En las sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular realizadas este fin de semana se hicieron visibles ciertos asuntos que no se discuten en Cuba, porque forman parte del diálogo del poder y del lenguaje divisor y maniqueo con que este define "aliados" y "oponentes".
Es el caso de la propuesta del diputado Miguel Barnet, presidente de la oficialista Unión de Escritores y Artistas (UNEAC), de modificar el calificativo de "traición a la patria", que se endilga a quienes abandonan Cuba mientras cumplen misión en el extranjero, y también a artistas, deportistas u otros que deciden no volver a residir en el país por razones políticas o económicas.
Barnet opinó que en Cuba esta clase de calificativo es una costumbre. "Yo creo que ese concepto de traición a la patria al que estamos acostumbrados hay que modificarlo", dijo. "Hay que modificarlo porque hoy muchos de los que hemos calificado de traidores se han repatriado en Cuba y vienen y comparten con el resto de los cubanos", agregó.
Según su razonamiento, traidores a la patria son en todo caso quienes se pasan al ejército enemigo o están al servicio de una potencia extranjera, o quienes cometen un acto terrorista.
En cambio, Homero Acosta, secretario del Consejo de Estado, y miembro destacado de la comisión que preparó el anteproyecto de la nueva Constitución, entendió que se estaba "hablando jurídicamente y la traición a la patria como concepto lo tiene que ampliar una norma jurídica, no un discurso. (...) Es sencillo y por eso no quiero introducirme en esas cuestiones que lo que hacen es enrarecer el concepto a partir de los planteamientos que está haciendo Miguel Barnet".
"La traición es un delito y tiene que estar configurado en una norma penal. Y las sanciones que conlleve y las formas en que se ejecuta la traición a la patria no es un dicho, están establecidas en las normas jurídicas. Y no puede ser ambivalente. Si se incorporan otros elementos, lo que se hace es aumentar la duda, y generar más dudas en la población", consideró.
Este desencuentro deja pendiente la solución de un problema que ha contribuido a dividir la nación cubana durante décadas.
El calificativo de "traidor a la patria" se comenzó a aplicar desde inicios de la Revolución, en 1959, a los cubanos que abandonaban el territorio nacional por razones ideológicas, desavenencias políticas o el deseo de hacer su vida en otra geografía.
También, a quienes fuera de Cuba expresaban abiertamente una postura crítica contra el Gobierno. Una vez asentados en el exterior, las autoridades migratorias cubanas se tomaban el derecho de prohibirles la entrada a la Isla.
Un caso muy conocido es el de la cantante Celia Cruz, quien tras abandonar Cuba no pudo conseguir permiso para regresar a despedirse de su madre moribunda.
En las últimas décadas, médicos, artistas y deportistas que decidieron abandonar delegaciones o giras para asentarse en otro país, han sido condenados a purgar ocho años sin obtener permiso de entrada.
En octubre de 2017, cuando el canciller Bruno Rodríguez anunció la autorización para que los ciudadanos cubanos que habían abandonado la Isla ilegalmente retornaran a ella, exceptuando a quienes lo habían hecho a través de la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo, también se excluyó de la medida a quienes "abandonaron misiones médicas, diplomáticas o delegaciones deportivas o de otro tipo".
El vídeo íntegro de la intervención de Barnet y la respuesta de Acosta puede verse en: https://www.facebook.com/cubatrendings/videos/1343100535821343/