Hija mía, esto de obligarme a escribirte cada día de encierro se ha convertido en un exorcismo. Hace poco más de una década, mi amiga psicóloga Lourdes Fernández me acompañaba en el duelo terrible por la muerte de Jorge García, mi gran amor hasta que llegaste "cambiando el pedestal del corazón", como él te cantara sin conocerte. Como no hay terapias para los duelos, Lourdes me hizo compañía. Me parece estar oyéndola ahora: "Escribe todo lo que te pase por la cabeza. Lo que no le pudiste decir. Lo que quisieras decirle". De esta forma logré sobrevivir y hasta ser feliz, de otra manera feliz.
Como a Garci, a ti te lo he contado todo: lo bueno, lo malo, mis dudas, mis secretos (alguno que otro tengo), mi verdad (corta como la definiera Jorge en una canción), mis miedos. Pero ese todo escrito libera la carga que impone la responsabilidad de saberte a salvo, incluso a salvo de mí, de lo que soy. Es la memoria que ya me escasea porque soy muy grande y porque ser Mamá multitareas significa varios oficios a la vez. (En algunos soy más ducha que en otros. ¡Qué va a hacer!, diría Oscar Barreiros.) Es la manera de contarles a los que no han querido o no han podido estar, cómo creces. Sobre todo, por si me pasara algo malo, algo definitivo, drástico... sepan cómo has crecido y te cuiden también desde este AMOR, así con mayúsculas absolutas. Porque esta bitácora es, además, un testamento, hija. Mi testamento para y por ti.
Tendrás que perdonarme el teque triste de hoy. Es que ha sido domingo. Domingo es domingo aun en cuarentena. (Dice tío Víctor que a él su mamá lo parió un domingo. Por eso, Dios no lo tiene en cuenta. Mamá no cree en Dios, dioses o diosas. Pero, si existieran, fueron ellos quienes lo pusieron en nuestra vida.)
Por lo demás, un día agitado: ser tu exoesqueleto (no te animas a caminar sola); preparar desayunos, meriendas, almuerzo, cena; hervir agua para tomar y bañarte, darte la teta (menos veces que los días anteriores, pero muchas), ver dibujos animados por enésima vez, cantar, bailar, dibujar y leer cuentos sobre mujeres extraordinarias latinoamericanas, que son ahora tus favoritos.
Gracias a Chabeli y tía Marian ya conoces las historias de Alfonsina Storni, Frida Khalo y Juana Azurduy. La última, que se te antoja pirata, te hizo pedirme una espada. Mamá, que no es muy ducha en cuestiones manuales, dibujó en papel corrugado y reciclado algo más parecido al machete de María Silvia, la mambisa. No me gustan las armas. Soy pacifista. Las más temibles que he usado son un spray pimienta y un silbato. Van en mi bolsa siempre.
Hoy intercambiamos fotos de nuestro encierro con Lisa Millery Hannes que nos saludó en castellano casi perfecto (va mejorando), en Leipzig; y con Nadege que, amorosa, nos escribe todas las semanas desde París para saber cómo estamos. Te gusta mirar las fotos que nos mandan, ampliarlas como si siempre hubieras tenido una pantalla táctil en tus manos, y preguntar por cada detalle. Hablamos de viajar para visitarlos o invitarlos a nuestra casita. Algo haremos para el reencuentro, cuando todo esto pase.
También hablé con Pablo. Me tranquiliza hablar con Pablo. Hay algo en su voz que me da calma, me desacelera. En su voz y en lo que hablamos, aunque se corte mil veces la llamada. Y no se lo he dicho aún.
Para el ocaso, un baño en la piscinita que te regaló Nirvana, por el calor difícil y porque tengo que recuperar la fe para subirte a la azotea. Ya casi... No desesperes. Silvita te apoya desde México para que volvamos al cielo. Por suerte, la isla que habita ahora con su compañero y sus dos pequeños está libre de este bichito. Y en las fotos se ven tan hermosos los cuatro. Te han mandado un librito digital sobre el cumpleaños de un círculo rojo. Mañana lo leemos.
Ya duermes. Solo has pedido teta dos veces, y en la cama. Creo que estaremos mejor, hija.
PD: La corporación CIMEX, otro de los monopolios de aquí, ha dispuesto nuevas medidas para evitar las colas en sus centros comerciales, en CUC y las otras monedas extranjeras permitidas. La nota viene con un listado de productos de una canasta muy básica que hoy no está disponible en las tiendas online que no han colapsado por la avalancha de pedidos que desde fuera llegan. Mamá sigue viendo cómo sobrevivir. Te contaré otro día los detalles.