Quien intente acercarse a la puerta encontrará un enorme carrito de metal que impide el acceso. Está atado a la reja con un candado como "medida de seguridad" ante la permanente amenaza de desalojo en que viven las tres madres cubanas que hace más de 30 días decidieron colarse en un almacén estatal abandonado en Centro Habana.
"Vinieron dos funcionarias, una del Gobierno y otra de Vivienda, hace dos días, a decirnos que debíamos salir, porque si no vendrían a sacarnos este lunes. Nos ofrecieron para que mordiéramos resolvernos un local o una vivienda, pero eso es una trampa en la que no estamos dispuestas a caer. No saldremos bajo ningún concepto", dijo de manera enfática Rashel Díaz, madre de dos niños, uno de ellos con discapacidad neurológica severa y sin un diagnóstico pese a tener seis años de edad.
Al momento de redactar este reporte las autoridades no habían cumplido su amenaza y todo permanecía en calma en la calle Figura esquina Lealtad, donde está ubicado el inmenso almacén ocupado por las tres madres necesitadas de vivienda.
"A mí una de las mujeres del Gobierno llegó a decirme que me deportarían para Oriente por haberme metido aquí. Es una total falta de respeto y discriminación, mis tres hijos nacieron en La Habana y yo, como madre de ellos, tengo derecho según dijo Diaz-Canel a que mi caso sea atendido. Pero no hacen absolutamente nada", expresó a DIARIO DE CUBA Madisleydis Estévez Jiménez, quien volvió a colarse en el local, del que había salido por una amenaza de multa de la Policía el día de la ocupación.
"Algunos vecinos nos han ayudado con el agua y la electricidad. Por suerte aquí hay un baño y así hemos podido resolver. Pero vivimos bajo el estrés de que cualquier día vengan a desalojarnos y eso también afecta la salud mental de nuestros hijos", apuntó Madelaine Carret, otra de las madres, quien sostenía a su pequeño hijo en los brazos.
Con raras excepciones, la mayoría de las "madres okupa" cubanas son víctimas de amenazas de desalojo y de violencia física por parte de las autoridades cuando deciden tomar un local abandonado. El fenómeno ocurre principalmente en La Habana Vieja y está protagonizado predominantemente por mujeres con varios hijos pequeños y sin vivienda, o residentes en edificios en peligro de derrumbe.
Uno de los últimos episodios de desalojo ocurrió en la calle Muralla a principios del mes de abril, cuando tres madres —según el testimonio ofrecido por ellas a DIARIO DE CUBA— fueron sacadas a golpes con sus hijos menores de edad de un local perteneciente a una empresa estatal. Estas mujeres apenas pudieron permanecer unas pocas horas en ese lugar, que luego tras el suceso se encuentra bajo custodia.