El presidente estadounidense, Donald Trump, acusó este martes a La Habana en Naciones Unidas de "saquear" Venezuela, mientras que el brasileño Jair Bolsonaro dijo que, con la retirada de los profesionales de la Isla del programa "Más Médicos", Brasil "dejó de contribuir con la dictadura cubana".
El Gobierno cubano "saquea la riqueza de Venezuela" para mantenerse a flote, dijo Trump en su discurso ante la Asamblea General de la ONU y pidió "a los venezolanos atrapados en esta pesadilla" que no olviden que Estados Unidos "está unido apoyándoles", con "vastas cantidades de ayuda humanitaria" preparadas, informó EFE.
Trump llamó al gobernante venezolano, Nicolás Maduro, "marioneta" de La Habana y prometió que Washington seguirá del lado del pueblo venezolano "hasta que se restaure la democracia".
"El dictador Maduro es una marioneta cubana protegida por guardaespaldas cubanos", afirmó Trump durante su discurso.
"Estamos siguiendo muy de cerca la situación en Venezuela. Esperamos el día en que se restaure la democracia y Venezuela sea libre", agregó.
El mandatario dijo que la situación en Venezuela es un recordatorio de que "el socialismo y el comunismo no se tratan de justicia ni de sacar a la gente de la pobreza", un mensaje que pareció dirigido a combatir al ala más izquierdista del Partido Demócrata estadounidense.
Donald Trump definió el socialismo como "el destructor de las naciones y de las sociedades" y dijo que sus efectos son nefastos "cuando se combina con las nuevas tecnologías", sin dar más detalles.
Durante su discurso, se pudo ver a una representante de la delegación de Venezuela en la Asamblea General leyendo un libro sobre Simón Bolívar, cuyo título no llegaron a captar bien las cámaras, pero que parecía ser Bolívar, héroe, genio y pensamiento universal, de Iván Guillermo Rincón Urdaneta.
En la misma línea de Trump, el ultraderechista Bolsonaro, que abrió los debates de la Asamblea General, también atacó a La Habana y Caracas, gobiernos a los que se refirió como "dictaduras" que deben ser derrotadas.
Bolsonaro, por una tradición de la ONU que le reserva a Brasil el primer discurso de la Asamblea General, inauguró la fase de debates y, en sus primeras palabras, afirmó que representa a un "nuevo país", que en el pasado reciente "llegó a estar al borde del socialismo".
Eso, dijo, llevó a Brasil "a una situación de corrupción generalizada" y propició, además, "ataques ininterrumpidos a los valores religiosos", respaldados por el Foro de Sao Paulo, organización que reúne a partidos de la izquierda de América Latina.
También hizo alusión a los miles de médicos cubanos que, hasta fines del año pasado, trabajaban en Brasil mediante acuerdos firmados por el Gobierno de Dilma Rousseff, que La Habana decidió cerrar tras las críticas de Bolsonaro a las condiciones abusivas bajo las que se encontraban los profesionales.
El gobernante brasileño opinó que, con la retirada de esos profesionales de Cuba, Brasil "dejó de contribuir con la dictadura cubana", a la cual —dijo— el Gobierno anterior enviaba "300 millones de dólares anuales".
Bolsonaro afirmó que "en los años 60, agentes cubanos fueron enviados a toda América Latina" para promover el "socialismo" y fueron "derrotados".
Añadió que hoy unos "60.000 cubanos" están en Venezuela y actúan en las áreas de "inteligencia y defensa" para mantener en el poder a una "dictadura" que ha implantado en ese país. que "antes ya fue tan próspero", la "barbarie del socialismo".
Bolsonaro mencionó también el esfuerzo de Brasil por acoger a los miles de venezolanos que han llegado al país en busca de una nueva vida y dijo que su Gobierno seguirá "trabajando para que la democracia sea restablecida en Venezuela" y para "que otros países de la región no experimenten ese nefasto régimen del socialismo".