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Pobreza

Alcatraces desollados: la venta de subsistencia de dos niños cubanos

Y siempre hay gente esperando para comprarlos.

Caibarién
Los alcatraces que venden los niños y el barrio pobre en el que viven.
Los alcatraces que venden los niños y el barrio pobre en el que viven. Diario de Cuba

"A 70 cada uno", dice un niño de diez años cuando le pregunto si es él quien captura los alcatraces que acarrea, muertos y ya sin plumas ni piel, dentro de un cubo colgado de su bicicleta.

Cuando se da cuenta de que no entendió bien, rectifica:  "No, los pesca mi hermano, los desollamos los dos, y yo los reparto en el barrio".

Siempre hay gente esperando. Se aprecia el vecindario afuera, cuando el muchacho pasa.

Oigo que le llaman "Josué". Por prudencia, no le pregunto dónde vive. Pero no hace falta. Está parado frente a una casita diminuta, de la cual sale una mujer que resulta ser su madre:

"¿Ya acabaste? ¡Entra!", le grita, preocupada por la posibilidad de que yo sea un delator.

Viven los tres en Caibarién, en una marginalidad cálida de afectos e inhóspita a la vez, sobre la humedad albañal y la miseria.

Muy cerca, en el sitio conocido como "Indaya o Aguasindia", vive Adela Hernández, primera transexual delegada a la Asamblea Municipal de un pueblo en Cuba.

A ella, como representante de la circunscripción, le pregunto sobre esta familia que, evidentemente, necesita ayuda.

"Se lo advertí a todo el mundo aquí. Voy a ver al de menores. Los va coger la granja de reeducación. Y luego, ya saben", responde.

El hermano de Josué se llama Emilio. Tiene 15 años. Dejó la secundaria para dedicarse a "luchar el baro".

En diciembre pasado Josué fue citado, junto a su madre, por la dirección del Concentrado de Primaria Alberto Pis —hoy en derrumbe— "para ver qué va a hacer el alumno", pues desde que comenzó el curso en noviembre "ha faltado a más clases de las que ha asistido".

El grupo del cuarto grado al que pertenece ha sido el único en no encontrar aula para mudarse. Así que los niños andan "a la bartola", explica la madre.

A Emilio aún no lo han ido a buscar, pero ya se sabe que perderá el año.

Cursa el octavo grado por segunda vez en la Escuela Secundaria Básica Julio Antonio Mella y —comenta— en el claustro "los profes están acabando con la quinta y con los mangos". No explica qué quiere decir eso, ni yo insisto.

Les pregunto si conocen el peligro al que se exponen, no solo por rechazar la enseñanza elemental, que en Cuba es obligatoria, sino además por transgredir la Ley de Pesca vigente, que sanciona a los infractores con multas cuantiosas y el decomiso de los medios, incluyendo lo pescado en el día.

"¿Y de qué vamos a vivir?", contesta Emilio. "Mi papá se fue con una querindanga y mi mamá no pincha".

Josué agacha la cabeza mientras pregunta: "¿Tú fuiste quien quería una corúa ayer? Porque hoy no picaron. Dos alcatraces y más ná. Ni un 'rabihorcao' cagao".

Le digo que no, que no sé si han probado esas aves, que todas saben demasiado a marisco, y esbozan una burla.

Les digo que está desaconsejado por "riesgoso, con sabor arenoso, y hasta tóxico en caso de haber ingerido el ave peces muertos o contaminados". Les prevengo de continuar comiéndolas.

"Es que tú no sabes hacerlo", me responden. "Se hierven, con azúcar prieta y hojas de guayaba. Botas el agua tres veces y así no saben tan mal. ¿Tú has comido jutía de los cayos? En Conuco las hay. Pero son ‘juyuyas’… hemos cogido iguanas allí. Riquísimas".

La Ley 129, aprobada en 2020, prohíbe la práctica de la pesca comercial con tranques, corrales, redes de sitio o cualquier tipo de arte de pesca similar, en las aguas marítimas cubanas de manera permanente.

Les aconsejo que, "desde la orilla, con un sedal, la única manera de no terminar multados es pescar peces y no aves".

Estos muchachos, como otros muchos cubanos urgidos, usan el curricán para atrapar a sus presas.

Porque "el curricán es solo una pita flotando con el cebo en la punta, que se hace de soga (nylon), un 'pescaíto' plástico y el anzuelo", explican.

Los vecinos también pescan sobre prohibidas balsas de poliespuma fabricadas artesanalmente, en sitios tan disímiles como el Pedraplén o La Guinea, y dentro de La Bahía de Buenavista, altamente sucia hoy.

A tal efecto, aprovechan "el llenante o el vaciante", que ocurren a horas fijas, yendo hasta La Sortija (un puentecito que conecta aquella laguna salada con el mar, sobre la carretera de Cayo Conuco), a esperar a "que bajen los bichos".

Los que atrapan mariscos, no corren el riesgo de perder sus pandorgas de madera o los jamos de junco, habitualmente quemados en una pira por la Policía, si encuentran escondrijo de la mirada oficial.

Madrugan y, al salir el sol, regresan con la pesca lista para el trasiego, sorteando la vigilancia a la vera del camino: en la entrada misma está enclavada la base de Pesca Deportiva. El guardia de la garita tiene instrucciones precisas y teléfono a mano.

"Es que de la yuma entra 'burdajá de cigarretas todos los días", concluyen a coro los hermanos, aludiendo a las imparables —e impagables— salidas ilegales que ocurren en la zona.

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9 comentarios

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Profile picture for user idoldia de la claridad Valdés

Queribles Proscopito y Mariposa (¿macheter@s?):
Se nota que no viven en Cuba. Mucho.
De hacerlo, podrían llegar a saber que allí no se persigue a los transgresores de la ridícula ley, porque lo sería encarcelar a TODO el pueblo. Y no hay cárceles 12 plantas. Está diseñada esa ordenanza " comunistoide" para ser aplastada, masivamente, comenzando por los propios legisladores.
Quien tiene los cojones de denunciar por cualquier medio a su alcance, el filo oprobioso de la miseria que ellos engendran (y nosotros ni sospechamos sufrir) cada día, es el reportero. Quitense el sombrero frente a quien será procesado y encarcelado por informarnos. No juzguen otras presuntas "intenciones ocultas", haciéndose los protectores del desvalido, que les queda bastante mal.
Hagan algo, pero en concreto, por la libertad de Cuba. Y olvídense del Minint, que allí ya no hay ni plazas ni jabitas de aseo ya, como para premiar a admiradores.
Tengan un día próspero y sustentable.
Y hagan su informe sin cinismo.

Idoldia: viví en Cuba muchísimo tiempo, mi familia sigue viviendo allí, y buena parte de esa familia es pobre y vive de la pesca. Así que también tú te equivocas, y en cantidad. Yo leí el artículo (primera muestra de respeto al articulista), y encontré que esos niños están en riesgo de ser enviados a un reformatorio por razones varias. Lo dice el artículo. Como dice del delito en que se ha convertido casi toda la pesca. ¿No es difícil informar desde Cuba sin que la gente pueda salir dañada? ¿Es nuevo esto? ¿No es un reto tratar de encontrar formas que no beneficien a la policía? Creo que sí, pues creo que el Minint lee este diario y toma nota (de los periodistas, por supuesto, y de la gente, por supuesto). Lamento que haya encontrado cinismo en mi opinión, pues no era el propósito. Como tampoco lo era poner en tela de juicio la intención del reportero. Resulta, sin embargo, que ser valiente e informar desde Cuba no quita que un artículo pueda ser usado por la policía. Ése era el punto.

Saben lo que es prohibido pescar en una isla

Profile picture for user cubano libre

Proteína pura, por favor, en cuánto se acaben los alcatraces se comen a la famiglia Castro.

Profile picture for user Jaque Mate

Esto lo he visto yo tambien asi mismo desde los 90 en el Mariel y hasta hoy. Es continuidad

Profile picture for user Proscopito Arrechabaleta

Magnífico informe para la policía. Lo próximo va a ser lombriz de tierra.

Cierto. Un artículo que la policía cubana podría usar muy bien. Hay que esforzarse en reportar sobre aquel desgraciado país sin que ello se convierta en un arma contra la gente, que nunca ha leído este diario pero pronto podría comenzar a recibir ciertas visitas. Un gran reto para el periodismo independiente decir lo que pasa Cuba y proteger a los protagonistas de lo que se cuenta. A menudo cambiar los nombres no es suficiente.

Profile picture for user Plutarco Cuero

¡ Que vergüenza !

Ni los pájaros se escapan del hambre de los cubanos a lo que a llevado la dictadura de los Castros Canel a Cuba, que vergüenza Cuba es un asco