, y me siento feliz y agradecida por la ayuda y el apoyo que siempre hemos recibido del pueblo ruso", dijo Delsa Esther Puebla, quien formó parte de la guerrilla de Fidel Castro.
Sablin, que también es vicepresidente del Comité de Defensa de la Duma de Estado rusa, realiza su primera visita a la Isla, indicó el reporte.
El reconocimiento se produce mientras Moscú busca estrechar lazos con sus aliados políticos de La Habana, Caracas y Managua, y estrechar vínculos con otros gobiernos de América Latina, con el interés de afianzar su presencia en una región próxima a los Estados Unidos. Todo ello, en el contexto del conflicto con Ucrania.
El miércoles, Vladimir Putin se reunió en el Kremlin con el mandatario brasileño Jair Bolsonaro, al que expresó el apoyo de su Gobierno.
Esta intensificación de las relaciones sucede después que Putin haya amenazado con tomar "medidas técnico militares" no especificadas si no consigue las garantías de seguridad en Europa del Este que le exige a Estados Unidos y a la OTAN, indicó un reporte de The New York Times.
Los funcionarios del Kremlin han deslizado pistas, insinuando que dichas medidas podrían implicar despliegues militares en el hemisferio occidental, lo que ocasionó que analistas y los medios oficiales especulen que ello podría incluir el envío de misiles nucleares a países amigos en América Latina, algo que los funcionarios rusos no descartaron en enero.
"Vladimir Putin ve a América Latina como un zona que aún es importante para Estados Unidos", dijo Vladimir Rouvinski, profesor en la Universidad Icesi en Cali, Colombia, que estudia la relación de Rusia con América Latina. "Así que esto es en reciprocidad por lo que está pasando en Ucrania", apuntó.
Durante la pandemia, cuando los países ricos acapararon las vacunas para enfrentar el Covid-19, el Kremlin aprovechó una oportunidad: en al menos cinco países latinoamericanos —Argentina, Bolivia, Nicaragua, Paraguay y Venezuela— la vacuna rusa Sputnik V fue la primera en llegar.
"Fue muy importante el apoyo que ustedes le dieron a la Argentina cuando las vacunas escaseaban", dijo Alberto Fernández, presidente de Argentina, a Putin en el Kremlin, el mes pasado. "Estuvieron a nuestro lado cuando el resto del mundo no estaba", subrayó.
El Ministerio de Exteriores de Rusia respondió por escrito a preguntas del The New York Times e indicó que América Latina "fue y sigue siendo para nosotros una región de buena voluntad política, oportunidades económicas, cercanía cultural y una mentalidad similar".
"Rusia nunca participó en la colonización de la región, en la explotación de la gente que la habita ni en ningún conflicto, guerras u otros usos de la fuerza", indicó el ministerio.
No obstante, evitó mencionar que la URSS estuvo a punto de provocar un conflicto mundial cuando en 1961 ubicó ojivas nucleares en Cuba y desató la conocida como Crisis de los Misiles. Además, por varios años tuvo una base de espionaje radioelectrónico en la Isla, aparte de asesores militares.
A pesar de los esfuerzos de Rusia, Estados Unidos y China tienen vínculos económicos mucho mayores con la región. En 2019, por ejemplo, Sudamérica exportó 5.000 millones de dólares a Rusia, en comparación con los 66.000 millones de intercambio con Estados Unidos y los 119.000 con China, según datos recopilados por la Universidad de Harvard.
En particular, la influencia de China ha crecido gracias al financiamiento de decenas de miles de millones de dólares en proyectos de infraestructura en toda América Latina, desde un metro elevado en Colombia hasta una estación espacial en Argentina. Esa influencia económica podría decirse que ha puesto su poderío diplomático en la región a la par que el de Estados Unidos.
La especialidad de Rusia en la región ha sido el apoyo político a países que se están quedando aislados del escenario global. Putin ha sido un salvavidas diplomático para los líderes autoritarios de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Y a Bolsonaro, que critica duramente a China y cuestiona la victoria electoral del presidente Joe Biden, Putin le ha extendido una invitación cuando parecía que muchos otros países no estarían dispuestos a hacerlo.