Desesperados, sin un dólar y sin ayuda de organizaciones de derechos humanos de Costa Rica, unos 200 cubanos permanece en la localidad de Peñas Blancas, fronteriza con Nicaragua. Piden que los dejen seguir viaje e imploran ayuda internacional.
Duermen en pequeñas carpas o a la intemperie y no tienen servicios sanitarios. Entre ellos hay ocho menores de edad, seis mujeres embarazada y 15 ancianos.
Decenas de cubanos siguen sumándose al grupo. En el momento en que DIARIO DE CUBA hablaba con Yubania Márquez Díaz, cubana madre de dos niños, un aplauso le daba la bienvenida a otros diez emigrantes.
Pero no todos han podido llegar a la frontera. Cerca de una treintena de cubanos fueron retenidos en puestos de control como el de La Cruz.
Márquez Díaz llegó a Managua con su familia el 17 de noviembre de 2019. El 2 de febrero de este año ella y su esposo decidieron irse a Costa Rica con su bebé brazos y su hijo de 14 años, con el sueño de montar un salón de belleza. En medio del desespero, se pusieron en manos de coyotes (treficantes de personas) que los llevaron por la selva, donde cuatro hombres armados les arrebataron a sus hijos.
Para recuperar a los menores, relató Márquez Díaz, tuvieron que entregar todas sus pertenencias, incluidos 4.000 dólares resultado de la venta de sus bienes en Cuba.
"Fue un momento muy duró. Pensé que a mi bebé me lo iban a robar para venderlo en el mercado negro, y que mi hijo adolescente iba ser reclutado por las pandillas", recordó.
La familia sobrevivió como pudo durante un mes, hasta que tuvo acceso a un albergue. Pero la crisis generada por el Covid-19 llevó al cierre del local.
Márquez Díaz y su esposo intentaron rehacer su hogar en la capital de Costa Rica pero, según la emigrante, la xenofobia y la falta de apoyo de organizaciones internacionales como la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), donde varias veces les negaron la ayuda, los obligó, como a decenas de cubanos, a intentar continuar viaje hacia Norteamérica.
"La ACNUR nos ha tratado como seres humanos de segunda. Es tal la repulsión, que acá donde estamos llegaron con artículos de aseo, agua y desinfectante, y no los queríamos recibir. Lo hicimos por la seguridad y la salud de todos", dijo Márquez Díaz desde Peñas Blancas.
Añadió que hoy cuentan con alimentos y ayudas gracias a la Fundación Corner of Love.
Un requisito esencial para que Nicaragua permita el ingreso de los emigrantes es una la prueba de Covid-19 con resultado negativo.
Pero según Will Herrero, un costarricense que durante 16 años a ayudado a los emigrantes, incluidos miles de cubanos, el costo de la prueba en el país es de 150 dólares.
"La situación en Costa Rica está difícil", dijo Herrero, quien mantiene a los emigrantes al tanto de los peligros en los diferentes pasos de la ruta migratoria.
"Aunque la pandemia no nos ha golpeado duro en temas de salud pública, la economía ha sido muy golpeada, ya que se basa especialmente en el turismo", explicó Herrero a DIARIO DE CUBA.
"Antes de la pandemia el desempleo en Costa Rica estaba en un 12%, hoy está en el 25%. Si a un nacional le es difícil conseguir trabajo, imagine como será para un emigrante", añadió Herrero.
Esta situación, dijo, a llevado a que la mano de obra del emigrante sea contratada a más bajo costo que la nacional, lo que desplaza a la fuerza laboral costarricense. Esta situación estaría provocando actitudes xenófobas.
Desde San José, Costa Rica, decenas de emigrantes piensan unirse a la caravana que se encuentra en Peñas Blancas. Entre ellas está Maite Isaza Blanco, joven cubana madre de dos niños y embarazada.
Maite ingreso al continente por Guyana y llegó a Costa Rica el 25 de febrero de 2020. Ella y su esposo consiguieron contratar un alquiler, pero fueron desalojados en medio de la pandemia por no tener dinero para pagar. Estando en la calle, fueron acogidos por una familia costarricense, pero el mes pasado a Maite la abandonó su esposo al enterarse de que estaba en embarazada.
El domingo 10 de agosto la familia que la acogía le anunció que ya no la podía tener más tiempo en su hogar. El lunes Maite tomó un autobús hacia Peñas Blancas.
"Estoy sola y me iré para donde vayan los demás cubanos, se que ellos no me desampararán", expresó a DIARIO DE CUBA.
Que se vayan por Panamá, hacia Cuba.
Ya tenemos mulas hasta para exportar.