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Opinión

Editorial: Díaz-Canel recula y dice que rectifica

Para artistas, 'cuentapropistas', transportistas y médicos cubanos la cuestión es vivir dignamente de sus trabajos. Para el régimen, explotarlos con tal de sobrevivir.

Madrid
Miguel Díaz-Canel (d) y Raúl Castro.
Miguel Díaz-Canel (d) y Raúl Castro. Getty

El pasado viernes, cuando deberían entrar en vigor el Decreto 349, relacionado con el trabajo cultural, y un paquete de medidas dirigidas al "trabajo por cuenta propia", Miguel Díaz-Canel tuiteó: "No hay por qué creer que las rectificaciones son retrocesos, ni confundirlas con debilidades cuando se escucha al pueblo. Revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado. Ninguno de nosotros puede tanto como todos nosotros juntos".

Ya había sido avisado oficialmente que el paquete de medidas perdía varias de las más criticadas por los "cuentapropistas". Ese mismo día el ministro de Cultura anunció en televisión que se trabajaba en la "redacción cuidadosa" de una norma complementaria al Decreto 349.

Ante tales cambios y aplazamientos, el Díaz-Canel tuitero se mostró interesado en dejar claro la magnanimidad y fortaleza del régimen. Pero, ¿cómo no hablar de debilidad o de retroceso cuando se llegó a utilizar la fuerza policial contra un grupo de artistas que pedía pacíficamente dialogar con las autoridades? Quienes en verdad no retrocedieron ni mostraron debilidad fueron esos artistas.

Ese mismo 7 de diciembre estaba convocada una huelga de transportistas privados que, cumplida o no, obligó a las autoridades a tomar medidas al respecto. Y tuvieron que ser de cierta consideración las presiones de los "cuentapropistas" para que las medidas a aplicarles llegaran a hacerse menos restrictivas .

Todos estos trabajadores, artistas y pequeños empresarios dieron muestra de su resistencia ante un Estado abusivo. No le dejaron más alternativa que la de retractarse, digan lo que digan las ridículas explicaciones de Díaz-Canel.

A ellos habría que sumarles los profesionales de la salud del programa Más Médicos que decidieron no volver de Brasil. Y, más aún, a quienes entre ellos han decidido demandar judicialmente a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cómplice del régimen cubano en la extorsión que sufrieran.

Queda claro que, cualquiera que sea su profesión u oficio, el cubano aspira a ganarse dignamente la vida con su trabajo y aspira a mejorar económicamente. En contra de tales aspiraciones tiene a un régimen (esa "Revolución" que cita Díaz-Canel) que, desde sus orígenes, necesita explotarlos del peor modo para seguir con vida, y que se nutre  de restringir y negar derechos.

A causa de ello, tendrán que ocurrir dentro de Cuba más episodios de resistencia y reclamaciones contra el Estado. Y fuera del país, en cortes internacionales, al régimen le espera un proceso judicial que revelará el esquema de latrocinio que, en complicidad con un organismo como la OPS, impuso e impone a los trabajadores de la salud en misiones internacionales.

Habrá que ver entonces de qué "rectificaciones" va a hablar Díaz-Canel.

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