El Canal, una de las barriadas emblemáticas del Cerro, protagonizó al menos dos episodios del conjunto de protestas que se sucedieron en La Habana desde el pasado domingo 11 de julio. Con saldo de una persona herida por arma de fuego y decenas de jóvenes detenidos, los vecinos de la calle Esperanza nunca imaginaron que la represión llegaría a incluir disparos "y el desembarco de prácticamente un ejército" de efectivos del régimen.
Al sobrino de Regla Fernández Román, según le informaron las autoridades policiales en la 4ta Unidad del Cerro, "lo están procesando por instigación a delinquir, a partir de los videos que circularon de quienes lanzaron piedras" y habrían intentado vandalizar el mercado ubicado en Esperanza y Recreo.
"Pero no han querido mostrar a la familia los videos donde se supone que mi sobrino sale cometiendo los actos que le impugnan. De forma amenazante, nos dijeron que son para uso interno de la investigación", declaró Fernández Román, convencida de que "esos muchachos lo único que hicieron fue salir a manifestarse" y de que no hay pruebas de otra cosa.
La "salida" que ha utilizado el régimen para negar que las protestas fueron un acto espontáneo de la sociedad civil en la Isla, es catalogar a los manifestantes de "delincuentes" promovidos "por mercenarios y contrarrevolucionarios". Bajo esa premisa, un estimado de más de 250 personas en todo el país podrían ser procesadas por delitos que se castigan en Cuba con largas condenas de cárcel.
"No va imperar la justicia, sino el escarmiento para intimidar el corazón de los cubanos que, por primera vez, tomaron las calles masivamente en todas las provincias", dijo Jorge Félix Ascuy, profesor de secundaria básica y testigo de los acontecimientos ocurridos en El Canal.
La Fiscalía y el MININT anunciaron el martes juicios rápidos para algunos de los detenidos y otros procesos más largos para los delitos que consideraran "más graves".
El vocero del régimen Humberto López dijo que los detenidos en las manifestaciones pueden ser acusados de desorden público, instigación a delinquir, robo con fuerza, resistencia, atentado, lesiones, desacato, daños a la propiedad y propagación de epidemias. En algunos casos las penas podrían llegar a 20 años.
"La convocatoria de Díaz-Canel —quien llamó a los seguidores del régimen a enfrentar las manifestaciones y dijo que la orden de combate estaba dada— en todo caso no fue para una guerra civil, sino para un genocidio, porque en un bando estaban manifestantes desarmados frente a cuerpos respaldados por el Gobierno. Es decir, un panorama de terror", opinó Félix Ascuy.
Con estas consideraciones también coincidieron vecinos de La Güinera, en Arroyo Naranjo, otra barriada que vivió el pánico de las tropas militares y policiales disparando a manifestantes, hechos que se cobraron la vida de un ciudadano. "Una cosa es pensarlo o imaginarlo y otra vivirlo", dijeron vecinos.
"Díaz-Canel quiso desmoralizar cualquier acto de protesta en lo adelante", consideró Matilde Silva Pedroso.
"Me escondí aterrada con mis dos nietos debajo de la cama cuando escuché los disparos, que no fueron pocos. Nadie niega que hubo actos de violencia de parte de personas que se unieron a las protestas, pero qué se puede esperar de un pueblo que durante años ha vivido bajo la violencia del Estado que condena cualquier acto de sobrevivencia", dijo.
"Vivir en Cuba ya de por sí es un delito: si haces dos veces la cola, si tienes más comida que aquella que te corresponde por la libreta, si arreglas tu casa con materiales que ellos no venden, si compras divisas en la calle para comprar en las únicas tiendas que tienen lo poco de alimentos y aseo que hay en el país… Cualquiera reacciona con violencia cuando las cosas se tensan de más", agregó Silva Pedroso.
Otros vecinos, como Alain Torres, señalaron que los arrestos se debieron más a las delaciones que a los videos que la Policía dice tener en su poder, pero no muestra a los familiares.
"A excepción de quienes cogieron in fraganti, los demás manifestantes fueron delatados por esos dos o tres que siguen aferrados a la mentira, que no quieren ver que la gente en Cuba se está muriendo porque no hay ni un antibiótico, y que prefieren la chivatería que sumarse a un cambio que necesitamos todos los cubanos", concluyó Torres.
Para toda Cuba:
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¡Patria y Vida!