'Perjudican a la población', opinan habaneros sobre las tiendas solo en divisas, pero otros ven ventajas

Poco más de un mes después de instaurada la red de tiendas comercializadoras de bienes y productos exclusivamente en dólares y otras monedas extranjeras, los habaneros se muestran escépticos respecto a cuáles cubanos se benefician de este comercio, la constancia de la oferta, y las consecuencias del gravamen que el Gobierno impone al dólar estadounidense. No obstante, ven ventajas en estos establecimientos.

"Es mejor malo conocido, que bueno por conocer", dijo Yorabel Mejías Falcón, en referencia a que el Gobierno cubano no se ha pronunciado sobre si el dólar estadounidense, más allá de abrirse estas tiendas donde se comercializan los mismos productos de importación que los ciudadanos ingresan al país irregularmente, "se quedará o no como moneda en circulación".

"Se sabe que el CUC es de juguete, un simple papel, pero es el que circula legalmente. Fíjate que en esas tiendas ni siquiera se acepta el cash, todo es por tarjeta magnética. Si mañana el Gobierno lo declara ilegal (el CUC) van a caer muchas mansas palomas", opinó Mejías Falcón.

Respecto a la posibilidad de liberar al dólar del gravamen —cuestión en la que coincidieron la generalidad de los encuestados— el panorama no es esperanzador ni para los cubanos que reciben dólares estadounidenses por la vía de remesas ni tampoco para aquellos que deberán adquirirlos a través del mercado clandestino.

La presidenta del Banco Central de Cuba (BCC), Irma Margarita Martínez Castrillón, confirmó que el gravamen al dólar estadounidense no está sujeto a debate ninguno, y recordó que tal impuesto se estableció en 2004 por el recrudecimiento del embargo económico y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba.

"Esa política se endurece en estos tiempos y, por tanto, no es posible eliminar ese gravamen en las condiciones actuales", aseveró Martínez Castrillón.

La exclusividad del pago en divisas y los altos precios convierte a esta red de tiendas en comercio excluyente para la mayoría de la población.

"De cuál equidad social o de igualdad de oportunidades habla entonces la Revolución, sabiendo que la realidad que vivimos los cubanos no es la misma que tienen ellos en la mente", cuestionó Alfonso Tápanes Urrutia, ingeniero mecánico y vecino de San Miguel del Padrón, refiriéndose al incremento de la compra de dólares en las calles.

A raíz de que el primer vicepresidente, Salvador Valdés Mesa, admitió que en el país existía un déficit de moneda libremente convertible, y que en consecuencia se aplicarían medidas con el objeto de captar estas divisas, la cotización del dólar estadounidense en el mercado clandestino se disparó de 1.12 hasta 1.30 CUC.

"Si convertir un salario obrero en CUC ya nos deja en tremendísima desventaja, imaginen entonces cambiar esos CUC en dólares americanos con la multa que el Estado le impone. Por mucho que lo expliquen, o de la manera que quieran justificarlo, esas tiendas perjudican a la población", fustigó Tápanes Urrutia, coincidiendo con la opinión recogida en la provincia de Holguín cuando el pasado lunes se diera apertura a una sucursal de esta red comercial ubicada en el céntrico establecimiento El Nikel.

"A estas tiendas las rodea un misterio. La verdad, no logro entender por qué tanta exageración", comentó Belkis Aragón a este reportero.

Ante un intento de hacer fotos dentro del establecimiento ubicado en el edificio Focsa del Vedado, el portero advirtió que había indicaciones que lo prohibían.  

"Los precios están bastante ajustados en comparación con el de los electrodomésticos que venden en las tiendas de CUC", declaró Aragón a la salida del establecimiento, después de haber comprado un freezer horizontal de 5,5 pies cúbicos, marca Royal, por el precio de 249 dólares.

"Un freezer de estas proporciones en la calle, por ejemplo, cuesta unos 70 o hasta 100 dólares más", añadió. Pero su hermana Laura Alicia, que adquirió una lavadora automática de seis kilogramos, marca Daewoo, por 233 dólares, le señaló que "ya no encuentras esos freezer, ni otros electrodomésticos, tan fácil como hace seis meses".

Varios de los consultados hicieron referencia a que, en el mercado clandestino —que el Gobierno evitó llamar "ilegal" y catalogó de "irregular"—, casi una docena de efectos electrodomésticos "ya no se ofertan en correspondencia con su demanda".

"El problema es que los cubanos están más concentrados en especular con sus dólares que en entender lo obvio: que el Estado les dio una especie de 'golpe de Estado' a 'las mulas', y por extensión al sector privado, para intermediar a la fuerza en un mercado que se les iba de las manos", dijo, bajo condición de anonimato, un dependiente de la tienda Nella, en La Habana Vieja.

No pocos especialistas, como el licenciado holguinero Antonio Batista, han designado a estas alternativas como "disparates que incluso van contra la soberanía económica, y encaminadas a la dolarización de la economía", pero que, según las afirmaciones de las autoridades gubernamentales, forman parte del conjunto de medidas "orientadas al comercio interior, con el objetivo único de captar divisas frescas y así garantizar el financiamiento para la importación de rubros necesarios de la economía".

Para el albañil restaurador Gerardo Rodríguez, comprar un producto "sin el susto de que mañana te lo puedan decomisar, porque se adquirió en el mercado negro", es una de las ventajas que ofrecen la apertura de estas tiendas exclusivas para unas ocho monedas extranjeras, entre ellas los dólares estadounidenses y canadienses, y el euro.

"La moto eléctrica que me compré, está casi al mismo precio que se comercia a través de 'las mulas'. Trabajo en el sector privado y defiendo nuestro derecho a prosperar, pero comprar con seguridad y garantías nadie puede negar que es mejor", dijo Rodríguez, quien se compró una moto eléctrica Minerva, con batería de gel de 60 voltios en 1.000 dólares.