Entre enero y agosto de este año un total de 10.742 cubanos ingresaron de manera irregular a Panamá por la frontera con Colombia, a través de la peligrosa Selva del Darién, según datos públicos del Servicio Nacional de Migración de ese país.
Las cifras de emigrantes cubanos fueron escalando durante los primeros meses del año. En enero la cantidad censada fue de 176 personas; en febrero, 204; en marzo 198; en abril el dato se elevó a 1.291 y en mayo a 1.514.
Los emigrantes que entraron a Panamá por el Darién en junio fueron 2.676, el registro de cubanos de SENAFRONT más elevado de todo el año. Durante el mes de julio ingresaron 2.126 personas más y en agosto, 2.557.
Las estadísticas de entrada de emigrantes por la frontera colombo-panameña están disponibles como datos abiertos. En los registros de los últimos ocho meses solo los haitianos superaron en número a los cubanos.
En los registros de ciudadanos legalizados por las autoridades panameñas aparecen 1.165 cubanos en el mismo periodo de enero a agosto de este año.
Aunque los gobiernos de Panamá y Colombia acordaron un flujo controlado de migrantes por el Darién, la falta de un puente humanitario obliga a miles a tomar el denominado "Camino de la Muerte" en la selva colombo-panameña.
El convenio binacional contempla 500 migrantes diarios, de lunes a jueves, pero Eduardo Leblanc, defensor del Pueblo de Panamá, dijo a DIARIO DE CUBA recientemente que a la localidad de Bajo Chiquito, de 250 habitantes, llegan cerca de 1.500 migrantes diarios.
Le Blanc declaró que no hay, sin embargo, un número de personas que han fallecido, "porque no se tiene un intercambio fluido de información para eso".
El corresponsal de DIARIO DE CUBA en Colombia, Juan Arturo Gómez Tobón, ha documentado un total de 28 muertes en lo que va de 2021. El último registro fue el 12 de agosto. En un video, enviado desde la selva del Darién, se observa el cadáver de un hombre flotando en el cauce del río Tuquesa. Según la fuente, el migrante era de nacionalidad cubana y falleció al caer por un abismo. "Nada pudimos hacer. El cuerpo, como decenas que vimos, solo les importa a las fieras de la selva y a los buitres", dijo.
La selva del Darién es un paraíso para los que han vivido en Cuba, porque no hay nada como sentirse libre aunque sea en una selva.