Las nuevas limitaciones a los viajes desde EEUU a Cuba tendrán un impacto sobre el turismo en la Isla, pero donde primero han dejado huella es en el campo de la opinión pública, con posiciones encontradas.
Tras la decisión de Washington de restringir los viajes culturales de ciudadanos estadounidenses a Cuba, así como las visitas con barcos, cruceros incluidos, y aviones privados o comerciales, hay un objetivo económico claramente establecido.
Los economistas Jorge A. Sanguinetty y Elías Amor ofrecen una visión general de las nuevas medidas del Departamento de Estado, de cómo podrían afectar al régimen y a la población de la Isla y cómo debería actuar el Gobierno.
¿Qué opina de las nuevas restricciones a los viajes de EEUU a Cuba?
Jorge A. Sanguinetty: Las nuevas restricciones tienen un doble objetivo. Primero, el de presionar y sancionar al Gobierno de Cuba para que no siga creando problemas en Venezuela y otros países. Segundo, se busca presionar para que el Gobierno liberalice la economía interna y modere o disminuya la represión interna de los ciudadanos.
Elías Amor: Las nuevas restricciones de viajes a Cuba no son tan nuevas. Se anunciaron hace tiempo y han entrado en vigor en los plazos establecidos, de acuerdo con los planes de la Administración Trump. Lo más importante es que no tendrán efecto alguno sobre la diáspora que vive en EEUU.
Los cubanos podrán seguir viajando a ver a sus familiares, siempre que cumplan con los requisitos consulares y que puedan entrar en Cuba. La medida de la Administración Trump va dirigida a la fórmula conocida como "viajes educativos", que tenía poco que ver con la educación y la formación, y que se había banalizado por parte de determinadas asociaciones procastristas.
En mi opinión, la medida no perjudica los derechos humanos del pueblo cubano, que podrá seguir en contacto con los suyos en el extranjero, pese a las restricciones que impone el régimen comunista a la movilidad de disidentes y periodistas independientes. Es el régimen castrista, y no EEUU, el que impide una y otra vez la normalidad de las relaciones entre los dos países.
¿Cómo afectarán las medidas al régimen, a los cubanos en general?
Jorge A. Sanguinetty: Las medidas afectarán significativamente al régimen y a la población. A esta última directamente por la reducción de sus ingresos provenientes del turismo. También indirectamente porque el Gobierno importará menos de lo que se necesita para abastecerla.
Elías Amor: A los cubanos no les afectará en nada. Podrán seguir viajando a ver a su familia y enviando dinero dentro de los límites fijados, bastante amplios para el nivel de vida existente en Cuba.
Afectará a un porcentaje no muy elevado de viajeros que usan determinadas fórmulas como el "viaje educativo" y también a los que intenten llegar a la Isla en cruceros. El principal afectado será el conglomerado de empresas de la Seguridad del Estado, que tendrá menos clientes a partir de ahora.
Habrá que ver cómo evolucionan las estadísticas de turismo en los próximos meses. No conviene perder de vista que EEUU es uno de los principales mercados de turismo para Cuba, a pesar del embargo.
¿Qué debería hacer el régimen para paliar la situación?
Jorge A. Sanguinetty: El Gobierno cubano está en posición de jaque y tiene que considerar darle más autonomía a la empresa privada, sobre todo en el sector alimentario.
La solución está en aumentar la libertad de gestión de los cubanos fuera del Gobierno. El sistema vigente de monopolios estatales es incapaz de equilibrar la situación actual de la economía.
Elías Amor: Al régimen se le ha dicho en numerosas ocasiones lo que tiene que hacer. Lo saben, pero no toman decisión alguna. Se enrocan en unas posiciones ideológicas trasnochadas en las que nadie cree y en las que el pueblo ha perdido toda su fe.
Mientras, mantienen una presión asfixiante sobre Venezuela, impidiendo que este país evolucione hacia las libertades y la democracia. Las medidas están bien diseñadas, y pretenden conseguir para Cuba lo mismo que hay en la mayoría de los países del mundo: pluralismo político, respeto a todos los derechos humanos y democracia plena. No el sistema comunista-socialista que actualmente tratan de reivindicar, y que es de naturaleza autoritaria.
Los cambios tienen que llegar, los cubanos están hartos de lo mismo durante 60 años, sus líderes han perdido la confianza en el futuro y la economía se encamina lentamente al desastre.