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Prisiones

'Orden de la Seguridad del Estado': un preso cubano recibe amenazas tras denuncias de su esposa

La mujer había hecho pública una carta en la que calificaba de 'ejemplarizante' la condena de su esposo.

La Habana
Yudelis Rodríguez, su esposo Yuniesky Alonso y la hija de ambos, Briana.
Yudelis Rodríguez, su esposo Yuniesky Alonso y la hija de ambos, Briana.

La cubana Yudelis Rodríguez denunció este lunes que su esposo, el preso Yunieski Alonso, ha sido víctima de una arbitrariedad después de que ella hiciera pública una carta en la que considera "ejemplarizante" la condena que cumple el reo desde 2006.

La misiva, divulgada por DIARIO DE CUBA, provocó que las autoridades penales sacaran a Alonso del régimen de trabajo fuera de prisión en el que se encuentra, para intimidarlo y acallar a su esposa.

"Él está en la ciudad de Colón (Matanzas) trabajando en la carpintería, en la construcción de casas para militares, y es muy apreciado en su trabajo", explicó Rodríguez. "Ahí se tienen algunos beneficios, como dormir fuera de la cárcel, tener un ventilador y estar sin los guardias vigilando".

El 5 de octubre pasado, el hombre cayó de un segundo piso desencofrando una placa y fue trasladado al Hospital de Colón, donde "recibió todas las atenciones médicas", dijo Rodríguez.

"Yo quisiera tener el método, los resultados, los ultrasonidos que le hicieron a mi esposo, pero se negaron a dármelos", lamentó la matancera. "Aunque en el campamento de las obras le permitieron que descansara los días que necesitara su salud", dijo.

No obstante, tres días después del accidente laboral, el 8 de octubre, llegó al campamento donde se recuperaba Alonso la orden de que debía regresar a la cárcel, sin explicación alguna.

Una vez en la prisión le explicaron que se trataba de "una orden de la provincia, que es la Seguridad del Estado quien lo ha llevado de vuelta a la cárcel", y que todo ocurría "porque su esposa escribió un artículo", relató Rodríguez. "Le dijeron que no volvería a la construcción, pero nunca le dejaron ver el artículo".

"En todo caso, yo consentí que se escribiera a partir de la carta, pero no lo escribí", puntualizó la mujer en conversación con DIARIO DE CUBA. "En resumen, todo tiene que ver con yo me dirigí a ustedes".

El asedio policíaco a fuentes de los medios independientes en Cuba es regular, y limita no solo el ejercicio periodístico, sino también la libertad de expresión y el derecho a acceder a información por parte de la ciudadanía.

Esa misma noche, en su perfil de Facebook, Rodríguez posteó que "en vez de preocuparse por la salud" de su esposo, lo llevaron a la prisión por un texto que él ni siquiera escribió. A la mañana siguiente, el 9 de octubre, sin explicación alguna, retornaron a Alonso al campo de trabajo.

"Creo que mi comentario en las redes sociales ayudó a que lo regresaran", opinó Rodríguez, alentada por la visibilidad que va ganando el caso de su esposo, pero temerosa de que puedan darse nuevas arbitrariedades contra él con la finalidad de contener los reclamos.

Alonso fue condenado por tráfico de personas por ingresar en un bote desde Florida a territorio cubano con el objetivo de llevarse a su familia a Estados Unidos.

La carta pública de Rodríguez sostiene que el hombre nunca llegó a montar a persona alguna en la embarcación, de modo que el cargo no procedía, únicamente podía ser sancionado por entrada ilegal al país, con una condena mucho menor.

El veredicto del Tribunal Popular fue, a juicio de la mujer, movido por una intención ejemplarizante ante los constantes casos de salida ilegal del país por mar.

Alonso fue condenado a 16 años de cárcel en 2006 que se transformaron más tarde en 20 por un intento de fuga.

Su esposa redactó la carta abierta tras no encontrar satisfacción en el sistema penal cubano y con la esperanza de hallar ayuda para su esposo en otros actores de la sociedad cubana.

"Después que cumplamos los años de prisión, los cuales me parecen ilegales y excesivos, debemos lidiar con los antecedentes penales de 'tráfico de personas'. No hay lugar en el mundo que apruebe ese delito, delito que no cometimos, en el cual nunca estuvimos involucrados", escribió la mujer.

"Nuestra petición es que se nos conceda el beneficio de la verdad, que se nos borre ese crimen", expuso, "y que se nos permita vivir la vida que nos queda como la familia cristiana y honesta que somos, sin el peso de un pasado tan horrendo".

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