Con el Covid-19, los medicamentos son los nuevos líderes de la inflación en Cuba

"Compré un blíster de tres pastillas de Azitromicina en 3.000 pesos para mi mamá, que está enferma de Covid y es diabética e hipertensa. ¡A 1.000 pesos la pastilla!", cuenta a DIARIO DE CUBA Ricardo, un holguinero, maestro de enseñanza especial.

"Yo gano 4.700 pesos y me quedé casi sin dinero, pero es la vida de mi madre. Uno paga hasta lo que no tiene cuando se trata de perder la vida. Es como un secuestro, o pagas lo que te piden o te mueres". 

"Comenzó con dificultades respiratorias y tengo que evitar que se ponga peor y caiga en el hospital, donde no hay casi nunca antibióticos ni oxígeno. El que entra ahí no sale. El trabajo que pasé para encontrar la Azitromicina es tremendo; todo el mundo me decía que desistiera, que no había en ningún lado. Pero he dado más vueltas que un trompo y preguntado a las diez mil vírgenes, hasta que la hallé a ese precio", explica el maestro.

"Esto está que las cosas suben de valor por semana: hace un mes y pico nada más, cuando a mí me dio (el Covid-19), estaba a 300 pesos el blíster, que yo mismo lo compré para mí y mi mujer. Después supe que a 500, luego que a mil. Y ahora a 3.000. ¡Diez veces lo que yo había pagado! No sé a dónde va a parar esto".

En enero de 2021, en medio de la pandemia de Covid-19, el Gobierno cubano implementó la llamada Tarea Ordenamiento, encaminada a eliminar "subsidios y gratuidades indebidas", además de la dualidad monetaria, que persiste con la existencia de la Moneda Libremente Convertible (MLC) depositada en tarjetas magnéticas. Como pronosticaron varios economistas cubanos no vinculados al régimen, la "Tarea" trajo como resultado la inflación y el despegue de los precios en el mercado negro, sin que el Estado pueda controlarlos.

A ocho meses de la implementación de la medida gubernamental y de sucesivas y puntuales rectificaciones de precios, tarifas y escalas salariales, el abismo entre salarios y precios es incluso mayor que el existente antes del "ordenamiento". 

Si bien, durante el primer semestre los productos "líderes" de la inflación fueron los alimentos, con el agravamiento de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 y el colapso del sistema de salud, los medicamentos han pasado a encabezar la carrera por tragarse los salarios de los cubanos.

Susana es una holguinera que vive con su esposo, su hija de cuatro años y su hijastro adolescente. Los cuatro tuvieron el Covid-19.

"Yo di primero 500 pesos por un pomo de Paracetamol en suspensión para poder bajarle la fiebre a mi niña de cuatro años y después 300 pesos por un pomito de aspirinas (de 120 píldoras pequeñas), porque un sobrino mío, que es médico, me dijo que era bueno tomarla para prevenir complicaciones post Covid. Pero hasta ahí, porque se me acabó el dinero", relata esta ama de casa, cuyo esposo gana poco más de 3.000 pesos al mes. 

“En la farmacia no hay (Paracetamol) y cuando llega es una matazón tremenda, la mayoría (de las personas en la cola) ni alcanza. Antibióticos no pude comprar, porque están muy caros. Por suerte me metí en un grupo de WhatsApp para donar medicamentos y los conseguí gratis, fue una gran suerte. En casa éramos cuatro con la enfermedad y mi esposo se vio muy mal. A él fue que se lo dimos, porque daba para un solo tratamiento”. 

"No sé qué le hubiera pasado, afortunadamente mejoró, porque dinero no tenemos para pagar miles de pesos por los medicamentos. No todo el mundo puede. La verdad es que muchos se han muerto y si esto sigue así, todavía pueden morir más, por no poder comprar o conseguir", vaticina.

Cada vez son más frecuentes en las redes sociales los anuncios de cubanos desesperados por conseguir medicinas, principalmente antibióticos, para algún familiar aquejado de Covid-19 u otra enfermedad. En medio de la escasez de medicamentos, muchos los adquieren en el mercado negro, que se nutre principalmente de las irregularidades en las farmacias y hospitales. 

Gracias a la medida gubernamental posterior al 11J de no cobrar aranceles por la importación de medicamentos, comida y productos de aseo, grupos de cubanos radicados en el exterior pueden enviar fármacos de donación a la Isla. Otros viajan apertrechados de estos productos para ayudar a sus familias. 

Pero no faltan quienes ven un negocio lucrativo en la reciente exención de aranceles para la importación de medicamentos y en la imposibilidad del Estado de abastecer las farmacias y los hospitales. Algunas personas importan fármacos para venderlos a cubanos angustiados, que en medio de la crisis sanitaria temen tanto al Covid-19 como a los centros de aislamiento.