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Economía

Consumo eléctrico: ¿cuánto es la diferencia entre la pobreza y la riqueza en Cuba?

Los hogares cubanos tienen de media un consumo mensual de 185kwh. Aquí, un análisis de lo que eso significa.

La Habana
Contadores eléctricos en un edificio de La Habana Vieja.
Contadores eléctricos en un edificio de La Habana Vieja. my brother traveler

Una de las variables más utilizadas para comparar el nivel de vida entre países es el consumo de electricidad. Este dato brinda una buena aproximación del uso que dentro de los hogares de cada nación hacen las personas de los equipos electrónicos que tanto han cambiado nuestras vidas adicionándoles confort, mejorando nuestra salud y liberándonos de tareas fastidiosas y repetitivas.

Por estos días, mientras el Gobierno intenta justificar el tarifazo eléctrico que impondrá a partir de enero, hemos sabido que los hogares cubanos tienen de media un consumo mensual de 185kwh.

A partir de este dato, usando la lógica y una tabla de consumo de electrodomésticos publicada por el diario Granma, se puede conformar el cuadro del equipamiento de un hogar medio en Cuba y entrever cómo viven sus moradores de puertas hacia dentro.

Hay que comenzar a equipar este hogar por el electrodoméstico imprescindible, el refrigerador. El consumo mensual promedio de ese aparato sería de 78kwh, pero un técnico de refrigeración consultado advierte que ese consumo sería para un refrigerador moderno en buen estado. La inmensa mayoría de los refrigeradores en Cuba son relativamente antiguos y las juntas de sus puertas no sellan, el frío que se pierde por ahí lo compensa la máquina trabajando más, lo cual —siempre según el técnico entrevistado— le puede agregar hasta un 50% al consumo energético del equipo.

Siendo conservadores en la estimación, agreguemos solo un 25% y tendremos que el gasto en electricidad del refrigerador de este hogar promedio cubano rondaría los 100kwh al mes.

Tampoco hay casa habitada sin alumbrado, asumiendo que este hogar estará iluminado exclusivamente por seis o siete ahorrativas lámparas de 20W funcionando durante ocho horas al día, habrá que sumar otros 30kwh al consumo mensual.

Algo que rara vez falta en las familias es un televisor, principal y a veces exclusiva fuente de ocio. Ocho horas diarias de televisión añadirían 66kwh al consumo mensual.

Hasta ahora tenemos una casa con un muy básico equipamiento de un refrigerador, un televisor y algunas lámparas; pero solo con eso, ese hogar ya estaría consumiendo 196kwh mensuales, ¡por encima de la media nacional!

Si quisiéramos incluir dentro del consumo de este hogar otros electrodomésticos, como un ventilador, una plancha o una lavadora, habría que reducir mucho el uso del televisor y mantener la casa en penumbras.

Ahora que conocemos que las casas en Cuba están apenas mejor equipadas que la cueva de un cromañón, partamos de los cuatro millones de hogares y cerca de 11,3 millones de habitantes que contiene la Isla para determinar el consumo per cápita anual de cada cubano, obteniendo que es de 785kwh.

Para saber si eso es mucho o poco, digamos simplemente que si ese cubano, con sus 785kwh anuales, hubiese emigrado a España, tendría a su disposición el triple de energía, pero si hubiese remado hasta Miami —cuando no deportaban— de media consumiría seis veces más que sus parientes de la Isla.

Aunque todo esto indique que el gasto eléctrico de los cubanos es ridículamente bajo, al Gobierno le debe parecer más que suficiente; por ello, si los habitantes de esa casa que antes describimos osasen instalar el aire acondicionado que demanda el clima cubano y pretendieran usarlo ocho horas al día, solo para dormir las noches, el consumo total se dispararía a 568kwh, lo que implica que la factura se multiplica 16, sí, 16 veces, pasando de 185 a 2.947 pesos.

A los habitantes de esa humilde vivienda descrita, que consume lo básico, un aire acondicionado les costaría 115 dólares mensuales en electricidad sobre lo que ya pagaban, mucho más que el salario mínimo.

Que la diferencia entre tener y no tener un simple aire acondicionado implique tanto es una condena a la miseria; dificulta el mejoramiento progresivo, fomenta una sociedad donde pasar de no tener aire acondicionado a tenerlo implica casi tener que duplicar el ingreso familiar para sostener el consumo del aparato. Un vil mecanismo de mantenimiento de la miseria.

Solo el 3,1% de los cubanos consumen más de 500kwh; esos son los pocos que pueden apaciguar con aire acondicionado las tórridas noches tropicales. La diferencia entre rico y pobre en Cuba no es una mansión en La Moraleja de Madrid o un ático frente a Central Park de Nueva York, sino tener o no tener un aire acondicionado.

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1 comentario

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Bah , lo pagaran los eunucos emigrados ,acaso no recargan mensualmente a ETECSA ,otro bill más a pagar,hay que ayudar a la familia y a..... la revolucion