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Agricultura

Una nueva política fiscal amenaza con frenar aún más la producción agrícola cubana

Los campesinos más exitosos serán los más afectados. Algunos ya sacan cuenta de que es mejor devolver las tierras.

Holguín

A partir de este año los campesinos cubanos tendrán un nuevo tratamiento fiscal: se les gravará con el impuesto a sus ingresos personales, igual que a la mayoría de los "cuentapropistas".

"En los primeros 90 días de cada año deben realizar la Declaración Jurada de sus ingresos del año precedente en la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT). Para los campesinos comenzará en 2019. Sobre esa base imponible se le cobrará el gravamen según sus ingresos, en escala progresiva, desde un cinco hasta un 50%", informó un funcionario de la ONAT en Mayarí, Holguín, que prefirió no hacer pública su identidad.

"Aún no tenemos el modelo oficial que establecerá las cuantías de los ingresos para cada porcentaje progresivo, pero sabemos que llegará hasta el 50% para los que más ganen. En efecto, todos los campesinos deben hacer la Declaración Jurada, lo cual incrementará también nuestro trabajo. En estos días se realizarán seminarios de capacitación tanto para nosotros como para las formas productivas de la agricultura. Es algo nuevo que genera muchas interrogantes y temores", resaltó.

"Hasta el año pasado, los campesinos gozaron de excepciones tributarias como incentivo a la producción", dijo el económico de una cooperativa del municipio, quien ya participó en una capacitación.

"No tenían que efectuar Declaración Jurada, ni se grababan sus ingresos personales, solo el ingreso bruto que comúnmente se le graba a los cuentapropistas mensualmente en el 10%, pero con una bonificación del 50%, es decir el 5%", explicó este trabajador.

"Además, los campesinos ven grabadas sus ventas brutas con un 2% para la cuenta sociocultural y otro 1 o 2% por pago de gestiones burocráticas en las cooperativas, a las que obligatoriamente deben estar asociados. Además del 1% del impuesto al desarrollo municipal. Pero todo ello estará incluido como un adelanto, excepto el 2% sociocultural", concluyó.

El nuevo impuesto por ingresos personales netos, aunque contempla los pagos realizados, ha sido mal recibido por los campesinos más exitosos, que serán los más afectados. El Gobierno ha dejado claro en reiteradas ocasiones que no piensa permitir la acumulación de riqueza.

Se escuchan rumores de usufructuarios que por temor al nuevo gravamen valoran entregar las tierras y dedicarse a otras actividades menos duras que la agricultura. También muchos campesinos emprendedores se están absteniendo de vincularse a grandes planes de producción de tabaco o ganado.

"Si aplican ese impuesto, este año me cogen, pero el próximo no siembro tabaco, cultivo otra cosa. Yo no voy a trabajar para el Estado, que lo siembren ellos. El tabaco es muy riesgoso y lleva muchas inversiones. Si un año fracasas pierdes todo y a nadie le importa, pero después viene un año bueno para recuperar y emparejas. Pero si te aplican esos impuestos ya el negocio es solo del Estado, no sirve para nosotros", opinó Arturo Pupo, el mejor productor de tabaco de exportación del Oriente del país, en la reunión de la cooperativa Desembarco del Granma en la que se informaba de la nueva política fiscal.

"Puede ser verdad eso que ellos dicen, que en el mundo entero se pagan impuestos elevados y en algunos países más que aquí, pero nosotros no vemos en qué gastan ese dinero que nos quitan", dijo otro campesino al salir de la reunión.

"Las calles están llenas de baches, los hospitales dan asco, no hay ni guaguas para el transporte, solo coches con caballos y todo es un desastre. Por eso el dinero que uno gana con tanto sacrificio y riesgo, si lo entrega, lo pierde. Este país no va a mejorar nunca, uno mismo tiene que mejorar para uno mismo, si no, te jodes", añadió.

Los planes económicos de Raúl Castro, incluidos en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido Comunista, contemplaban un gran impulso al sector agrícola para el autoabastecimiento de alimentos básicos, sustituyendo importaciones e incrementando exportaciones. Pero, tras más de dos lustros, no han tenido el resultado esperado.

Ahora es posible que la nueva política fiscal que se está implantando bajo el Gobierno de Miguel Díaz-Canel tenga un impacto negativo, contribuyendo a un mayor estancamiento en la producción agrícola.

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