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Opinión

Los 500 de La Habana, celebrados sin nuevas construcciones y opacados por la politiquería

La reinauguración del Capitolio Nacional, la reapertura del Mercado de Cuatro Caminos y los fuegos artificiales, y la política metida en todos ellos.

La Habana
Fuegos artificiales desde el Malecón, en la celebración del medio milenio de La Habana.
Fuegos artificiales desde el Malecón, en la celebración del medio milenio de La Habana. AFP

Era de esperarse que un aniversario tan relevante para La Habana, como es llegar al medio milenio, se festejara con nuevas obras de gran relevancia; incluso alguna especialmente distintiva. Tal vez un edificio icónico, que fuera luego recordado por su utilidad social, belleza y distinción. Pero no ha sido el caso.

"La capital de todos los cubanos" no pudo engalanarse a la altura del acontecimiento y tuvimos que conformarnos con la reinauguración de una pléyade de obras rescatadas del deterioro y abandono que ha significado para la urbe (y para el resto del país) seis décadas de socialismo radical con economía planificada.

Son tres los eventos más sobresalientes de los festejos, pero que tristemente se han visto opacados por la política (oficialista), directa o indirectamente.

Primero: la reinauguración del Capitolio Nacional. Una obra de gran relevancia arquitectónica e histórica que incorrectamente dejó de utilizarse como sede del Órgano Legislativo a raíz del triunfo de la revolución fidelista, por su afán de refundar el país olvidando el pasado.

Es una buena noticia que se haya rescatado tan colosal obra y nuevamente esté cumpliendo con su función social, pero lo muy lamentable es que en ella radique y sesione un Parlamento que no ha sido elegido libremente por nuestro pueblo entre las diversas opciones políticas, de manera democrática. Y que sea ocupado por diputados de un solo partido político, el PCC, el que usurpa la soberanía a nuestro pueblo desde la propia Constitución.

Segundo: la exibición de fuegos artificiales. Fue sin dudas un espectáculo singularmente llamativo y relevante para la capital. Muchas cosas comunes en el resto del mundo desaparecieron de este país producto de la crisis general y endémica del socialismo radical, y una de ellas son las artes pirotécnicas, ingrediente espectacular en las celebraciones significativas.

Por la falta de experiencia fue prudente, debemos reconocerlo, la contratación de una empresa canadiense para que hiciera explotar felizmente los 16.000 fuegos artificiales. El peligro de que improvisados pirotécnicos locales incendiaran La Habana en pleno cumpleaños, o causaran daños a las personas como sucedió en los festejos de Remedios, era más que inminente.

Sin embargo, aunque la rareza y belleza de los fuegos artificiales no fue opacada esta vez por accidentes, sí lo fue por el matiz político que se le dio al cumpleaños de la urbe. Una ciudad no tiene ideología, es de todos sus habitantes, piensen como piensen. Es aberrante que se asuma que la ciudad es exclusivamente de los comunistas porque solo eso explicaría que monopolizaran su festejo al crear una figuración en el cielo nocturno con el nombre de "Fidel". Fue un abuso de poder: lo impusieron porque pueden, porque tienen el poder.

Fidel no era habanero. Ni siquiera construyó durante su gobierno la casa donde vivió, ni el edificio desde donde gobernó, ni la tribuna en la que pronunció sus largos discursos. La Habana creció y maravilló al mundo con lo construido en sus primeros 440 años, no con lo hecho en los últimos 60. El título de "Ciudad Maravilla" no se lo debe a las construcciones en Alamar, Alta Habana o la CUJAE, sino a la arquitectura y el espíritu de La Habana anterior a 1959. ¿Por qué entonces politizar la celebración con el nombre de Fidel si su obra es el socialismo radical y no la Habana?

Tercero: la reinauguración del Mercado de Cuatro Caminos. Un inmenso edificio de gran valor social y arquitectónico para la ciudad, que llevaba muchos años en desuso y tardaron cuatro años en remozarlo. La corporación militar CIMEX es la administradora y situó allí una enorme red de tiendas.

Muy hermoso todo, a pesar del contraste con el entorno plagado de deterioro, ya que por tratarse de edificios de viviendas comunes y comercios en CUP no corrieron la misma suerte renovadora.

Y, cuando parecía que en este caso no vendría la política a jugar su efecto menguante, tuvimos el horrible espectáculo de desorden social sucedido allí.

Tras un prolongado periodo de desabastecimiento, mas agudo en los últimos meses por la crisis económica que se profundiza principalmente por el fallido modelo oficial estatista, aglutinaron en este mercado muchos productos de primera necesidad muy escasos. La idea de lucir bien en la reinauguración y aparentar abastecimiento fue fatal porque el efecto fue el contrario, y la desesperación de la población evidenció la crisis.

Así, sin bombos ni platillos; sin brillo ni ganancias en infraestructuras, solo remozando parte de lo destruido por el socialismo radical, transcurrió este festejo por los 500 años de La Habana. Esperemos que para los 550 hayamos superado esta etapa oscura y empobrecedora de nuestra convulsa historia, para darle a la capital la excelencia que merece.

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4 comentarios

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Profile picture for user El Coyuntural

Fuegos artificiales a mano de los canadienses y la restauración del Capitolio....los rusos. Patético

En Miami dejas de pasar un mes por una calle y cuando regresas está irreconocible, con nuevos edificios y comercios y la ciudad tiene un poco más de cien años

Profile picture for user Amadeus

¿ Y qué dice Bruno, que en Miami se están cayendo las casas? Jajajajaj!!

Pronto estaremos al nivel de los Tainos y Los Guasnatabeyes, que exitante Verdad ???? Los Caribes como Buenos Guerreros a cumplir Misiones Internacionalistas, bajo la Direccion de Nicolas Maduro y AMLO, bajo la mano Negra de Raul Castro !!!