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Política

La Cumbre Iberoamericana como enigma de la política exterior cubana

El jefe de Estado de Cuba no participa en una de estas citas desde la celebrada en 2000 en Panamá.

Madrid

Hasta donde se sabe, tampoco este año Cuba tendrá presencia política del máximo nivel en la XXVI Cumbre Iberoamericana. Como se ha ido haciendo habitual desde hace casi dos décadas, el Gobierno de la Isla decide otorgar perfil bajo a la cita.

Ello es paradójico tomando en cuenta que incluso dos de sus estrechos aliados de la región han confirmado su asistencia: el boliviano Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega. Pero hasta este miércoles, a menos de 24 horas de la inauguración de la reunión de jefes de Estado y de Gobierno, el representante cubano a la cita será el canciller Bruno Rodríguez.

Este martes sesionó la IV Reunión de Coordinadores Nacionales y Responsables de Cooperación, donde se ponen a punto los documentos a presentar a los cancilleres y, posteriormente, a los mandatarios. Además, se revisará y aprobará el II Plan de Acción Cuatrienal de la cooperación iberoamericana.

Por Cuba participan en esas reuniones el embajador Rodolfo Reyes Rodríguez y Mirta Granda, director general y jefa de Asuntos Políticos de la Dirección de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores, respectivamente, así como Mirna Martínez, funcionaria del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera de la Isla, reportó EFE.

Tampoco el mandatario venezolano Nicolás Maduro ha confirmado su participación, aunque sí lo hizo la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Maduro es ahora mismo el líder regional más aislado y repudiado, luego que siete gobiernos (incluyendo cinco de la región) presentaran una denuncia contra él ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad. 

Díaz-Canel no está precisamente sobrado de apoyo. Este miércoles acaba de finalizar una gira, la primera como gobernante de Cuba, que lo ha llevado a geografías bien distantes de América Latina, en busca de alianzas con Rusia, China, Corea del Norte, Vietnam y Laos, así como de negocios con Francia y Reino Unido.

Ello coincide con el apagamiento del vigor e influencia del Foro de San Pablo (FSP), que tras su fundación en 1990 como plataforma de confluencia de gran parte de la izquierda continental, ha languidecido hasta contar con menos de la mitad de las organizaciones con las que contó durante su apogeo.

Además, la Cumbre Iberoamericana que se celebrará los próximos 15 y 16 de noviembre en Antigua, Guatemala, se enmarca en un contexto económico de bajo crecimiento en Latinoamérica, con creciente preocupación por la crisis económica Argentina, el conflicto en Venezuela y las asunción de un Gobierno de ultraderecha en Brasil.

También, con la expectativa por el rumbo que asumirá en ese contexto México, tras la elección del izquierdista Luis Manuel López Obrador como nuevo mandatario. 

¿Le interesa o no a Cuba presentarse en la Cumbre?

El jefe de Estado de Cuba no participa en una de estas citas desde la celebrada el 2000, cuando durante la Cumbre de Panamá Fidel Castro denunció una trama para atentar contra su vida en la que estaba implicado el presunto terrorista Luis Posada Carriles (fallecido este año).

Castro, que junto con el rey Juan Carlos I de España había sido fiel a la cita desde su creación en 1991, no volvió a acudir.

Tampoco acudió Raúl Castro, que en 2006 sucedió a su hermano al frente de Cuba. A las cumbres iberoamericanas del 2001 al 2007 Cuba envió a su vicepresidente, Carlos Lage, excepto a la del 2005 en Salamanca, donde encabezó la delegación de la Isla el entonces canciller Felipe Pérez Roque.

En 2008, cuando la cita se celebró en San Salvador y reunió a 18 jefes de Estado, la delegación del país caribeño la lideró su embajador en Brasil, Pedro Núñez Mosquera, quien volvió a representar a Cuba en la de Panamá en 2013 como director de Asuntos Multilaterales de la Cancillería de la isla.

Al frente de la diplomacia cubana tomó el relevo Bruno Rodríguez, quien se estrenó como jefe de la delegación de su país en la Cumbre de Estoril (Portugal), en 2009 y ha sido la presencia cubana más constante desde ese año, pues ha representado a Cuba en los cónclaves de Mar del Plata (Argentina, 2009), Asunción (2011), Cádiz (España, 2012) y Cartagena de Indias (Colombia, 2016).

Miguel Díaz-Canel ya estuvo en la de Veracruz (México) en 2014, entonces aún como vicepresidente primero de Cuba. El nuevo gobernante cubano tiene la oportunidad de acercarse de nuevo a esta cita, que además ocurrirá una semana antes de que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, realice una esperada visita a La Habana.

La asistencia de Díaz-Canel, habida cuenta de que hace más de tres décadas que un jefe del Gobierno de España no visita Cuba, sería vista también como un gesto de cortesía diplomática hacia el país europeo, principal valedor de estas cumbres. 

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