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Sociedad

¿Está echada toda la suerte en Miguel Díaz-Canel Bermúdez?

El próximo presidente "ocupará las responsabilidades de un director ejecutivo al frente de una empresa familiar" dirigida por Raúl Castro, dice un entrevistado.

La Habana

Cuando apenas restan días para que el general Raúl Castro cumpla la promesa de ceder su cargo como jefe de los Consejos de Estado y de Ministros, para la sociedad civil en la Isla todavía resulta impreciso quién podría ocupar la oficina en palacio, más allá de las especulaciones y del debate suscitado entre la prensa independiente.

Aunque politólogos y analistas se han decantado por la presunción de que el actual primer vicepresidente del país sea designado para suceder al general el próximo 19 de abril, es un hecho confirmado que entre la población cubana Miguel Díaz-Canel Bermúdez es casi "un perfecto desconocido", como reconoció Aníbal Moya, de 65 años y ex funcionario del Poder Popular.

"Lamentablemente el Partido estaría cometiendo un error si obvia reconocer que Díaz-Canel no es siquiera conocido por el pueblo en sus desempeños anteriores a la vicepresidencia del Consejo de Estado. Ni siquiera cuando fue designado como miembro del Buró Político y posteriormente como ministro", apunta Moya, quien dice tener total certeza de que el ingeniero en electrónica Díaz-Canel será el próximo mandatario.

Madelyn Reygada Silva, especialista en Construcción Civil y de 43 años de edad, aseguró no tener conocimiento alguno sobre las cualidades políticas ni las aspiraciones del primer vicepresidente, si finalmente resulta electo durante la próxima legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

"No puedo esperar nada de una persona que no conozco. Tampoco conozco a ninguna otra persona como opción alternativa. Ellos [el Partido] no permiten que salga a la palestra nadie más. Aquí no es como en otros países donde existen diferentes Partidos políticos, y como ciudadanos tener libertad de elegir a quienes representen nuestros intereses", señala Reygada Silva.

Con ella coincide Esteban Toledo Alemán, de 59 años, operario de una fábrica metalúrgica, mientras pasea a su nieto por un parque del barrio de Santo Suárez. Dice que no le interesa la política ni hablar de ella, pero reconoce que "suceden cosas que llegado el momento te obligan a sacar lo que tienes adentro".

"A ese hombre [Díaz-Canel] no lo conozco, cómo podría saber si sería el indicado para sustituir a Raúl [Castro]. Por otro lado, quiénes podrían tener esas posibilidades: Machado Ventura, Ramiro Valdés, Colomé Ibarra. Esas no serían opciones, sería más de lo mismo", opina Toledo Alemán.  

Reformas no, censuras

Dueña de un hostal privado en Centro Habana, Marlen escuchó por vez primera el nombre de Miguel Díaz-Canel cuando a mediados del año pasado se filtraron fragmentos de una conferencia del primer vicepresidente dirigida a cuadros del PCC.

"De ahí supe quién era Díaz-Canel, y cuando me dijeron que podría ser el próximo presidente de Cuba me aterroricé", relata Cepero, de 30 años de edad y graduada en Comercio, en alusión al conjunto de censuras que Díaz-Canel pronosticó en aquella conferencia contra de los negocios privados que exhibían diseños apologéticos a la época de Batista. 

"Fue innecesario haberse expresado de esa manera ante un hecho que simplemente responde a una temática de diseño, de negocio, de idiosincrasia, nunca de política. O acaso el hecho de que los emprendedores contribuyamos a restaurar La Habana implica un regreso al pasado", inquiere. 

Para la escritora Lucía Corrales, de 40 años, la conferencia de Miguel Díaz-Canel fue lo más cercano a una campaña electoral del PCC, y tuvo como justificación advertir al pueblo sobre el presunto avance de una plataforma de restauración capitalista y neoliberal en la Isla, y donde el primer vicepresidente manifestó pronunciamientos contra el Paquete, las redes WIFI ilegales y otra avalancha de proyectos con contenido subversivo que no precisó en aquel entonces.

"Como se ha dicho, aquel fue un discurso proclive al inmovilismo, a la captura del Estado y enunciativo de que la represión contra las libertades ciudadanas seguirá en la agenda del Gobierno cubano. Anterior a esa conferencia, Díaz-Canel era desconocido en las calles de La Habana", recuerda Corrales.

Con aspiraciones a una carrera universitaria y a ser miembro de la Unión de Jóvenes Comunistas [UJC], Isabella Machado considera que Díaz-Canel es una figura que rejuvenece al Consejo de Estado, "un cuadro con alto sentido del trabajo colectivo, una sólida firmeza ideológica y una vocación de servicio al pueblo".

"Es muy probable que Miguel Díaz-Canel sea electo a presidir el Consejo de Estado", afirma la joven estudiante de duodécimo grado y miembro de la Federación de Estudiante de la Enseñanza Media, aunque más adelante revela, al igual que sus tres compañeras de clase, no saber que el primer vicepresidente había sido, durante el período 2009-2012, ministro de Educación Superior. 

Sin alternativas en el horizonte

Mientras pregonaba cualidades y precios de una amplia variedad de flores, Carlos Soto asevera estar al tanto de quién es Díaz-Canel.

"Todos los días leo y me informo con la prensa independiente, doy buen uso a los pesos que me gasto en la wifi", aseguró, a sus veinticinco años, quien no culminó sus estudios de Historia en la universidad "por razones económicas".

"Te aseguro que muy pocos cubanos saben quién es o qué lo destaca por encima de los otros miembros del Consejo de Estado. Si finalmente es electo para presidente igual no habrá sido elegido por el pueblo cubano", sentencia Soto, advirtiendo además que Díaz-Canel, si acaso, "ocupará las responsabilidades de un director ejecutivo al frente de una empresa familiar porque Raúl Castro seguirá siendo el Primer Secretario" del Buró Político del PCC.

En su artículo quinto, la Constitución de Cuba refleja que el PCC, "es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista".

"Por eso no entiendo a qué viene tanto revuelo en cuestionarse quién es Díaz Canel y si será o no la próxima marioneta del Partido", ataja Mario González, de 44 años y cocinero del Instituto Cubano de Radio y Televisión [ICRT], mientras estiba un cargamento de latas de conserva. 

"Sinceramente ni sé de dónde salió Díaz-Canel o qué hizo antes de que Raúl [Castro] lo promoviera a vicepresidente en el 2013, lo que demostró que las decisiones las toma y las seguirá tomando el Partido".

"A mi entender esto no es un país sino una dinastía llamada Castro", añade González.

Yamilka Lourdes Casares, de 25 años de edad, es manicure y tiene su negocio en las cercanías del casco histórico de la Habana Vieja. Sin apenas levantar la mirada de las manos de una clienta objeta que Díaz-Canel sea "el señor indicado para sustituir a Raúl [Castro], como ninguno de los otros señores de 'allá arriba' tampoco".

"Aquí no hay elecciones libres, donde la gente pueda elegir, directamente, al presidente del país y no a un señor que nadie sabe quién es ni de dónde vino", apunta Casares con sonrisa de fastidio. 

"Lo que veo bien es que no habrá más un Castro dirigiendo el país, pero está mal que nadie conozca a quien venga detrás", concluye.

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