La carta publicada en su sitio en Facebook por Olga Salanueva, la esposa de René González, sacudió el proceso electoral cubano.
René González fue uno de los cinco espías responsabilizados en EEUU con el derribo el 24 de febrero de 1996, por parte de la fuerza aérea cubana, de dos avionetas de la organización del exilio Hermanos al Rescate, y el asesinato de sus cuatro pilotos. Los espías fueron condenados a prisión y solo regresaron a Cuba, en el caso de René González y Fernando González Llort, cuando se cumplieron sus condenas. Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Ramón Labañino, lo hicieron producto de las negociaciones que encausaron las relaciones diplomáticas entre el gobierno de EEUU y el cubano, anunciadas en diciembre de 2014.
Por década y media el Gobierno cubano instrumentó una gran campaña por la libertad de quienes llamó "los Cinco Héroes", cuya imagen más emblemática consistió en una estrella que tenía sobrepuestos los rostros de los espías presos en cada una de sus cinco puntas. Mario Manuel de la Peña, Armando Alejandre Jr., Carlos Alberto Costa y Pablo Morales, nombres de los pilotos de la organización Hermanos al Rescate asesinados en 1996, permanecieron desconocidos en la Isla precisamente para reforzar el aprecio ignorante de cinco de sus verdugos.
Motivó la carta de Olga Salanueva la impugnación a la Comisión de Candidatura Nacional (CCN) por excluir, de entre los candidatos a diputados, a tres de los cinco espías, entre ellos a su esposo. Según cuenta, René González había sido propuesto por el sindicato de Cultura y, al aparecer la lista final de candidatos seleccionada por la CCN, su nombre había sido omitido. La lista final es un conjunto de funcionarios y adláteres del castrismo al que se le anexan varios delegados de barrio hasta totalizar el número que debe conformar el Parlamento. Frente a esa lista, lo que se le pide al ciudadano no es la elección de entre varios aspirantes, sino su aprobación de los candidatos propuestos, algo que se considera efectivo de totalizar el candidato el 50% más uno de los votos válidos emitidos. Se trata, pues, de una refrendación y no de una elección.
De haber sido seleccionado René González, y finalmente ser refrendado por la ciudadanía, se encontraría por tanto que habría sido nominado por un sindicato, filtrado por un grupito de funcionarios y finalmente refrendado, nunca elegido. La queja de Olga Salanueva, sin embargo, no impugna este sistema que enajena la participación del ciudadano, como bien señala una declaración de la Campaña Ciudadana #Otro18 a propósito de su misiva; sino que encuentra ilegítimo que su esposo y los otros dos espías no seleccionados hubieran sido omitidos. Demanda legitimidad a un sistema ilegítimo desde sus fundamentos, no para el bien de los cubanos, sino para el del estrecho círculo de sus amigos.
Frente al descenso de la estimación institucional hacia los "Cinco Héroes", denunciado por Olga Salanueva, la lista final de candidatos revela el capital adquirido en los últimos años por un nuevo grupo de cinco miembros. Los "Cinco de Panamá", podría llamársele a esta muestra disímil que lideró la histeria colectiva promovida por el Estado cubano durante la pasada cumbre de la Organización de Estados Americanos (OEA) de 2015 en Panamá. Eran miembros de asociaciones autopromovidas como sociedad civil para impedir la participación de organizaciones no afines al castrismo, de la Isla y el exilio, en el encuentro de las sociedades civiles del continente que habitualmente antecede a la cumbre de los jefes de Estado.
Una de las miembros de este conjunto de preferidos es Susely Morfa, la "millonaria de Panamá". Mereció el seudónimo luego de asegurar, al periodista de la televisión de Miami Mario Vallejo, que había llegado a aquel país con sus ahorros de psicóloga. Omitió, claro está, que era la segunda secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
La acción le granjeó la confianza que no mereció René González. Al llegar a Cuba, fue promovida a primera secretaria de la UJC, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC) y le cupo el horror de nominar a Raúl Castro en el pasado VII Congreso del PCC, para su reelección como secretario general de la organización. Susely Morfa aparece ahora como candidata a la reelección como diputada, toda vez que fue embutida en el órgano legislativo en diciembre de 2016.
Otro asaltante al cielo es el periodista Yoerky Sánchez Cuéllar. A su regreso de Panamá comenzó una carrera que lo promovió a miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba durante el pasado VII Congreso y recientemente lo llevó a la dirección del diario Juventud Rebelde.
Amén de algunos poemas que podrían equipararle a lo sumo al Indio Naborí, la obra periodística de Yoerky Sánchez es escasa e insignificante. No olvidó, sin embargo, dedicar unos versos a René González cuando hacerlo elevaba el rating, o sea, cuando permanecía en EEUU. Escribió entonces: "René dejó la cadena/ de la cárcel. Sin embargo/ no puede en un tiempo largo/ volver a Cuba. ¿Quién frena/ su libertad? ¿Quién condena/ al patriota de esta forma?/ Es el sistema que ahorma/ la justicia a sus antojos/ y con vendas en los ojos/ hace del mal una norma" ("El lujo de ser cubano").
La tercera punta de esta nueva estrella la compone Elier Ramírez Cañedo, investigador del Consejo de Estado que ha hecho carrera especializándose en las relaciones Cuba-EEUU, pero que decidió dar un empujoncito a su relevancia gritando a voz en cuello, durante el evento de Panamá, aquella rumbita pegajosa que reza: "Machete, que son poquitos".
No feliz por lo conseguido, se enzarzó en una polémica contra intelectuales que se resisten a cumplir el canon editorial de Granma y Cubadebate. Precisamente los medios que divulgaron su artículo "La tercera vía o el centrismo político en Cuba", en el que, merced a ese combustible para la producción teórica que es el arribismo, convertía la historia de Cuba en una trenza compuesta por los malos, los no tan malos que igual son malos —donde confinaba a lo que llamaba "tercera vía"—, y los buenos donde, no hay que decirlo, estaba él. Y ahora lo vemos como candidato al Parlamento, pero no perdamos la pista de este joven, pues sus aspiraciones son altas y debemos esperar otras perlitas salidas de su puño y treta.
La cuarta punta de esta estrella la ocupa Yusuam Palacios, nominado por la provincia de Holguín, más precisamente por Sagua de Tánamo. A Yusuam Palacios le gusta hablar, de ahí que descollara en los días de Panamá. Su retórica recuerda aquella en la que brilló Hassan Pérez Casabona una década atrás, con prisa y sin pausas, pero apabullante de citas de Martí, Fidel, Marx y hasta Salvador Allende, por ese orden. José Martí antecede a Fidel porque el joven es director de la Fragua Martiana y presidente del Movimiento Juvenil Martiano.
La quinta punta de esta estrella la ocupa Enrique Alemán Gutiérrez, médico y presidente de la Federación de Espiritistas de La Habana, que saltaba a la vista en cuanto mitin de repudio se organizó en Panamá. Según su biografía de diputado, en la que debemos de creer a falta de otras fuentes, sus premios se extienden desde el Diploma de Oro en 1992 cuando obtuvo su título de médico, hasta una prenominación al Grammy en categoría Multimedia [sic], pasando por los premios Gitana Tropical y Giraldilla de Cuba.
Frente a esta avalancha de méritos castristas es comprensible —no lo fue para Olga Salanueva por estar implicada emocionalmente— que la CCN privilegiara a los candidatos descritos. Obediente a los designios del castrismo, lo único que refleja es una realidad que todos conocen: si la celebridad de los espías se debió a su prisión, una vez libres dejaron de ser útiles. Incluso se convirtieron en una presencia incómoda pues la campaña por su liberación los hizo célebres en un sistema, el castrista, para el que la relevancia ajena es un estorbo. Incomodidad que puede tornarse peligrosa, ahí están la poco creíble muerte accidental de Camilo Cienfuegos y el asesinato de Arnaldo Ochoa para corroborarlo.
Desconozco los detalles de la política de promoción de adláteres del castrismo, en los tiempos que corren, no obstante, cotizan mejor los gritones que los espías.