Las tiendas en moneda nacional, algunos puntos de venta como la conocida "La Cuevita" y las ferreterías en divisa han sido, desde hace años, un soporte para que la población habanera resuelva cuando se rompe una tubería, se descompone una llave de agua e incluso cuando se funde un bombillo.
Con las medidas impuestas tras la llegada del coronavirus, la ya mermada industria ligera en el país ha colapsado, y los puntos de venta ya mencionados se han reducido al mínimo, exponiendo a la población a un estado de expresa indefensión, donde te adaptas o sucumbes.
La situación que vive Enmanuel, un joven padre de familia residente en Centro Habana, es solo un ejemplo de las afectaciones que el congelamiento de la economía cubana, desde hace seis meses, ha provocado.
Cuando la tubería que conduce el agua hacia su cocina se averió, la única solución que halló fue la clausura, al ser del todo imposible encontrar un reemplazo.
"Llevo una semana sin agua. La tienda en moneda nacional estaba cerrada, como casi todos los lugares. Salí por el barrio a ver quien tenía un pedacito de manguera que me regalara para hacer un apaño, pero nada", relata el joven.
En un momento en que la mayoría de las personas se encuentra permanentemente en sus casas, la demanda de arreglos y mantenimientos de las viviendas no se ha detenido. Para ellas el Covid-19 no es una justificación. Todo lo contrario. Al convivir más tiempo la familia dentro de las casas, todos los objetos, utensilios y partes de las mismas reciben un uso más intenso: llaves de agua, bombillas, tuberías, lámparas, etc.
Una vez más, la sobrevalorada habilidad del Estado cubano para lidiar con estados de crisis se circunscribe a lo elemental, la lucha directa contra la enfermedad, olvidando temas tan importantes como la alimentación y, también en el caso que nos ocupa, los artículos de ferretería.
"No me hables de mantenimiento. Tengo un montón de cosas rotas en la casa y no quiero pensar en ellas. Ya el dinero que teníamos para subsistir se acabó, y estamos empezando a comernos el capital de nuestro negocio", confiesa Jorge, dueño de un quiosco en Alamar, donde normalmente vende incluso algunos artículos de ferretería.
"No puedo siquiera salir a comprar la mercancía, porque no hay transporte, y la moto que tenemos para esto no tiene autorización de salir (vía libre). Así que es muy posible que perdamos nuestro negocio si esto se dilata", agrega.
"El foco led del baño se fundió hace un par de semanas. Así que tratamos de hacerlo todo temprano en el baño, porque después está muy oscuro y no hay quien vea. Ni siquiera he pensado en reponerlo, porque sé que este tipo de insumo ya estaba desaparecido antes de la pandemia", cuenta Raciel, también vecino de Alamar.
El pasado 20 de julio se informó en la Mesa Redonda que un grupo de tiendas en moneda libremente convertible abriría, como parte de la entrada en la primera etapa de restablecimiento de la economía. Dentro de este grupo se incluía La Casa del Electricista, una ferretería ubicada en el municipio Centro Habana.
Actualmente el horario de apertura de las tiendas de artículos industriales y ferreterías en divisa se ha reducido, o estas sencillamente han cerrado.
Una opción con que muy pocos ciudadanos pueden contar está en internet, donde algunos plomeros y electricistas por su cuenta colocan sus anuncios. Obviamente, también se encuentran limitados por la actual inexistencia de transporte urbano, y la restricción de salida a la mayoría de los vehículos.
Me han recordado el estribillo "ARREGLO BASTIDORES........"
Y la casa del plomero no tiene tuberías alli no hay ni vergüenza.
Y la casa del carpintero es una tienda en Belascoain que no tiene ni tan siquiera madera.
La Casa del Electricista es una tienda en divisas que no tiene electricidad.