"En Pinar del Río se incumple la producción de la mayoría de los recursos que demanda el programa de la vivienda, incluyendo los elementos de pared y de piso, la carpintería y los áridos". Esta información, aparecida en el diario Granma del pasado 8 de abril, ilustra cómo los incumplimientos en los planes de la economía cubana, por su reiteración, dejan de ser noticia.
Los planes
En 1953, de los seis puntos a que se hubiera encaminado el Gobierno revolucionario —dijo Fidel Castro en el juicio por el asalto al cuartel Moncada—, el segundo lugar lo ocuparía el problema de la vivienda, al que calificó de tragedia. En 1959, la llamada "batalla por la vivienda", diseñada desde una visión monopólica y voluntarista, se propuso resolver el déficit habitacional mediante una secuencia de planes.
En la década de 1960 a 1970, de un plan de 32.000 apartamentos anuales apenas se cumplió la tercera parte. Entre 1971 y 1980, de 38.000 no se llegó a la mitad. De 1981 a 1990, el plan de 100.000 no superó las 40.000 como promedio anual. En 1995 se sobrepasaron las 40.000, pero en los años sucesivos se volvió a descender. Como resultado, los incumplimientos en esas cuatro décadas excedieron el millón de casas.
En 2005, un nuevo plan —construir no menos de 100.000 viviendas nuevas por año— se incumplió en 2006, se rebajó a 52.000 en 2007, se edificaron casi 45.000 en 2008, unas 34.000 en 2009. Menos de 33.000 en 2012, y no se llegó a las 26.000 en 2013.
El novísimo plan de 2019
El ministro de la Construcción, René Mesa Villafaña, admitió que la Isla padece un déficit de 929.695 viviendas, y estimó su solución en diez años. Con ese fin, el Parlamento aprobó la nueva Política Nacional de la Vivienda.
Para garantizar los materiales de construcción se había fundado el Grupo de Producción Local, creado el Programa de Producción Local y Ventas de Materiales de la Construcción, que involucra a todos los municipios del país, y se elaboró un cronograma de fabricación de equipos y moldes que se supervisa semanalmente. Con esas condiciones se emprendió el "novísimo"plan para construir y reparar más de 100.000 viviendas anuales.
No obstante, una fiscalización realizada en 65 municipios de 13 provincias arrojó: insuficiencia en la producción local de materiales; irregularidades en la calidad; inestabilidad en los suministros; incumplimientos en los cronogramas de ejecución; baja ejecución del programa de rehabilitación de edificios, impermeabilización y remodelación de cuarterías; inexistencia de control sistemático a los subsidios otorgados; poca disponibilidad de ventanas y puertas, vigas de techo, áridos, acero y cubiertas pesadas que afectan la terminación de las obras de subsidio. Hasta octubre de 2018 se dejaron de ejecutar unos 379 millones de pesos otorgados por concepto de subsidios. A ello se añade que "casi el 60% de las casas terminadas están sin la certificación de habitable".
Al informarse del retraso en su primer trimestre, el mandatario Miguel Díaz-Canel alertó que "de mantenerse se acumularán atrasos que harían peligrar lo proyectado para el 2019". A pesar de ello, ratificó una vez más que "el eslabón esencial y actor más importante del modelo económico cubano está en la empresa estatal socialista, a la cual tenemos que darle un vuelco y potenciarla más".
Los ciclones
Dado que por Cuba transitan anualmente diversos fenómenos atmosféricos, entre ellos los temibles huracanes, los planes de la vivienda tienen que considerarlos. De 2001 a 2019, entre los ciclones Michel e Irma, Cuba fue azotada por 14 huracanes, la tormenta tropical Arlene y el tornado del pasado mes de enero. La cantidad de casas derrumbadas resultó mayor que el déficit existente antes de 1959, el cual, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, era de 700.000 viviendas.
Suponiendo que de ahora en lo adelante se construya a un ritmo sostenido de 50.000 por año —algo que no se logró en los 60 años anteriores—, la solución del déficit acumulado requiere más de 20 años. Si se añaden las necesidades que genera el crecimiento demográfico, los constantes derrumbes y el efecto de nuevos fenómenos atmosféricos, entonces se necesitaría más de medio siglo.
El pueblo
La incapacidad del Estado, demostrada en los incumplimientos, condujo a la idea de la "participación popular" en la construcción. En 1971 se crearon pequeñas unidades de trabajadores que asumían la función de constructores: las microbrigadas. La vivienda terminada se entregaba en usufructo a los seleccionados, pero el experimento no arrojó el resultado esperado. Con la Ley 48 de 1984, se descargó la responsabilidad principal en la familia, pero sin dotarla de las condiciones y libertades imprescindibles.
La opción del Estado omnipotente está agotada. La experiencia nacional y foránea así lo demuestra. Se impone redefinir el derecho de propiedad como institución necesaria para el desarrollo, e implementar las libertades para la participación del pueblo. Sin esas transformaciones, el novísimo plan correrá la misma suerte de los anteriores y Cuba seguirá se hundirá en una todavía mayor tragedia habitacional.