Una veintena de congregaciones religiosas en Camagüey enviaron una carta a las autoridades y al Arzobispado de la provincia en la que denuncian la crisis económica que agobia a los ciudadanos cubanos, privados además del derecho a expresarse libremente en torno a su situación.
La extensa misiva recoge lo que sucede con los salarios insuficientes y el alza de precios, las dificultades con la atención médica y medicamentos, el desabastecimiento en las tiendas en moneda nacional, el alza de los precios de los servicios públicos, la deficiente atención a los más vulnerables, las bajas en los comedores sociales, la precariedad de la vivienda y las ataduras de los trabajadores por cuenta propia y cooperativas.
Los religiosos lamentan la "falta de confianza y libertad para expresarse" de los cubanos.
"La gran mayoría del pueblo no se siente en confianza y libertad para expresar lo que piensa en diversos ambientes sociales, tampoco para acercarse a las autoridades de distintos niveles y áreas, y solicitar lo que creen, expresar lo que necesitan o sugerir alternativas. Existe miedo a la exclusión", señalan.
"Tanto el miedo como la falta de confianza y libertad no son infundados, pues todos hemos sido testigos de la manera en que, a través de los medios de comunicación oficiales, se condenan diversas iniciativas pacíficas y se denigra a personas y grupos. También se ha utilizado la fuerza policial y de grupos de choque de manera coercitiva, violentando el disfrute de la libertad e incumpliendo con el artículo 54 de la Constitución que dice 'El Estado reconoce, respeta y garantiza a las personas la libertad de pensamiento, conciencia y expresión'", sostienen.
Para el grupo de católicos, "el pueblo cubano es creativo, pero muchos no se atreven a dejar fluir sus propuestas porque falta crear una cultura de acogida a lo diferente y reconocer los beneficios de la diversidad".
"Estas situaciones que evidenciamos se están tornando cada vez más difíciles. Las personas están cansadas y estresadas, lo que deteriora las relaciones sociales, familiares y personales. Las conversaciones de la gente solo giran alrededor de estos temas, es su preocupación principal. Sentimos que el pueblo no aguanta más, es una situación insostenible. La población desea alternativas factibles que encaminen al país hacia el desarrollo y el bienestar social", afirma la carta.
En tal sentido, piden a las autoridades competentes "replantearse el camino" y "asegurar que los precios de la canasta básica total (no solo los 'mandados') estén por debajo del salario mínimo y la pensión mínima, como era el plan original según lo anunciado en los medios de comunicación oficiales".
Asimismo, exigen "hacer efectiva y real la liberación de las fuerzas productivas del país, tanto estatales como no estatales. Especialmente eliminar trabas y estimular la producción en los cuentapropistas".
Los religiosos católicos piden "abastecer las tiendas en CUP, como se anunció, que es la moneda nacional en la que se realizan los pagos salariales".
"Si bien es cierto que el Estado no podía seguir subsidiando a gran escala los servicios públicos, los precios de los mismos debían haber subido gradualmente tomando en cuenta el poder adquisitivo de la población. Por tanto, es importante que se redefinan estos precios", añaden.
La misiva también demanda "realizar las gestiones pertinentes para que las medicinas, los insumos médicos y demás enseres de la salud estén disponibles para la población. Incluso, aceptar las ayudas humanitarias liberando contenedores parados en Aduana y recibiendo otros que puedan arribar al país".
"Hacer efectiva la asistencia social a través de la optimización de la labor de los trabajadores sociales y las instancias involucradas, así como la sensibilización del personal en general en cuanto a la dignidad humana de las personas más vulnerables y buscar los medios para abastecer al país con materiales de construcción para solventar los subsidios otorgados, la asignación de materiales a precios favorables y la venta de manera liberada", son otros de los reclamos.
Por último, "abrirse a la posibilidad de que las personas opinen, den sugerencias, expresen libremente lo que piensan, sienten y desean en diversos grupos convocados por los mismos ciudadanos-as, garantizando el respeto a su integridad y dignidad humana independientemente de sus ideas. Al mismo tiempo, crear espacios de diálogo igualitario entre el Estado y los diversos actores sociales, sentarse juntos a una misma mesa para buscar alternativas y unir esfuerzos para sacar adelante nuestro país, que está viviendo una situación crítica. Reconocer que la diversidad de opinión es positiva para lograr alternativas factibles".
"Nosotros como religiosos y religiosas estamos aquí para acompañar a nuestro pueblo en sus dolores y esperanzas, para ser portadores de su voz que nos han confiado en la relación cotidiana, y para colaborar en el alivio de sus sufrimientos desde la fe y el compromiso social", sostienen.
"Agradecemos la atención a la presente y confiamos que ustedes como autoridades de esta provincia y de este país, hagan su mejor esfuerzo para redireccionar el camino que está causando tanto dolor y asfixia en la población", concluyen.
El pueblo si aguanta más, muchísimo más. En camino al 100 aniversario del triunfo...