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Béisbol: Serie Nacional

¿De dónde sacamos la motivación?

Arranca otra temporada de béisbol en Cuba, con el lastre de los problemas sin solucionar acumulados en los últimos años.

La Habana

Con el partido que ganaron el jueves por la noche 8-7 los Alazanes de Granma, campeones vigentes, a los Leñadores de las Tunas, ocupantes del segundo puesto en la temporada pasada, quedó inaugurada la Serie Nacional número 58 de la pelota cubana.

Según palabras de Yosvany Aragón, comisionado nacional del deporte, todas las condiciones están creadas, los recursos materiales están garantizados, los estadios están listos, y está campaña debe ser superior en calidad a la del año pasado.

Lo cierto, es que llega otra temporada donde las mayores motivaciones de los aficionados no están precisamente dentro de los diamantes de béisbol.

La ausencia de grandes jonroneros, de lanzadores con velocidades asombrosas y de jugadores espectaculares a la defensiva, ha dejado un vacío sobre la grama de los estadios que los aficionados han ido llenando con otros factores fuera de las líneas de foul que delimitan el campo de juego.

El regreso del Rey Anglada, flamante director de los Industriales, y del otrora estelar campo corto de los equipos nacionales, Eduardo Paret, ahora al frente de los Naranjas de Villa Clara, son notas capaces por si solas de atraer miradas y de mover espectadores a los coliseos provinciales.

La inauguración de la pizarra gigante en el parque Latinoamericano, último grito tecnológico donado al país por la compañía Samsung, es otra de las particularidades que han mantenido expectantes a fieles y curiosos durante los largos meses que ha durado su montaje y conexión y será, sin dudas, la máxima atracción de los partidos en casa de la tropa azul de la capital.

El regreso a las series nacionales de varios muchachos que abandonaron el país en busca de contratos profesionales que nunca llegaron, la entrada apresurada de varios novatos provenientes de la competencia para menores de 23 años, y la modificación a la estructura donde solo se arrastra a la segunda fase del campeonato los resultados entre los clasificados, son otros acicates que pueden motivar un tanto a los aficionados, hambrientos de calidad y nostálgicos de las rivalidades de antaño en todos los aspectos del juego.

A partir de este viernes, los otro 14 equipos, en representatividad de todas las provincias del país, se unieron al máximo evento deportivo de la Isla.

Los esperados debates por los malos resultados obtenidos en eventos internacionales, las rendiciones de cuentas de los directivos, los análisis profundos, y las soluciones a los problemas que afectan a nuestro deporte nacional, se quedaron guardados, una vez más, quién sabe en qué oscuras gavetas.

Los reclamados financiamientos empresariales, el sueño romántico de una liga profesional cubana, y la quimera de un equipo Cuba unificado, también permanecieron fuera de asambleas y congresillos técnicos previos.

Muchos en otras latitudes se preguntarán qué hacemos aún acudiendo como zombies a los estadios, cómo es posible que sigamos sufriendo por nuestros equipos favoritos, analizando estadísticas y anhelando victorias. No se explican de qué manera nos aferramos y, en medio de críticas, saltamos de nuestros asientos con el grito de "play ball".

El béisbol es parte de nosotros mismos. Por naturaleza y por historia, lo seguiremos padeciendo y disfrutando. Nos vemos en el estadio.

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