El brote de cólera que afecta varias áreas de Zimbabue ha causado ya 30 muertos, después de que este fin de semana el virus alcanzara la ciudad de Bulawayo, la segunda más grande del país, mientras el número de contagios supera los 5.400.
Ante la situación destapada, el Gobierno de La Habana ha dispuesto que los médicos que tiene trabajando en el país africano, 35 en total según precisó la Embajada cubana en Harare, acudan al llamado del Gobierno zimbabuense para ayudar en lo que "considere necesario para detener la enfermedad".
El único medio oficial que hasta el momento ha informado sobre la decisión ha sido Prensa Latina, que se limita a citar los datos que ofrece la misión diplomática, sin ofrecer detalles de a qué condiciones se enfrentarían los especialistas.
En 2014, durante la epidemia de ébola que afectó a África Occidental, el Gobierno envió un contingente de 62 médicos y 102 enfermeros de la Isla. En aquel entonces, La Habana admitió que los "colaboradores" no serían repatriados si contraían o fallecían por la enfermedad.
En noviembre de ese año un integrante de la brigada que enfermó y murió en Guinea Conakry, no precisamente de ébola, sino de malaria, fue enterrado en ese país. En enero de 2015 otro especialista cubano falleció en Sierra Leona, también por una complicación cerebral por paludismo, aunque no se supo si su cadáver fue repatriado a Cuba o sepultado en África.
Está además el caso del doctor Félix Báez Sarría, que contrajo ébola durante su misión en Sierra Leona. Se curó de la enfermedad en Suiza y solo después pudo viajar a la Isla. Terminó retornando al país africano para reincorporarse a la lucha contra el ébola.
En la actualidad hay profesionales de la salud cubanos trabajando en 65 países. En la mayoría de los casos, La Habana cobra por los servicios y se queda con hasta un 75% de lo que pagan en salarios los países de destino. Según el Anuario Estadístico de Salud 2017, Zimbabue estaría entre los países que, en teoría, no pagan por la asistencia.
De acuerdo con medios locales, el actual brote de cólera en Zimbabue se detectó el pasado 6 de septiembre en los suburbios de Glen View y Budiriro, donde, según funcionarios del Concejo Municipal de Harare, la fuga en una tubería de alcantarilla habría contaminado el agua de los pozos comunitarios que abastecen a los vecinos.
La capital, al igual que otra ciudades, no dispone en muchas de sus áreas de un sistema de agua corriente potable, lo que obliga a los residentes a usar agua de pozos no protegidos. Las condiciones a las que se enfrentan pobladores y quienes los asisten, entre ellos los cubanos, son deplorables.
Según un despacho de EFE, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha enviado a Zimbabue expertos epidemiólogos y especialistas para organizar una campaña de vacunación, además de mandar kits con material de rehidratación y antibióticos para tratar a los pacientes.
Este brote de cólera es ya el más mortal desde el año 2008-2009, cuando la enfermedad mató a más de 4.000 personas e infectó a unas 100.000 en Zimbabue.
Esta es la cuarta vez en los últimos 15 años que esta nación del África austral sufre una epidemia de esta enfermedad tratable que causa vómitos y diarrea intensos, y que puede llegar a ser letal si no es atendida a tiempo.