Alrededor de 600 niños, jóvenes y adolescentes participan en el primer ensayo pediátrico que se realiza en Cuba con el candidato vacunal Abdala, el cual se lleva a cabo en Camagüey atendiendo a que esa es una de las provincias con más menores de edad afectados por la pandemia de Covid-19.
El estudio —nombrado Ismaelillo— evalúa la seguridad e inmunogenicidad del candidato, cuyos resultados se darán a conocer en octubre y sentarán las bases para extender su uso en toda la Isla, dijo al periódico oficial Granma Sonia Resik Aguirre, investigadora principal del ensayo de Abdala en Cuba.
Según la científica del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), la primera fase se dividió en dos etapas: una comprendió a adolescentes de 12 a 18 años, seleccionados según los criterios de inclusión sanitaria, autorizados por los padres y con el asentimiento de los menores.
La segunda fase comenzó una semana después con niños más pequeños, en edades comprendidas entre tres y 11 años.
Este fin de semana se inició el segundo ciclo de vacunación con el prototipo, mientras que el tercero está previsto a efectuarse en la primera decena de agosto.
Según Zurina Cinza Estévez, responsable del estudio, los análisis son asumidos por un comité independiente de datos, lo que confiere mayor seguridad a los investigadores, pues el Laboratorio de Biología Molecular de Camagüey se ha contaminado en tres oportunidades a menos de cinco meses de inaugurado.
Además de los policlínicos Ignacio Agramonte y Julio Antonio Mella participan en la vacunación otras siete áreas de salud de la cabecera provincial.
El punto crítico de la pandemia
La muerte de un niño de dos años y una embarazada de 37 disparó las alarmas sobre la situación epidemiológica en uno de los territorios más afectados por la pandemia de Covid-19 en Cuba.
Francisco Durán, jefe nacional de Epidemiologia del Ministerio de Salud Pública, reconoció que al cierre de junio se habían infestado en el país 7.861 pacientes en edades pediátricas, y Camagüey figuraba entre las provincias con mayor incidencia, al rebasar los 1.000 positivos.
Era la mayor cantidad de niños y jóvenes expuestos al peligro en este territorio desde que el MINSAP diera a conocer la presencia del coronavirus. Pero la cifra habría crecido en julio, mes en el que se han multiplicado dramáticamente los contagios en todas las edades en el país.
"Todas las violaciones se la achacan a los padres", se quejó Alicia, responsable de dos adolescentes, al rebatir el enfoque que hacen los medios sobre el peor rebrote de Covid-19 en la tercera provincia en importancia de la Isla.
En igual sentido, Nerys Agüero criticó que nadie habla de las infracciones de las normas, los errores en las pesquisas y la improvisación de las autoridades, que en su conjunto "propician el desorden y son la causa de que las cepas del Reino Unido, California, Wuhan y la Delta, de la India, se expandan".
Mientras el gobierno local insiste en señalar indisciplinas, la demora en admitir los síntomas y acudir a los hospitales, y critica que los niños estén jugando en las calles, las abuelas Claudia Rubalcaba y Yadira Beltrandes denunciaron que sus nietos estuvieron 15 días esperando a que les realizaran pruebas PCR pese a vivir con familiares positivos.
Historias como estas se repiten en La Guernica, San Patricio, Las Mercedes y el Consejo Popular Agramonte-Simoni, donde los padres se debaten entre la necesidad del aislamiento y salir a la calle en busca de alimentos.
Entre niños enfermos y madres amenazadas
Dayron es uno de los niños que se contagiaron y cuya madre, en medio del desespero, enfrenta el riesgo de ser procesada por "violar los protocolos y propagar epidemias".
"Cuando llegamos al cuerpo de guardia nos miraron como bichos raros. Una doctora hasta nos dio la espalda diciendo: 'ahí tienen otra irresponsable'. La sangre me hervía", explicó Normita, su madre.
Alina pasó por otra experiencia desagradable. "Mi hija se contagió en un centro donde unen a positivos y sospechosos sin alertar a la población", dijo.
"Mi hijo no fue a Sudáfrica. Esa cepa tan letal salió de los hospitales y los centros que en vez de contener, diseminan la enfermedad", fustigó por su parte Yamira.
Como en el resto del país, el Covid-19 escala en Camagüey en todas las generaciones.
Reynaldo Pons Vázquez, director provincial de Salud, al referirse a la virulencia dijo que en las terapias intensivas se había atendido hasta abril a 78 pacientes, en mayo fueron 140, en junio la cifra rebasó los 200 enfermos y en julio se esperan números aún superiores.
En el mes de enero, en Camagüey murieron cuatro personas; en febrero, siete; en marzo, tres; en abril, seis; en mayo, 25; en junio, 48, y hasta el 25 de julio la cifra ascendía a 90 fallecidos.
Ante la explosión de casos positivos los hospitales han colapsado. La situación es tan crítica que las consultas e ingresos de los pacientes con cáncer fueron postergados y se trasladaron enfermos del Oncológico hacia otras instituciones donde solo se atienden "casos en fase terminal".
En las salas de neonatología y de terapia intensiva aumentan los ingresos de niños menores de 18 meses, comentó a la prensa Nancy Ratón, subdirectora de Asistencia Médica del hospital pediátrico Eduardo Agramonte Piña.
La doctora aseguró que durante la primera etapa de la epidemia casi no se contagiaron niños, mientras que ahora muchos empeoran y son trasladados al hospital militar Octavio de la Concepción de la Pedraja.
Los grupos que con mayor frecuencia adquieren el padecimiento en Camagüey son los de edad escolar y los adolescentes, pero resulta significativo el aumento de la morbilidad en los menores de un año.
"Debemos reconocer que estamos haciendo mal las cosas", dijo a la prensa oficial la pediatra Yamina Rivero, quien evalúa a los niños en la zona roja del Covid-19. "Hay muchos niños con enfermedades de base que pueden comprometer sus vidas. Entre los pequeños hay obesos, hipertensos, epilépticos, cardiópatas y nefrópatas propensos a complicaciones, entre ellas la muerte", advirtió.
Me gustó lode: "comité independiente de datos"............. ¿ dónde es eso ?