Baldeo: la empresa de limpieza con la que una pareja de cubanas vive y ayuda a compatriotas en Madrid

Alicia Fernández Acebo y Liliana Marín Pupo eran estudiantes universitarias en Cuba. Hoy son emigradas que se dedican a limpiar casas particulares, bares y lo que aparezca en España. ¿El fracaso como resultado de abandonar la Isla donde se estudia supuestamente gratis?

"En nuestra experiencia personal, la mayoría de nuestros empleados cubanos han sido graduados universitarios que han tenido su carrera, que incluso han trabajado en Cuba en sus carreras, y han venido aquí a pedirnos trabajo a nosotras", dice Alicia, de 29 años. Hace seis, gracias a que su padre es español, salió de Cuba, donde estudiaba ingeniería en la CUJAE.

Liliana emigró en 2006 y confiesa que al principio le pesó haber dejado por la mitad la carrera de Psicología. 

"Hablas con tus amigos, tu madre, tu familia y hacen un poco de hincapié por esa costumbre en Cuba de que el título universitario colgado en tu casa es algo que se espera. Al principio sufría por mi madre, por su frustración. Pero después de estar un año aquí, pensé 'no haber terminado mis estudios en Cuba es la mejor decisión que he tomado'".

"Había cambiado ya dos veces de carrera en Cuba, porque no me identificaba con nada. Llevaba tres años fuera de Cuba y todavía no sabía qué quería ser en la vida. Hasta hace un año, que emprendemos y digo 'esto es lo que yo quería hacer en mi vida: emprender'", expresa con determinación esta mujer de 37 años.

Hace un año, en medio de la pandemia y sin experiencia previa como emprendedoras, ambas crearon en Madrid la empresa de limpieza y desinfección Baldeo. Liliana debe su experiencia en esta rama a que estuvo indocumentada por algún tiempo. 

"Como todo emigrante, al principio, cuando llegas, haces un poco de todo, de lo que salga. Yo había experimentado la limpieza en casas, porque estuve un tiempo sin documentos. Básicamente era el único trabajo al que podía tener acceso. Soy una persona bastante perfeccionista y ya que estoy haciendo algo, me gusta profundizar en ello y aprenderlo bien. Me ha servido mucho ahora para la empresa todo el conocimiento previo que tenía en esta rama, haber limpiado en restaurantes. Vengo de Italia donde hay una cultura de la limpieza un poco más profunda en los locales, hay más control".

Una limpieza 100% ecológica

¿Qué distingue a esta empresa de otras de limpieza y desinfección que existen en Madrid?

"No usamos ningún químico, no solo para proteger el planeta sino a nuestros trabajadores y a nosotras mismas", dice Liliana.

Aunque Baldeo sea única en cuanto al enfoque ecológico, hay tecnología que facilita la limpieza. ¿Por qué pagar para que te limpien la casa o el local si puedes hacerlo usando esta tecnología? ¿La tecnología no hace peligrar emprendimientos como Baldeo?

"Más que afectarnos nos ayuda. Facilita muchísimo el trabajo una aspiradora o el imán de limpiar cristales", opina Alicia.

"Nosotras explotamos la tecnología a nuestro favor", agrega Liliana. "En nuestros presupuestos especificamos: ‘nuestras aspiradoras tienen el filtro Hepa, que purifica el aire, elimina los ácaros’. Hemos invertido en comprar buenas aspiradoras y buenos instrumentos. Nos vendemos al cliente y le explicamos todo esto. Que tenemos una vaporeta que hace una limpieza 100% ecológica porque es a base de vapor y no se usa ningún producto químico".

Aunque invierten mucho en tecnología, Alicia asegura que no encarecen los servicios. "Si tengo la tecnología, hago el trabajo mucho más eficiente y en menos tiempo. Al final, lo que encarece la limpieza es el tiempo que empleas. Si estoy en un local de 400 metros cuadrados, voy a demorarme más que en un piso pequeño. La tecnología me sirve tanto para el local como para el piso".

En un año, Baldeo aparece, con 4,9 estrellas, entre las empresas de limpieza mejor valoradas en Habitissimo, plataforma a la que acuden quienes necesitan solicitar este tipo de servicios. 

Fishgreens: el sueño que hizo nacer a Baldeo

Pero Baldeo más que un fin es un medio para lograr un objetivo más grande: conseguir la inversión que les permita impulsar Fishgreens, un proyecto de acuaponía.

"Es un proyecto de huerto urbano. Con la técnica acuapónica, se utilizan peces para dar nutrientes a las plantas, en vez de tierra. Se ahorra agua, porque es un proyecto que se hace indoors totalmente. Es un ciclo cerrado. El agua donde están los peces pasa a las plantas con los nutrientes que vienen de los desechos de los peces. Las plantas absorben lo que necesitan y esa agua regresa limpia y apta para los peces. Se pueden consumir no solo las plantas, sino también los peces", explica Alicia sacando a relucir la ingeniera que habita en ella.

Esto requiere una inversión de unos 50.000 euros que no tenían. Por eso decidieron invertir en algo básico como Baldeo y usarlo para financiar el otro proyecto.

"No queremos ser empresarias explotadoras"

Alicia cuenta que la mayor inversión que hicieron fue en el material humano. "Y como nosotras también somos trabajadoras de la empresa, la inversión fue mínima", dice.

Fishgreens aún está lejos, aunque podrían obtener antes el financiamiento necesario, a través de un crowdfunding que han iniciado.

De momento, las ganancias les bastan para alquilar un piso, pagar sus impuestos y su seguridad social, vivir dignamente y, sobre todo, pagar salarios dignos a sus empleados, que incluyen a varios cubanos, algo que las enorgullece.

"No queremos ser empresarias explotadoras ni mucho menos. Si el objetivo es enriquecerse a costa de explotar a otras personas, no es nuestro enfoque. Quizás, podíamos tener más dinero a este punto, pero no queremos así", aclara Liliana.

"En este campo, el problema no es que te falten clientes. Lo más difícil es mantener a los trabajadores, porque la limpieza la gente la ve como un trabajo de paso. Lo hacen hasta que aparece algo mejor. Yo quiero darles eso mejor. Estás limpiando, pero trato de que tengas las mejores condiciones", señala Alicia con pragmatismo.

Alzar la voz por los que no pueden hacerlo dentro de Cuba

A estas cubanas no solo les preocupa Baldeo y la posibilidad de echar a andar Fishgreens, sino también la democracia de Cuba. Estuvieron muy involucradas en la organización de la manifestación del 15 de noviembre en Madrid.

Alicia confiesa que cuando vivía en Cuba, veía que las cosas no iban bien, pero pensaba que era solo en la cuestión económica, que no le afectaba demasiado porque su familia tenía una buena situación. Cuando empezó a vivir en democracia y a elegir entre distintos partidos para votar, comenzó a comparar y comprendió que en Cuba había una dictadura.

Liliana por su parte afirma que en Cuba vivió "mucha pobreza". Era inteligente y estudiosa, y se preguntaba cuándo, tras graduarse, podría comprarse su casa, tener "un coche". Al percatarse de que nunca lograría nada en Cuba, decidió buscar la manera de irse.

A diferencia de Alicia, a quien conoció en Cuba durante una visita, no tenía un familiar con ciudadanía extranjera que la sacara de la Isla. Fue casarse lo que le permitió salir.

El acuartelamiento y la huelga de hambre de un grupo de artistas y activistas en la sede del Movimiento San Isidro (MSI) en noviembre de 2020, marcó el inicio de la participación de estas cubanas en las manifestaciones que se realizaban en Madrid. No han dejado de participar en cuanta acción se ha realizado en solidaridad con el MSI, los presos políticos y los manifestantes del 11J. 

Aunque las leyes españolas respetan y protegen el derecho a la manifestación pacífica, consideran que hacer activismo fuera de Cuba no es fácil, sino frustrante.

"Tú estás hablando y contando lo que está pasando y nadie te escucha. La gente mira hacia otro lado o no te creen, por la imagen que ha vendido la dictadura todos estos años. Se ha gastado quizás todo su presupuesto en venderse de una forma que ahora nos cuesta a los cubanos desmontar todo eso", dice Liliana.

Entre los logros de los cubanos radicados fuera de Cuba mencionan las resoluciones aprobadas por el Parlamento europeo condenando a la dictadura, y que el congreso español ha recibido a activistas cubanos en su sede.

"Si los cubanos de dentro no pueden alzar la voz, porque los meten presos, porque los callan, porque les quitan el internet, nosotros que estamos fuera, tenemos que ser las voces de los que están dentro", sostiene Alicia.