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Tecnología

Someterse o desaparecer, las opciones que deja el régimen cubano a la red independiente SNet

Una red con 40.000 usuarios sin supervisión era demasiado para la obsesión de control del Gobierno.

La Habana

Sin internet en casa, Juan se ha conectado para jugar al Dota 2 a SNet, la gigantesca intranet informal que por más de una década ha unido con cables y antenas a toda La Habana. Pero las nuevas leyes y tecnologías del Gobierno obligan a este servicio a someterse o morir.

SNet —Street Network, red de la calle—empezó con rústicos cableados de casa en casa y terminó interconectando con antenas inalámbricas y nueve grandes servidores a toda la capital de la Isla, reporta la AFP.

Mientras Cuba se retrasaba en temas de conectividad, la tecnología fue progresando en el mundo. Los videojuegos —hoy varios de ellos considerados deportes electrónicos— se disputaban en partidas en línea entre usuarios del mundo. ¿Qué hicieron en la Isla? Jugar entre cubanos lanzándose cables.

"Me conectaba con un cable de red de 100 metros a un amigo, este a su vez con otro cable de 100 metros a otro amigo que a su vez utilizaba un Nanostation M2 (vía inalámbrica) para conectarse a nuestro administrador local", en su barrio, explica a la AFP Juan, quien prefiere no revelar más detalles de su identidad.

"El administrador local utilizaba otros equipos inalámbricos para conectarse a un administrador general que nos daba conectividad con toda SNET. Es así como funciona SNet", agrega.

Esta red habanera no tenía salida al mundo ni tampoco se conectaba con otras ciudades.

Se calculan en 40.000 las personas conectadas, demasiadas para la obsesión de control del Gobierno. Además, la experiencia empezó a replicarse en otras provincias y había un plan para entrelazarse.

"SNet me ha servido para mejorar mi competitividad en e-sport como Dota 2 o World of Warcraft (...) me ha servido para conocer nuevos amigos, tener acceso a una comunidad mayormente gamer (aficionados a los videojuegos) en Cuba y aprender programación", explica Juan.

Aunque el reglamento interno ha sido estricto para evitar problemas —ni pornografía, ni política—, el Gobierno cubano recela de cualquier iniciativa independiente que permita el contacto sin supervisión entre cubanos.

El crecimiento de la popularidad de SNet entre los jóvenes habría desatado la alarma del régimen.

En diciembre del año pasado la tecnología 3G llegó por primera vez a Cuba. Sin internet doméstica masiva, la mayoría se conecta al WiFi estatal disponible en plazas y parques. El costo de una hora de conexión es de un dólar, muy caro en un país con un salario medio mensual de 45 dólares.

El 29 de julio el Gobierno legalizó las antenas domésticas que muchos cubanos utilizaban de forma clandestina para captar la señal WiFi irradiada en las plazas y así navegar desde el sofá de su casa y no desde la banca de un parque.

Paralelamente reguló el cableado, el uso del espacio radioeléctrico y la potencia de los aparatos inalámbricos, lo que implica la sujeción de SNet.

SNet contaba con tecnología inalámbrica importada e ilegal según las estrictas normas cubanas. Una infraestructura que hasta competía con la del monopolio estatal de telecomunicaciones ETECSA.

Según las nuevas normas, estas señales pueden interferir con las estatales. El cableado físico de calle a calle pasó a ser ilegal.

"Tenemos una de las únicas plataformas offline de Dota 2 (el e-sport más famoso del mundo) con todo lo que lleva funcional, desarrollada por un cubano, tenemos nuestro propio servidor de Steam, World of Warcraft, etc. Cientos de juegos multijugador", detalla Juan, que además fue administrador de uno de los juegos.

Se fueron añadiendo foros, redes sociales, chats en tiempo real, servidores de voz, Wikipedia, acceso a películas.

Ante un posible cierre de SNet, una veintena de usuarios acudió a inicios de agosto al Ministerio de Comunicaciones. La autoridad los atendió, pero no quedaron satisfechos.

Una nueva manifestación fue convocada para el 17 de agosto. Pero en días previos, algunos usuarios denunciaron en sus redes sociales amenazas de la policía política, con llamadas y visitas, para que no acudieran. Estalló una polémica en redes. El día de la protesta, los exteriores del ministerio amanecieron custodiados por la Seguridad del Estado y la Policía.

Por esos días los administradores de SNet fueron conminados a buscar una salida.

El Gobierno ha presentado el movimiento como parte del proceso de reordenamiento de la utilización de la tecnología inalámbrica.

"Las redes de personas naturales, que cuenten con sus licencias actualizadas, podrán integrarse a los servicios propios de Joven Club (JCC) a través de la conexión WiFi", dijo el diario oficial Granma.

JCC es una red estatal nacional con 644 instalaciones, 260 de ellas enlazadas por fibra óptica. Aunque absorberá a SNet, no le dará acceso a internet, solo conectividad nacional. Inicialmente la solución fue tomada con resistencia, luego con resignación.

"Ni vencedores ni vencidos, ganó la patria", dijo el Ministerio de Comunicaciones.

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