Hay que ver cómo pasa el tiempo. Si hay algo que caracteriza al régimen castrista en sus 59 años de existencia, es el tiempo. Son expertos en jugar con el tiempo. Los acontecimientos se proyectan sine die hacia un futuro que siempre se espera que sea mejor. Mientras tanto, el mundo cambia y se mueve a gran velocidad, pero en Cuba los comunistas erre que erre.
Me ha sorprendido un artículo publicado en Granma en el que se hace balance oficial de los primeros cinco años de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel. Sí. Ya han pasado cinco años, aunque parece que fue ayer, y el diario oficial del régimen y partido único realiza un balance de lo que ha ocurrido en este lustro.
Lógicamente, no vamos a estar de acuerdo con Granma aunque podemos coincidir en algunos puntos. La realidad es que otras experiencias de Zonas Especiales de Desarrollo implementadas el siglo pasado en el sudeste asiático, en menos de cinco años ofrecían resultados mucho más alentadores que Mariel, que sigue siendo, como dice Granma, "una plataforma promisoria para el establecimiento de inversiones, que avanza, quizás aún de modo discreto, en su objetivo de convertirse en referente regional en la captación de capital extranjero".
¿Promisoria? ¿Avance discreto? Bueno eso es una forma de llamar a las cosas de otro modo. En Mariel, lo que se puede afirmar es fracaso rotundo, estancamiento y despilfarro de recursos en un país que tiene problemas estructurales para dar de comer a la población.
El balance deja claro que el mundo inversor internacional ha dado la espalda al gran proyecto del régimen castrista. Solo 34 empresas de unos 16 países han apostado por establecerse en este emplazamiento que, sin embargo, posee indudables fortalezas y oportunidades, que por mor del sistema económico existente en la Isla, no consiguen atraer al capital internacional productivo.
De ese modo, y como reconoce Granma, las inversiones realizadas en Mariel no han logrado "sus propósitos de sustituir importaciones, incrementar las ventas en el mercado internacional y crear nuevas fuentes de empleo, todo ello en articulación con la economía interna". Tal vez porque aquellos que programaron Mariel no tuvieron en cuenta precisamente eso. La articulación de la Zona Especial de Desarrollo con su entorno más inmediato.
Siempre queda la justificación histórica de culpar al "bloqueo norteamericano contra la Isla" del fracaso de Mariel. La verdad es que en los últimos cinco años las relaciones entre los dos países no se puede decir que hayan atravesado un período tan difícil como el que se avecina, por lo tanto, este argumento, una vez más, hay que saldarlo como relleno de tinta escrita, y poco más.
Un buen indicador de cómo va Mariel es que de los 34 proyectos aprobados por el régimen comunista para operar en la zona, solo diez están en funcionamiento, "relacionados con los sectores de la industria, biotecnología y farmacéutica, logística, construcción, transporte, agroindustria y la rama inmobiliaria". Una dispersión que apunta al famoso refrán de "quien mucho abarca, poco aprieta". Además, la cifra de inversión captada, unos 1.191,4 millones de dólares está igualmente muy alejada de las previsiones iniciales, y el nivel de empleo, 4.888 puestos directos no deja de ser una gota en el océano.
¿Por qué Mariel ha funcionado de forma tan deficiente? Unido al factor de la escasa relación de la Zona con su hinterland y las características estructurales de la economía cubana, es obvio que el proceso administrativo intervencionista y priorizador establecido por el régimen, ha sido un obstáculo para el inversor que trata de lograr posiciones de rentabilidad al colocar su dinero en este tipo de zonas.
Las quejas de los empresarios de los largos y tediosos procesos burocráticos, que nunca acaban en un resultado concreto, y la escasa orientación al cliente de la gestión pública comunista de Cuba, se encargan del resto. Igualmente, la falta de infraestructuras es otro aspecto a tener en cuenta. Por mucho que el régimen haya realizado inversiones en la zona, los empresarios que van a operar en Mariel necesitan para sus empresas, como dice Granma "viales primarios y secundarios, línea de ferrocarril con todas las prestaciones, incluida la doble vía, para agilizar el proceso de transportación de las mercancías. A ello se unen los servicios de electricidad, agua, alcantarillado, drenaje, gas embotellado, telecomunicaciones, internet de banda ancha". Servicios que no están disponibles en las condiciones de cantidad y calidad necesarias. No lo están para el resto de Cuba, ¿cómo lo van a estar para Mariel?
Y como todo lo que ocurre en Cuba, los planificadores de Mariel han errado su programación. En el artículo de Granma se puede constatar este fallo, cuando afirman que "coinciden los directivos, en que se sigue trabajando en paralelo en el desarrollo de infraestructuras básicas y auxiliares, en la captación y aprobación de negocios, así como en los procesos inversionistas para su establecimiento y su producción". No lo he entendido bien, o quizás este sea el verdadero problema. Al parecer, los planificadores de Mariel empezaron a captar negocios e inversiones antes de atender las inversiones en infraestructuras. Un empresario extranjero interesado en la Zona llegaba y veía el desierto de arena y regresaba a su país, sin más.
Como en tantas cosas, la economía de planificación central e intervención, vuelve a errar en los procedimientos. No es la única vez. Ni será la última.
Uno de los problemas fundamentales de la economía castrista es el peso absorbente del Estado. Tanto como propietario de todos los medios de producción, como interventor y director en toda actividad de forma directa o indirecta, anulando la actividad privada o sometiéndola a todo tipo de autorizaciones y limitaciones. Sin libertad económica y un marco jurídico respetable para el ejercicio de los derechos de propiedad, no puede funcionar una economía. Esta es una cuestión fundamental para Cuba en su futuro inmediato. De nada sirve planificar lo que es libre por naturaleza, y se mueve con criterios que no están bajo el control de los burócratas planificadores.
Y lo veremos en los próximos cinco años si las cosas no cambian. Una lástima porque la Zona de Mariel tiene buenas perspectivas en la región. Pero hay que darle otro enfoque, y cuanto antes.
Este artículo apareció en el blog Cubaeconomía. Se publica con autorización del autor.