Lázaro Ortega Borrell, un enfermero cubano de 42 años que trabajaba hasta su muerte en la Hospital Universitario West Indies de Kingston, Jamaica, fue asesinado a puñaladas este sábado en su casa, en Vineyard Town, St. Andrew, "por atacantes no identificados", informó el medio jamaiquino McKoy's News.
Según la publicación, el enfermero fue víctima de una racha de asesinatos que acabó con la vida de otros cinco hombres en menos de 24 horas, y que este lunes sumaba 18 muertes violentas, de acuerdo con reportes de la policía local.
Ningún medio aclaró las causas ni las condiciones de los homicidios. Tampoco precisaron si se trataba de un especialista de las llamadas "misiones médicas cubanas" en el extranjero o si Ortega Borrell se mantenía en Jamaica por su propia voluntad.
No obstante, La Habana pocas veces publica noticias sobre el fallecimiento del personal de salud cubano en el extranjero, por considerar que afectaría la imagen de sus "misiones internacionalistas", tildadas de esclavitud moderna por el Gobierno de EEUU y varios organismos defensores de derechos humanos.
En mayo de este año medios locales jamaiquinos informaron sobre el apuñalamiento de otra enfermera cubana, aunque tampoco aclararon las condiciones en las que la especialista se mantenía en la isla.
La víctima llamada Nancy Samuels, de 55 años, residía en New Harbour Village, St. Catherine, y ejercía como contratista de servicios de ambulancia, dijeron.
Según la Fuerza de Policía de Jamaica (JCF), Samuels fue presuntamente atacada por un conductor de ambulancia, quien usó un cuchillo para apuñalarla.
De acuerdo con fuentes oficiales del país caribeño, en 2019 la isla ha registrado más de 1.300 asesinatos.
Habría que preguntar si la familia Castro contempla algún plan de reparación para estos mulatos que mueren prestando mano de obra esclava y que los ponen a trabajar en lugares a donde ellos mandarían a sus hijos con una legion de guarda espaldas.
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