El gobernante cubano, Miguel Díaz-Canel, se reunió este martes en la sede de Naciones Unidas en Nueva York con la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, con quien repasó la puesta en marcha del primer Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación (PDCA) entre la Isla y la Unión Europea (UE), informó EFE.
Díaz-Canel y Mogherini trataron sobre la relación bilateral y la implementación del citado acuerdo, que entró en vigor provisionalmente en noviembre de 2017, dijo una portavoz de la oficina de la alta funcionaria europea.
El acuerdo, rubricado en 2016, supone la normalización de las relaciones entre Cuba y el bloque europeo, marcadas en los veinte años previos por la llamada "posición común" que supeditaba los lazos bilaterales a los avances en derechos humanos y democracia en el país caribeño.
Hasta esa firma, la Isla era el único país latinoamericano que no contaba con un instrumento similar en su relación con la UE.
El documento ahora debe ser implementado en un proceso que tuvo su primer hito en mayo pasado en Bruselas con el primer consejo entre Cuba y la UE, al que asistieron el canciller cubano, Bruno Rodríguez, y la alta representante para la política exterior del bloque, quien calificó el encuentro de "paso histórico y positivo".
La alta funcionaria visitó La Habana en marzo del 2016 para sellar el acuerdo, y regresó a Cuba en enero pasado con él ya en vigor.
Esta reunión entre Díaz-Canel y Mogherini se suma a la intensa agenda que desarrolla el gobernante cubano en su primera visita a Estados Unidos con motivo de la 73ra. Asamblea General de la ONU, en la que intervendrá este miércoles.
Durante la jornada del martes, el sucesor de Rául Castro, que asumió el cargo en abril pasado, se vio también con los presidentes de España, Pedro Sánchez; Argentina, Mauricio Macri; Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; Panamá, Carlos Varela; y Angola, João Lourenço, entre otros.
La posición de la Unión Europea ante los derechos humanos en Cuba y la negociación del acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación desató duras críticas de exiliados y opositores cubanos, que reprocharon a Mogherini no haber tenido en cuenta sus criterios.
El Gobierno cubano considera rutinariamente como intromisión en sus asuntos internos cualquier crítica relacionada con su desempeño en derechos humanos.