Assel Herrera Correa y Landy Rodríguez son especialistas en Medicina General Integral y en Cirugía, respectivamente. Ambos fueron ubicados en junio de 2018 en el condado de Mandera, al norte de Kenia, que comparte fronteras con Somalia, una zona de guerra.
Según han denunciado actores locales, se trata de un área en la que los médicos kenianos se niegan a realizar labores por los riegos que entraña el trabajo allí.
Este viernes los profesionales cubanos fueron presuntamente secuestrados por extremistas islámicos del grupo terrorista Al Shabab.
Según el perfil de Facebook de Herrera Correa, el galeno cubano, oriundo de Puerto Padre, Las Tunas, trabajó también en Botswana, Venezuela y Brasil, antes de ser enviado a Kenia, entre los más de 100 médicos que viajaron al país africano en junio del año pasado.
Un mes después, en julio, ambos ofrecieron declaraciones a la prensa oficial en las que describían la localidad que les fue asignada como un "lugar seguro".
Herrera Correa dijo a Radio Habana Cuba que los residentes de Mandera eran "amistosos" y él y su colega la doctora Rodríguez se estaban insertando sin muchas dificultades a su cultura.
Rodríguez, por su parte, contó que atendía diez casos quirúrgicos al día y que tenía el idioma como el principal desafío.
"Necesito un traductor la mayor parte del tiempo, pero hago mi mejor esfuerzo para aprender kiswahili", afirmó.
Esta es la primera vez que los médicos cubanos se ven involucrados en un secuestro. Un alto responsable policial local, que pidió conservar el anonimato, dijo a la AFP: "Por la manera en que actuaron y el hecho de que se hayan dirigido hacia la frontera somalí, tenemos motivos para pensar que los secuestradores son de Al Shabab".
Esta fuente consideró en cambio que los dos médicos y sus raptores aún estarían en territorio keniano.
En noviembre, una voluntaria de una ONG italiana fue secuestrada en un pueblo del sudeste de Kenia por un grupo armado que disparó contra los habitantes e hirió a cinco personas. Aún no ha sido encontrada.
En aquel momento, la policía advirtió contra las especulaciones que vinculaban este secuestro con los islamistas de Al Shabab, responsables estos últimos meses de varios ataques con artefactos explosivos caseros contra las patrullas de policía y del ejército en las regiones fronterizas del norte y del este de Kenia, cerca de Somalia.