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Precios

'Los trabajadores privados no somos privilegiados de nada, sufrimos las mismas desgracias que cualquier cubano'

'Es más barato ir a Miami e importar vinos y licores que comprarlos en una tienda MLC', dice la administradora de un restaurante privado en La Habana.

La Habana
Un restaurante privado vacío en La Habana.
Un restaurante privado vacío en La Habana. EFE

Muchos restaurantes y cafeterías privadas han reabierto en Cuba tras la flexibilización de las medidas anti Covid-19. Los precios, sin embargo, parecen ser ahora los que "ponen en peligro las vidas" de los cubanos. La reciente publicación en Facebook de una cuenta de 11.000 pesos en un restaurante casi provocó infartos en los usuarios. DIARIO DE CUBA conversa con cuatro dueños de emprendimientos particulares, que suelen quedar como los malos de la película cuando de dinero se trata.

"No en todos los bares o restaurantes o cafeterías verás una cuenta de 11.000 o 14.000 pesos, que fueron los casos más sonados", aclara Elizabeth Armenteros, quien administra un restaurante en las cercanías del Vedado.

"De hecho, quienes subieron esas cuentas a las redes sociales no dijeron en qué lugar consumieron, no por proteger el local, sino porque saben que allí nunca ha podido ir un trabajador o un cubano de a pie, porque son negocios que están enfocados para determinados usuarios", afirma y llama la atención sobre los precios de los productos que deben comprar los dueños de negocios privados en las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC).

"No todas las mercancías, productos o insumos de las MLC las encuentras al por mayor ni todo el tiempo. Hay meses en los que no surten determinados productos para la elaboración de determinadas comidas", explica.

"Es totalmente cierto que los precios de algunos locales son a lo Dubái, como se dice, pero también debe decirse que los precios del Estado en tiendas MLC son el doble que en Dubái. Es mucho más barato ir a Miami, por ejemplo, e importar licores y vinos, que comprarlos en una de esas tiendas. Esa es una realidad que puede ser confirmada con tan solo entrar a cualquier establecimiento de ese tipo", señala Armenteros y pone de ejemplo la botella de Jack Daniel's de tres litros, que cuesta 49 dólares en el aeropuerto de esa ciudad norteamericana, y 318 MLC en la tienda ubicada en Zanja y Lealtad, en Centro Habana.

"El sector privado no puede sustituir los déficits del Estado, como tampoco el sector privado se creó para ofertar servicios con precios subvencionados. Ese rol es del Gobierno", concluye. 

"Los trabajadores privados no somos privilegiados de nada, sufrimos las mismas desgracias que cualquier cubano, y estamos obligados también a las mismas consecuencias que resultan de la 'alegalidad', a expensas de perder nuestros negocios cuando al Gobierno se le ocurra", critica Aliuska Iglesias, administradora de un restaurante privado en La Habana Vieja.

"No se trata de si somos indolentes ante la realidad que sufrimos todos los cubanos por igual; se trata de que los privados, emprendedores o cuentapropistas, como nos quieran llamar, no imponemos el precio de la sobrevida, sino de nuestros servicios y ofertas", agrega. 

"Quien pone precio a la sobrevida es el Gobierno y parece que los cubanos nunca vamos a superar esa encrucijada. Los clientes que consumen en nuestros negocios ordenan el menú, pero no preguntan a qué precio pagamos el producto. Entiendo que no es su obligación, pero nuestra obligación es sostener un negocio que, en este minuto, nos está costando sangre, sudor y lágrimas", argumenta Iglesias y ofrece un ejemplo de lo que debe pagar por un producto para que se entienda cuánto debe pedir luego al ofertarlo.

"En este minuto, el MLC se cotiza a 75 pesos cada uno. Si una cajetilla de cigarros Rothmans cuesta 2.20 MLC ‒165 pesos‒ no puedo venderla en menos de 200 pesos. Lo que no quiere ver el cubano es que, esa misma cajetilla de cigarros cuesta 52.50 pesos en las tiendas de moneda nacional, pero casi nunca surten y, cuando surten, solo se venden diez cajetillas por persona, en el mejor de los casos. ¿Entonces, quién pone realmente el precio a cada cosa en este país?", cuestiona.

La mayoría de los dueños de negocios privados entrevistados por DIARIO DE CUBA no tienen familiares en el extranjero que les ingresen remesas en sus tarjetas bancarias. Estas transferencias son la única forma de conseguir legalmente las divisas que el Gobierno cubano no vende y con las que tampoco paga a los trabajadores.

La única vía que tienen los dueños de negocios privados para adquirir divisas, como la mayoría de los cubanos, es el mercado informal, donde un dólar cuesta 75 pesos cubanos y un euro oscila entre 80 y 85. Aunque el Gobierno fijó una tasa oficial de un dólar por 24 pesos cubanos, esta es una ficción desde que se cerró la venta de divisas en las Casas de Cambio estatales.

La implementación de la llamada Tarea Ordenamiento por parte del Estado, en medio de la pandemia de Covid-19, implicó un aumento de salarios en el sector estatal, pero también un aumento de precios que afectó profundamente al sector privado

Tal fue el caso de Ányelo Reyes, dueño de un restaurante privado en Playa, quien con el cierre de fronteras decretado debido a la expansión de la pandemia de Covid-19, vio interrumpido su suministro de productos importados desde el exterior a precios más baratos que los que debe pagar en Cuba… si los encuentra.

"Nadie repara en que los almacenes mayoristas, donde se suponía que podríamos comprar los insumos a precios más competitivos para no castigar a los cubanos, nunca funcionaron de manera permanente ni estaban bien surtidos", acota Reyes.

"Con el cierre de las fronteras quebraron un número significativo de negocios privados que estaban relacionados directamente con el turismo. Desde los hostales hasta los productores y comerciantes de artesanía se encuentran en total desempleo", señala y, como otros emprendedores, pone sus esperanzas en la apertura de fronteras anunciada por el Gobierno para el 15 de noviembre.

"La reapertura de las fronteras también podría traducirse en que se reactive la posibilidad de importar, aunque en el plazo y las condiciones que impone el Gobierno", aclara. "Esto es posible, pero no inmediato. Por tanto, tendremos que seguir lidiando con la única alternativa que tenemos, y eso se llama tiendas MLC, donde cada cubano sabe cuáles son los precios que imperan", recuerda Reyes.

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Los cuentapropistas tienen que pagar impuestos exorbitantes.Son también esclavos de la Mafia, de cuya insaciabilidad nadie se escapa.
Un día ya muy cercano el pueblo les cobrará.