Además del dolor, Pablo Ochoa sufre la insensibilidad de quienes dejaron abandonado el féretro de su esposa —fallecida por Covid-19, según su familia— a la entrada del cementerio de Maffo, del municipio de Contramaestre, en Santiago de Cuba.
"La imagen fue horrenda, fría como el alma de las personas que dejaron sus restos en el piso", dijo Ochoa, quien estuvo casado con su esposa, Adela, durante 35 años.
Entre lágrimas y frases entrecortadas Aida dice que la familia quedó perpleja, porque "a Adela la habían inmunizado con el candidato vacunal Abdala hacía menos de 72 horas. Allí no se cumplió ningún protocolo. Hasta los familiares manipularon el cadáver de mi comadre con el riesgo de contagiarse", asegura.
Otros testigos del sepelio narraron que dos sobrinos de la difunta, ayudados por un sepulturero, levantaron la caja, la pusieron sobre un murito y esperaron a la sombra del angelito que protege ese camposanto —en su parte más vieja— mientras se preparaba el entierro.
La fallecida habría dejado una cadena de nueve contagiados, incluida su hija, ahora víctima de la cepa sudafricana del Covid-19.
Al menos otras dos personas consultadas en Santiago de Cuba para este reportaje dijeron tener familiares en La Habana que se contagiaron tras vacunarse. Uno de ellos habría recibido la Soberana 02. No fue posible comprobar esas afirmaciones.
Los supuestos casos de contagio tras la vacunación son insuficientes para desmentir la eficacia de los candidatos vacunales, que según las autoridades cubanas es de más del 92% en el caso de Abdala. Pero las historias que circulan sí contribuyen a aumentar la preocupación y la incertidumbre en localidades como Baire, donde residía la difunta Adela.
Los santiagueros recelan de la "intervención sanitaria"
En el poblado de Anacahuita, Virgen venció sus miedos y reconsideró la decisión. Sus dudas sobre la eficacia del candidato vacunal Abdala ganaron a las presiones de funcionarios del Gobierno para que la población participe en la intervención sanitaria.
Frente al Consultorio Médico de la Familia de Pueblo Nuevo, Lisbeth reaccionó igual, alegando que "el desespero por contener la propagación del Covid-19" pone en entredicho la eficacia de un prototipo que "no ha sido recomendado por ningún organismo internacional".
Odalis y Yaquelín, residentes en el Consejo Popular Frank País, también se abstuvieron y devolvieron la citación con que las autoridades controlan la vacunación, a riesgo de las represalias que puedan sufrir en esa zona rural.
Esas y otras posturas contradicen la propaganda oficial que intenta ocultar el recelo de muchos cubanos en cuanto a la vacunación masiva.
Con antelación, los Comités de Defensa de la Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas amenazaron con denunciar por propagación de epidemias a los "incumplidores", mecanismo coercitivo que enturbia el proceso que pretende probar la eficacia de la vacuna.
Josué, del reparto Nito Ortega, en Palma Soriano, decidió esperar y observar la reacción de la vacuna en la mayoría, debido "a la incertidumbre que genera y los posibles riesgos" para sus hijos, que mantiene sanos con el uso del nasobuco, el lavado de las manos y otras medidas.
"Tu negativa es inadmisible para los revolucionarios. Si no te cuidas, tampoco puedes arriesgar al resto", ripostó el delegado del Poder Popular, que lo fue a buscar e ignoró el principio de voluntariedad.
Al explicar sus motivos, Henry dijo que a su tía "se le infestó una inyección y, como no hay anestesia, le abrieron el hombro a sangre fría. Tuvimos que comprar el blíster de amoxicilina a 200 pesos. Con ese susto, nuestra familia no admite presiones".
"Criticar el método no es deshonrar, sino una alerta sobre la presentación del proceso como un éxito sin tener la confirmación de si las vacunas serán efectivas contra todas las cepas que circulan en el país", dijo Iván, médico de La Maya, quien sugirió a su familia descartar por ahora la inmunización.
Ninguno de los candidatos vacunales cubanos ha recibido autorización para uso de emergencia. "La ciencia se hace creíble con evidencia, no con propaganda o fe", advirtió recientemente el científico cubano Amilcar Pérez Riverol, quien aboga por que el Gobierno de la Isla publique datos sobre sus vacunas y por que los expedientes sean revisados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Pérez Riverol, investigador de la brasileña Universidad Estatal Paulista (UNESP), aclaró, no obstante, que "ninguna vacuna necesita la aprobación de la OMS para ser aplicada en ningún país. Eso es responsabilidad de las agencias reguladoras nacionales".
Pero tanto él como el también científico Eduardo López Collazo, director del centro de investigación del Hospital La Paz, de Madrid, han criticado la falta de transparencia del Gobierno cubano en el proceso de desarrollo de los candidatos vacunales.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) solicitó al Gobierno cubano que publique los resultados científicos sobre sus candidatos vacunales y los someta a una evaluación de la OMS.
Por otra parte, ningún alto dirigente cubano ha aparecido en los medios oficiales dejándose poner alguno de los candidatos vacunales que el Gobierno defiende.
El coronavirus, en ascenso
La inseguridad y el escepticismo de la mayoría se sustentan en la propagación descontrolada de la enfermedad.
Recientemente, Miguel Díaz Canel criticó "la falta de disciplina" que "atenta contra el control de la pandemia" en Santiago de Cuba.
Por su parte, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, informó los resultados de una inspección del Gobierno que reveló violaciones en la aplicación de los protocolos sanitarios.
Los problemas —detectados en hospitales, el transporte público, el aeropuerto, el comercio y las entidades estatales— son la causa del peor rebrote del SARS-CoV-2 en el territorio.
José Ángel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, dijo que Santiago de Cuba "vive el período de mayor transmisión desde la llegada del virus, y la tendencia apunta a que siga empeorando".
En junio fallecieron en la provincia 40 personas, en abril fueron 12 y en mayo 14. A esas dolorosas cifras se suma que solo en este mes se acumulan más de 5.300 positivos al coronavirus.
Nunca se ha visto a un conejillo de indias protestar porque le pongan una vacuna, al menos es lo que espera el gobierno en Cuba.