Dimas Castellanos nació entre dos mundos: el de la República y el del totalitarismo socialista. Cumplidos sus 16 años se estrenó en el poder la Revolución de Fidel Castro, y bajo ese huracán se licenció en Ciencias Políticas e impartió Marxismo-Leninismo en dos universidades habaneras.
Su paso temprano por el ideologizado sistema de enseñanza en Cuba hace a Castellanos entendedor y testigo de una torcedura fatal. Centralizar la enseñanza en manos de un Estado no hace libres a los hombres, sino que los aleja de la libertad.
Castellanos se ha dedicado al periodismo de opinión y publica habitualmente en DIARIO DE CUBA. Buena parte de sus artículos están reunidos en su más reciente libro, La revolución fracasada (Hypermedia, 2017). Ha impartido conferencias en universidades de Europa y Estados Unidos, pertenece al Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia y, como investigador adjunto, al Observatorio de Libertad Académica (OLA).
A 60 años de dictar Castro la Ley de Nacionalización de la Enseñanza, que monopolizó en manos del Estado el sistema educativo, Castellanos revisita su expulsión en los años 70 por no congeniar con el régimen.
La especialidad de Castellanos en Estudios Bíblicos y Teológicos añadió, acaso, el cálculo de otra libertad perdida por Cuba: la de conciencia.
El 6 de junio de 1961 se promulgó la Ley de la Nacionalización de la Enseñanza. ¿Reforzó esto el proceso de adoctrinamiento socialista?
Con esa Ley no se reforzó, sino que comenzó el proceso de adoctrinamiento. Hasta ese momento rigió la Ley de Reforma Integral de la Enseñanza, de 26 de diciembre de 1959, la cual había sido anunciada por Fidel Castro en el juicio por el asalto al Cuartel Moncada, en 1953.
Fue precisamente con la Ley de Nacionalización General y Gratuita de la Enseñanza, de junio de 1961, que la Revolución giró del programa anunciado en el Moncada al modelo totalitario. Con ella, al suprimirse la educación privada, se echaron los cimientos para el adoctrinamiento.
La nacionalización respondió a fines no declarados en la Ley, pues la extensión de la enseñanza gratuita y obligatoria hasta el noveno grado y las zonas más apartadas del país, no requerían de la eliminación de la escuela privada, sino más bien de su existencia como complemento a la pública.
Debió ser un reforzamiento, porque seis meses antes de la Ley inició oficialmente la Campaña de Alfabetización, que llevaba la cartilla en una mano y en la otra el precepto de agradecer al Estado. Después de eso, las libertades individuales de los cubanos fueron aún más preteridas, y muchas instituciones vieron volar el respeto a la propiedad privada con el robo de inmuebles y fondos bibliográficos y técnicos. En ese sentido, también la libertad académica se resintió especialmente.
Sí, se resintió, pues la libertad académica es imposible sin las libertades individuales, que fueron afectadas al declararse la exclusividad del Estado para el ejercicio de la enseñanza. El precepto de Enrique José Varona rodó por tierra: "De todos los monopolios artificiales, ninguno es más pernicioso que el de la instrucción". Los hechos confirmaron sus palabras.
La educación cívica —una conquista de la pedagogía cubana— fue sustituida por la ideología del poder para promover individuos sometidos al Estado totalitario. En consecuencia, desapareció la condición de ciudadano y el individuo se transformó en masa, mientras cientos de estudiantes y profesores fueron y continúan siendo separados del sistema de Educación por pensar diferente.
Al atenazar instituciones como los medios de comunicación o las escuelas, el Estado se mete en cada resquicio de la sociedad, incluso los más íntimos, como el familiar. Así, el derecho de los padres a elegir el tipo de educación que reciben sus hijos queda fuera de juego. ¿De qué modos afectó a la institución familiar el nuevo esquema?
El objetivo de los Estados totalitarios —especialmente los de corte comunista— es el control de la persona humana. Para ello, en el propósito de formar un Hombre Nuevo como simple ejecutor del poder, necesita rebajar el papel de la institución de la familia como núcleo básico de la sociedad.
De ahí el papel otorgado a la ideologización, a los centros de enseñanza alejados de la familia y a la declaración de "la Universidad para los revolucionarios".
En comparación con la región de Latinoamérica, ¿existía en Cuba una red escolar deficiente antes de 1959?
No. Si bien esa red aún no había logrado abarcar por igual a las zonas rurales, especialmente las de montañas, en comparación con la red escolar existente en la región de Latinoamericana la de Cuba era de las más desarrolladas y eficientes, como revelan los datos.
Según el censo de 1900, el 57% de la población era analfabeta; mientras en 1953 el analfabetismo se había reducido al 23% entre los cubanos mayores de diez años. Aunque las zonas rurales eran menos favorecidas que las urbanas, el porciento de analfabetos era uno de los más bajos de este hemisferio.
En la década de los 20 la matrícula en la Universidad de La Habana costaba unos 30 pesos, y en la década de los 50, en las tres universidades públicas, el costo era de 60 pesos, los cuales podían abonarse a plazos durante el año. Los que no podían abonar esa cuota por sus bajos ingresos, presentaban una carta solicitando que se le exonerara del pago, pues el 10% de la matrícula era gratis.
En la década de los 50, Cuba contaba con una Educación pública gratuita para todos los niveles y tipos de enseñanza. En 1958, la privada contaba con unos 90.000 alumnos, lo que aliviaba económicamente al Estado a la vez que garantizaba el tipo de educación que los padres deseaban para sus hijos.
Los libros de texto empleados eran los mismos del Programa de Educación Oficial y los alumnos de estas escuelas privadas, para continuar sus estudios, tenían que someterse a examen ante Tribunal, de acuerdo al plan establecido para los centros oficiales.
Las escuelas administradas por organizaciones religiosas también fueron robadas con esta Ley.
El golpe propinado a la libertad religiosa con la Ley de junio de 1961 fue dirigido por el poder revolucionario a monopolizar la Educación. Ese golpe fue precedido de otros, especialmente contra la Iglesia Católica, que guardan una relación directa con el giro del programa democrático anunciado en el Moncada hacia el totalitarismo comunista.
El 13 de enero de 1959, el líder de la Revolución declaró a la prensa: "No he sido nunca ni soy comunista. Si lo fuese, tendría valor suficiente para proclamarlo". Dos años después, el 2 de diciembre de 1961, dijo ante las cámaras de televisión: "Lo digo aquí con entera satisfacción, y con entera franqueza: soy marxista-leninista y seré marxista-leninista hasta el último día de mi vida".
En 1960 se clausuraron los medios de prensa eclesiales y Fidel Castro pronunció un discurso en la Universidad de La Habana contra la jerarquía católica. En 1961, en los días previos a la invasión de Playa Girón, fueron ocupadas las instalaciones de las organizaciones católicas y detenidas varias figuras del clero, y en las semanas siguientes los sacerdotes extranjeros fueron obligados a salir del país.
Las Escuelas Pías, Los Maristas, La Salle, y otras órdenes, que se dedicaban a la docencia, aplicaban el Programa Oficial de Enseñanza de la Secretaría de Instrucción, impartían una educación con pleno respeto a la historia nacional y a las fechas históricas. A la instrucción religiosa dedicaban dos horas semanales.
Como te dije, empleaban los mismos libros de texto de la Educación Oficial, todo lo cual coadyuvaba a la formación de ciudadanos comprometidos con su nación. En esas escuelas se formaron figuras destacadas de la ciencia, la educación, la política y la cultura cubanas.
Con la Ley de Nacionalización de la Enseñanza, unos 350 colegios católicos, 100 protestantes, junto a las universidades religiosas —como la de Santo Tomás de Villanueva, que contaba con siete facultades, dos de ellas en inglés— fueron confiscados de un golpe.
Cientos de miembros de órdenes religiosas y miles de monjas dedicados a la educación tuvieron que ser enviados a otros países, con lo cual se cumplía el principal objetivo de la "nacionalización": el dominio absoluto de la ideología del poder.
Después de la Ley, la lucha del Gobierno cubano contra la influencia de la conciencia religiosa continuó. El 8 de septiembre de 1961, la prohibición de la procesión de la Virgen de la Caridad provocó que unos 4.000 creyentes marcharan hacia el Palacio Presidencial, gritando "Cuba sí, Rusia no" y "Viva Cristo rey", lo que fue utilizado por el Gobierno para expulsar de Cuba a otros 132 sacerdotes, que la semana siguiente fueron trasladados para España en el buque Covadonga.
Es decir, la libertad religiosa recibió una secuencia de golpes contundentes antes y después de la Ley de la Nacionalización de la Enseñanza, que afectaron no solo a la libertad religiosa sino a la libertad de conciencia en general, a la pérdida de la condición de ciudadanos.
Seis décadas después, ¿por qué sería importante descentralizar el monopolio estatal de la Educación en Cuba?
Porque la función de la Educación radica en formar ciudadanos comprometidos con su nación, no con una ideología, un gobierno o un partido político, que es lo que ha ocurrido en Cuba durante las últimas seis décadas.
El saldo del control monopólico del Estado ha sido altamente perjudicial para Cuba y para los cubanos. El alto por ciento de la población alfabetizada, de técnicos, especialistas y científicos, en lugar de impulsar el desarrollo del país ha generado un enorme retroceso desde la economía hasta la espiritualidad de los cubanos.
La eliminación de los "males" con que se justificó el monopolio de la Educación terminó con la calificación de enemigos para los que no se sometieron; los "privilegios" que se erradicaron regresaron con la red de repasadores privados a la que solo puede acceder un sector privilegiado de la sociedad y, en consecuencia, los más altos niveles de instrucción volvieron a quedar vedados para una mayoría.
Además, Cuba vivió una política que se coronó con la exclusión de los profesores y alumnos de la enseñanza superior calificados por el poder como "no revolucionarios".
La moraleja consiste en que no se pueden formar hombres útiles, ciudadanos, mediante la subordinación de la Educación y de la persona humana a una ideología o una política; mucho menos cuando todo el poder se concentra en un Partido-Estado-Gobierno, sumiso a un hombre, que es lo que ha ocurrido en nuestro país.
La descentralización del monopolio estatal de la Educación es ineludible para que los maestros dejen de ser meros trasmisores de contenidos cognoscitivos e ideológicos generados desde el Partido-Estado-Gobierno. Y es, además, la única forma de empezar a restañar el profundo daño antropológico ocasionado a la sociedad cubana.
Pobre niña que crimen poner ese angelito que ni sabe nada de los crímenes de Fidel Raul y el Che otro asesinos de cubanos
Con la ofensiva revolucionaria de marzo 1968 (que no se limitó a confiscar los pequeños negocios que aún quedaban, como suele creerse) se completó el desmonte por razones ideológicas de la enseñanza en Cuba iniciado en 1961. Maestros y profesores de experiencia fueron purgados por no estar 'integrados' a la Revolución. Esto agravó la situación de falta de personal docente en la enseñanza, que venía de antes, debido al cierre de las escuelas normales, de modo que para formarse como maestro había que ir a estudiar en un recóndito paraje montañoso llamado Minas del Frío, el Instituto Makarenko dirigido por la estalinista Elena Gil, con condiciones deplorables, férrea disciplina y toxicidad ideológica, más un elevado abandono escolar. Resultado: escasez de docentes, profesores improvisados o emergentes y clases por TV en la enseñanza media (otro gran fracaso). No voy a abundar sobre la promiscuidad y abuso a menores en las esbec porque es un tema conocido por las generaciones posteriores.
Actualmente en los Estados Unidos se está llevando a la educación primaria y media algo que ya existe en la mayoría de los Colleges y Universidades, el adoctrinamiento de los educandos para que digieran bien el socialismo. Eso es una realidad que responde al cambio demográfico que se está produciendo en el país.
La expresión de la cara de esta niña es todo un poema........
En 1961, tras la nacionalización de la enseñanza, comenzó el lavado de cerebro de los escolares cubanos. Dimas/Suárez lo explican bien. Yo añadiría que otro objetivo era poner fin al descontento creciente entre los jóvenes de los colegios religiosos, que salían a la calle en manifestaciones ya en 1960. A más largo plazo, se procuraba el adoctrinamiento a tope. No se me olvida la maestra de 4º grado en ese año 61 con sus monsergas sobre Yuri Gagarin y la cosmonáutica soviética. Terminaba añadiendo que Gagarin no había visto a ningún Dios en el espacio. Pero ¿cómo iba a verlo si Dios es invisible por definición?, creo recordar que le contestó una alumna, quizás en otros términos. Ahí se enfrentaron los dos dogmas. Además de faltar el respeto a la fe de los demás, que debe primar en democracia, en la Cuba socialista se contraponía la ciencia a la religión, siendo que la única posición realmente científica sería la del agnóstico. Tanta fe se requiere para ser creyente como para ser ateo.
Debe precisarse que, aunque el adoctrinamiento comunista se centró en la escuela y las nuevas generaciones, afectó a toda la sociedad. Su primer y mayor cometido fue la implantación del ateísmo. La gente dejó de usar expresiones de toda la vida ('si Dios quiere', 'gracias a Dios', etc.). Los cantantes espulgaban las canciones tradicionales de alusiones religiosas. Y hasta el entonces presidente de la FEU (¿Ricardo Alarcón?), en el acto en la UH por el 13M en 1962, se saltó el renglón en que Echeverría hacía una invocación a Dios en su testamento. Fidel, haciéndose el tolerante, le salió al paso en su discurso, argumentando que no era correcto mutilar documentos históricos por prejuicios sectarios. Y así inició su lucha contra el 'sectarismo' de Aníbal Escalante. Un artista de la demagogia, sin duda. Pero esa es otra historia. La gente, además, dejó de usar la interjección ¡Jesús! cuando otro estornudaba. La cambiaron por 'salud', si bien algunos jodedores decían: "Jesús... Menéndez".
Fidel Castro en la escalinata de la UH. 13 de marzo de 1962: ”Presten atención, que esto es muy interesante; no aplaudan. Yo pienso: “¡Caramba, qué casualidad! ¿Pero se habrán omitido de manera intencional estas tres líneas?” Y me quedo con esa duda, y le pregunto a él cuando termina de leer quién le dio los papeles, quién preparó esto. Dice: “No, a la entrada me dieron instrucciones. Yo dije que iba a leer esto, y me dijeron que quitara estas tres líneas.”
¡¿Será posible, compañeros?! Vamos a hacer un análisis (APLAUSOS). ¿Seremos nosotros, compañeros, tan cobardes, y seremos tan mancos mentales, que vengamos aquí a leer el Testamento de José Antonio Echeverría y tengamos la cobardía, la miseria moral, de suprimir tres líneas (APLAUSOS), sencillamente porque esas líneas hayan sido expresión, bien formal de un modismo, o bien de una convicción que a nosotros no nos toca analizar, del compañero José Antonio Echeverría? ¿Vamos a truncar lo que escribió? “
Gracias, Weston, por la cita del discurso del 13-3-62. No podría asegurar si fue un arreglo de Fidel con Alarcón para que se saltase la invocación a Dios de José Antonio, dando pie al ataque de FC contra el sectarismo (léase Aníbal Escalante). O si aprovechó la ocasión para tronar por 1ª vez a Escalante (la 2ª sería en 1968 bajo la acusación de 'microfracción'). Ciertamente, 1960, 61 y 62 fueron los años del 'sarampión'. Se puso de moda el teque y cualquiera venía y te daba una charla. No se podía ni ir al cine, pq solo ponían pelis soviéticas. Lo curioso es que FC se desdoblara en supuesto jefe de la oposición y acusara a los 'sectarios' de los graves problemas del país, siendo él PM y jefe de las ORI. En realidad, era su lucha por el poder absoluto. Escalante había culminado la construcción del Partido a nivel nacional y ya no hacía falta. El comunismo estaba implantado en lo esencial y el Sec. de Organización, que contaba con el respaldo de Moscú, constituía una amenaza a su poder.
Hace muchos años, en una entrevista, Fidel Castro se quejaba de que él había sido adoctrinado en colegios jesuitas. Cierto que las monjas y curas adoctrinaban y enseñaban el catecismo, pero con el consentimiento y deseo de los padres, no por imposición del Estado. Esa es la diferencia. Yo pasé mis primeros años escolares en una escuela de monjas de provincia, junto con mis dos hermanas, no porque fuera de familia clase alta sino porque mis padres se sacrificaban para pagar las tres mensualidades. Y además porque el colegio nos quedaba a una cuadra. Si hubiéramos vivido cerca de la escuela pública, que era de excelente calidad en mi pueblo, tal vez habríamos asistido a esta. Otras familias, que no eran católicas, tenían la opción de una academia privada laica para varones. Como ha señalado Dimas, los colegios privados eran un alivio para el presupuesto de Educación. Los padres pagaban dos veces por los estudios de sus hijos: con sus impuestos y mediante el abono de las cuotas.
Aunque las monjas y curas emitiesen sus opiniones personales -algo válido en democracia, que admite la libertad de cátedra-, los libros empleados tenían que ajustarse a lo que marcaba la ley entonces. Y todos preservaban los intereses democráticos del país y la protección de los derechos humanos. Ver como ejemplos, los de la Editorial Lex, cubana, para 5º y 6º grados en las materias de Humanidades y Cívica a finales de los años 50s e inicio del 60. 1961, final de la educación privada.
La dictadura comunista en Cuba hizo lo que todas las dictaduras con la Educación (nazis, fascistas y comunistas, proceden de la misma forma) "dirigirla" ideológicamente para convertirla en un instrumento de sometimiento y adoctrinamiento del pueblo. Eso implica la pérdida de calidad de la misma, la falta de objetividad de las materias -especialmente de humanidades- y su ausencia de actualización -a menos que los profesores y maestros hagan un sacrificio sin límites-. No es una educación inclusiva, aunque digan que sí. No prepara al individuo como ciudadano crítico. No va encaminada a mejorar al ser humano, sino a enfrentarlo a los que no opinen de igual modo que el régimen. Podrían agregarse más elementos, pero todo el mundo es consciente de esta decadencia, que empezó en los años sesenta y se extiende hasta hoy.
A semejanza de los programas de adoctrinamiento de la Alemania Nazi, la Italia de Mussolini, la dictadura de Stalin y Mao; Cagastro empezó su programa con la estatización de la educación.
El objetivo siempre fue lograr personas que estuviesen capacitadas para suplir sus necesidades y la del sistema, incluyendo la exportación de las
mismas; pero no más allá, nada de proyectos de vida personales o conocimientos que les permitiesen forjarse una vida más allá que la finquita de Cuba. Unos autómatas que reaccionaran a los lemas oficiales y al fantasma de un enemigo externo..