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Agricultura

¿Zafra de 2018 o de 1894?

Estas son las espeluznantes estadísticas de la producción azucarera cubana.

Los Ángeles

Imaginemos que los países en desarrollo que dependen económicamente de la exportación de materias primas registran hoy volúmenes de producción de sus principales rubros exportables más bajos que hace 124 años, a fines del siglo XIX.

¿Es un chiste? No, es el caso de Cuba, que camina hacia atrás como el cangrejo. Hace unos días concluyó la zafra 2017-2018 "sin cumplir los objetivos de producción", como dijo a los periodistas el titular de Azcuba, Orlando Celso García, quien muy afectado por el virus castrista del secretismo no informó lo más importante, la producción obtenida.

Pero por indiscreciones, involuntarias o no, se sabe que se produjeron unos 1.1 millones de toneladas (TM), para una caída de un 40% con respecto a los 1.8 millones de 2017. Ese es el mismo tonelaje aproximadamente que el obtenido en 1894 (1.06 millones de TM), un año antes de que Martí y Gómez desembarcaran en Playita de Cajobabo, y 116 años antes de que la bandera cubana ondeara en el castillo del Morro

Las Tunas, la provincia que más azúcar debía producir, de un plan de 198.310 TM produjo 100.000 TM. Y tiene al central Antonio Guiteras (antiguo Delicias), que en 1953 fue el que más azúcar produjo en el mundo: 20.395 TM, según el Ministerio de Hacienda de entonces. Otra provincia clave, Camagüey, de acuerdo con la agencia Reuters, apenas produjo 76.000 TM de 145.000 TM planificadas.

Orlando Celso fue, por su parte, muy pródigo en detalles sobre las inclemencias del tiempo. Este último factor natural pareciera un "agente de la CIA", pues solo afecta a Cuba y no a otras naciones productoras de azúcar aún no "liberadas" del imperialismo.

Ningún burócrata del régimen podría explicar cómo los demás países productores inundan el mercado de azúcar si están en el mimo planeta, donde para todos llueve, hay sequías, tifones, huracanes y tormentas. Ciertamente lluvias y sequías obstaculizan la producción azucarera, pero no es excusa para justificar el desastre total de toda una industria.

La Organización Internacional del Azúcar (OIA) pronostica que en 2018 se producirán globalmente 179 millones de toneladas, cifra que superará al consumo en unos dos millones de TM. En 1970, se produjeron 72.5 millones de TM. Es decir, en 48 años la cifra se ha multiplicado por 2.5. En resumen, pese a las inclemencias naturales, la producción mundial de azúcar no deja de crecer… menos en Cuba.

Asombrosa ineficiencia agrícola e industrial

Un funcionario en Camagüey, Lázaro Alvarez Padilla, le dijo a Reuters, "atrevidamente", que el descalabro azucarero de 2018 se debió a las malas reparaciones de la industria y equipos agrícolas, los errores operacionales, y a la "falta de caña, y otros problemas subjetivos".

Pero se quedó muy corto, no mencionó los rendimientos agrícolas e industriales, hoy entre los más bajos del mundo, cuando antes de 1959 estaban en la punta de vanguardia mundialmente. Tampoco se acordó de que Fidel Castro desmanteló el 64% de la industria azucarera y que el 60% de toda la tierra cañera cambió de cultivo y hoy sirve de pasto para el ganado, o está infectada de marabú. Solo quedaron en pie 54 centrales, con una penosa obsolescencia tecnológica.

En cuanto a eficiencia, en 1940 Cuba registró un 13.17% de rendimiento industrial. O sea, de cada 100 partes de peso verde de la caña se extrajeron más de 13 partes de azúcar, algo nunca antes logrado en el planeta. En los años 50 el rendimiento industrial promedio era de 12.7%, el mayor del orbe.

Cuando Castro estatizó la industria y las tierras cañeras, se acabó el liderazgo histórico cubano. Los rendimientos pasaron a ser un bochorno nacional. Desde 1967 la Isla registra los más bajos índices productivos del continente. Con cifras que oscilan entre 24 y 42 toneladas de caña por hectárea, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI). No llegan a la mitad del promedio mundial, de 65-76 toneladas de caña por hectárea.

Antes de 1959 Cuba era el líder latinoamericano, pero hoy es Perú, con hasta 128 TM de caña por hectárea, según FAOSTATS, la base de datos de la FAO. Le sigue Guatemala con 95 TM. República Dominicana obtiene 80 TM. 

Pero hay más. Naciones africanas pobres superan abrumadoramente a la ex azucarera planetaria. Datos de la FAO indican que en 2014 Senegal obtuvo 117 TM de caña por hectárea; Malawi, 107; Zambia, 104; Chad, 102; Burkina Faso, 101; y Etiopía, 99. ¿No hay sequías o lluvias intensas en esos países al sur de Sahara?

El colmo, país importador de azúcar

Con sus 1.1 millones de TM en 2018, la producción cubana representa solo el 0.6% de la producción azucarera global. Compárese eso con el 33% que significó la zafra de 1894 mundialmente, de acuerdo con la OIA. Datos del World Sugar Council indican que en 1960 la producción de azúcar de Cuba fue de 5.9 millones de TM y representó el 11.4% del total mundial, de 52.0 millones de TM. En 1970, con 8.5 millones de TM, Cuba aportó el 11.7% del tonelaje global.

O sea, en 1970, cuando la Unión Soviética financiaba completamente la zafra, en Cuba se produjeron casi 12 TM de cada 100 producidas en el mundo, y en 2018 se produjo menos de la centésima parte de una tonelada. En los años 50 la Isla exportaba la mitad de todo el azúcar que se comerciaba internacionalmente, con una producción de entre 5,3 y 7,1 millones de toneladas métricas en 161 fábricas y un rendimiento industrial promedio de casi un 13%.

Cuba fue durante más de 160 años el mayor productor y exportador de azúcar del mundo, pero a golpe de comunismo-castrismo hoy está en la cola. El actual líder azucarero mundial es Brasil, con 36 millones de TM en 2016, según el Departamento de Agricultura de EEUU. Le siguen la India, con 29.1 millones de TM, la Unión Europea (15.5) Tailandia (11.4), EEUU (7.7), México (6.4), Australia (5.8), Pakistán (5.4) y Rusia (4.5 millones de TM).

El dato más revelador es que de principal exportador mundial de azúcar, Cuba la tiene ahora que importar.

Agrava la crisis económica

La caída estrepitosa de la zafra en 2018 ocurre en momentos en que la escasez de efectivo del régimen es la más aguda desde la desaparición de URSS. En esta ocasión el mecenas (chavista) aún no ha muerto, pero está en terapia intensiva. Caracas ha reducido al mínimo el regalo de dólares y petróleo a La Habana.

Al desplome de los subsidios venezolanos se suma el descenso en la llegada de turistas de más de un 7% en el primer trimestre y cuya tendencia se ha mantenido. Y las exportaciones de bienes en 2017, por $2.301 millones, fueron las más bajas desde los $2.217 millones de 2009.

Aunque el régimen lograse que China acepte recibir menos de las 400.000 TM que Cuba le debe entregar, tendrá que importar azúcar. El consumo nacional es de unas 700,000 TM. Solo la libreta de racionamiento requiere de más de 255.000 TM. Súmese el suministro para la venta liberada, hospitales, escuelas, hoteles, etc.

De manera que pese a tener menos dinero que nunca, el régimen tendrá que gastar divisas en comprar azúcar y deberá reducir las ya muy constreñidas importaciones en general, en una nación que lo importa casi todo porque no produce casi nada. A menos azúcar producida habrá menos importación de alimentos, medicinas, materias primas y de artículos de consumo, incluyendo los que se venden las "shopping".

En fin, producir en 2018 lo mismo que en 1894 tiene consecuencias. Y en el banquillo de los acusados no puede ser sentado el factor climático, sino los dogmas económicos de Marx, Lenin, Stalin, el Che Guevara y Fidel Castro.

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