Desde el año 2008 una comunidad cubana ha ido creciendo en Ecuador. De ella forman parte médicos, ingenieros, profesores, entrenadores deportivos, músicos y obreros, que en muchos casos han elegido el camino de abrir negocios como restaurantes, locales para reparar celulares o para el lavado de autos, entre otros.
Pero en los últimos meses, debido a la crisis agudizada por el Covid-19, en Ecuador se han perdido más de un millón de empleos. A esto se suma la caída de los precios del petróleo desde 2015, para crear un escenario complicado no solo para la comunidad de emigrantes, sino para todo el país.
Ecuador es uno de los países de Latinoamérica más afectados por el Covid-19, con más de 6.000 fallecidos entre los 98.343 casos confirmados, según cifras oficiales.
Para muchos cubanos que habían logrado abrirse camino en el país, el escenario implica una regresión.
"Este año las cosas me comenzaban a mejorar luego de tres años de penurias en los que no encontré un trabajo estable y tuve que sobrevivir de emprendimientos precarios, vendiendo en semáforos o puerta a puerta", dijo a DIARIO DE CUBA Humberto Muñoz, un guantanamero de 44 años.
"Pese a tener una maestría la suerte me ha sido adversa. Aun así, no pienso regresar a Cuba", añadió. "Este año, en enero y febrero, logré involucrarme en una empresa que repasa estudiantes y los ayuda con las tareas y pude ganar un dinero decente, incluso ya iba a volver a ayudar a mi familia en Cuba cuando llegó esto (la pandemia) y se paró todo", lamentó.
"La bendición es que la dueña de la casa es buena persona y no he tenido problemas con el espacio donde vivo. Pero he vuelto a tener que vender cosas que la gente me da, y donde tengo un margen pequeño de ganancia", señaló.
Mayra del Llano, ingeniera camagüeyana de 49 años, llegó a Ecuador hace cuatro años y "nunca había vivido un momento tan malo como este".
"Mal que bien siempre he tenido trabajo redactando textos a estudiantes que prefieren que otro lo haga, así como revisando libros próximos a publicarse", comentó Del Llano. "La palabra necesidad solo ahora he venido a conocerla, llevo dos meses sin pagar el alquiler, el trabajo me ha bajado en un 90%. Espero que para septiembre, con el nuevo curso escolar, las cosas comiencen a mejorar".
Marcelo Aranda lleva diez años en el país y es una de las excepciones en medio de la pandemia. "Oigo los cuentos de mis compatriotas cubanos, veo a tantos venezolanos luchando para que los dueños de casas no los desalojen de sus arriendos y, la verdad, no me puedo quejar", afirmó.
"En cierto fue una buena decisión decidirme hacer Uber Eats (reparto de comida a domicilio) con una moto que recién terminé de pagar en estos meses. Con la pandemia mis viajes se multiplicaron como nunca hubiese imaginado. Antes, en un día normal de trabajo ganaba de 15 a 30 dólares. Durante los días de la cuarentena estricta llegué a ganar 70 dólares diarios y aún hoy puedo ganar 50 sin complicaciones", explicó este villaclareño de 43 años.
"Esta etapa horrible para tanta gente para mí ha sido una buena. A mi esposa y a mi hija de cuatro años no les ha faltado nada", reconoció.
Omar Benitez, camagüeyano de 59 años que lleva más de 12 en Ecuador, ha visto su negocio peligrar y renacer. "Si bien se resintió durante el primer mes de la cuarentena, al punto que llegué a preocuparme por la permanencia de mi local, luego los clientes comenzaron a venir. Yo los entraba por la parte de atrás y los atendía con la puerta cerrada. Es una suerte reparar celulares en estos tiempos pues todo el mundo los necesita", explicó. "Hoy, poco a poco, mi negocio vuelve a la normalidad".
La comunidad cubana de alguna manera se reinventa en medio de un escenario adverso. Grupos de Whastapp como "Compra Venta Ecu-Cub" se llenan de ofertas de productos, prueba de que la gente está dispuesta a luchar lo suficiente con tal de salir adelante.
*A petición de las personas que dieron declaraciones para este reporte los nombres fueron cambiados.